(…)se interrumpió al ver al gato de Cheshire instalado en la copa de un árbol.
El gato sonrió apenas vio a Alicia lo que la hizo suponer que el animalito tenía buen carácter a pesar de que mostraba unas garras muy largas y una gran cantidad de dientes. Esto último indicaba que se le debía tratar con respeto.
-Mínino, mínino... -llamó Alicia tímidamente, sin estar muy segura de si al gato le gustaría que le llamasen así—. ¿Podría decirme, por favor, por qué camino debo seguir?
-Eso depende, en gran parte, del sitio a donde quieras ir –repuso el gato.
-No me importa mucho donde sea...-declaró Alicia.
-Entonces no tiene importancia el camino que sigas... -contestó el gato.
-...siempre que llegue a alguna parte -agregó la muchacha, como para completar la explicación.
-¡Ah!, dijo el gato: -ten la seguridad de que llegarás, sobre todo si caminas bastante, añadiendo:
¡...Nadie camina la vida sin haber pisado en falso muchas veces!"
Lewis Carroll