viernes, 7 de septiembre de 2012

Aprender del pasado

Seguramente la mayoría de vosotros hayáis visto El Rey León. Pero por si acaso, he seleccionado una escena que no le desvele la película a nadie.


Me gustan estas películas en las que, sin aparentes pretensiones, de repente recibes impactantes mensajes llenos de sabiduría.

Todos en mayor o menor medida nos hemos echado a la espalda una mochila llena de piedras del pasado. En aquella situación peligrosa en la que nos sentimos amenazados, recogimos la pesada piedra del miedo. Cuando aquella persona de confianza se portó tan mal con nosotros, recogimos la dura piedra del rencor. Cuando quien tanto queríamos nos abandonó o rechazó, recogimos la dolorosa piedra de la inseguridad.

Y estas y otras muchas piedras nos acompañan en el momento presente. Y, ¿sabéis qué? Sirven para frenarnos. Para impedirnos avanzar con ligereza. Y cuando encontramos un tronco caído que se interpone en el camino, tenemos que rodearlo en vez de saltarlo con facilidad.

“No importa. Está en el pasado” -dice Rafiki.

¡Qué razón tiene! El pasado no debería importarnos, pero cuando duele, nos importa, ¿verdad?

“Oh, sí, el pasado puede doler” -continúa Rafiki- “Pero tal como yo lo veo puedes o huir de él o aprender”.

¿Os habéis fijado que cuando la vida nos pone una prueba y huimos sin superarla, más tarde nos tenemos que enfrentar a la misma prueba o a una muy similar?
No hay escapatoria. Las cosas nos ocurren para aprender de ellas. Es un requisito paraevolucionar.

“Convertíos en un poder que trabaje de acuerdo con la evolución” – Jiddu Krishnamurti

Cuando adquirimos la enseñanza que debemos aprender, esa prueba deja de perseguirnos. Y cada uno escogemos maneras diferentes de enfrentarnos al pasado ysuperarlo. ¿Cuál es la tuya? Déjame tu comentario.

Autor:  Mauro Martí­nez