Por lo general, las personas no toman conciencia alguna de los personajes a los cuales representan. Algunos papeles son sutiles; otros son francamente manifiestos, salvo para la persona que los representa. Algunos papeles sólo tienen por objeto atraer la atención de los demás.El ego se alimenta de la atención de los demás, la cual es, después de todo, una forma de energía psíquica. El ego ignora que la fuente de toda energía está en el interior, de manera que la busca externamente. El ego generalmente representa algún tipo de papel a fin de satisfacer sus “necesidades”, trátese de una ganancia material, una sensación de poder o de superioridad, una sensación de ser especial, o algún tipo de gratificación, ya sea física o psicológica.
La persona tímida que teme despertar la atención de los demás no carece de ego. Tiene un ego ambivalente que teme y a la vez desea la atención de los demás. La timidez suele ir de la mano con un concepto negativo de uno mismo, la idea de ser inadecuado. Toda noción conceptual del ser (verme a mi mismo de tal o cual manera) es ego, trátese de un concepto predominantemente positivo (soy el mejor) o negativo (no sirvo para nada).
Detrás de todo concepto positivo de uno mismo está el temor de no ser lo suficientemente bueno. Detrás de todo concepto negativo de uno mismo se oculta el deseo de ser el mejor de todos, o mejor que los demás. Detrás de la sensación de superioridad del ego seguro de sí mismo y de la necesidad de conservar esa superioridad, está el temor inconsciente a la inferioridad. Y al revés, el ego tímido que se siente inferior, tiene un fuerte deseo oculto de ser superior.
Muchas personas fluctúan entre la sensación de inferioridad y de superioridad, dependiendo de las situaciones o de las personas con quienes entran en contacto.
Lo único que usted necesita saber y observar en usted mismo es lo siguiente: cada vez que se sienta superior o inferior a alguien, es problema de su ego.
Eckhart Tolle
Bienvenidos amigos: Iniciamos una aventura para re-inventarnos a través del conocimiento, con recomendaciones que nos permitan tener una mejor calidad de vida.
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domingo, 19 de mayo de 2013
lunes, 6 de mayo de 2013
Sin defensas para el amor
Defender equivale a rechazar.
El polo opuesto de rechazar es amar.
Se ha definido el amor desde multitud de ángulos
y en los planos más diversos,
pero cada forma de amor
puede reducirse al acto de dar acogida.
En el amor, el ser humano abre barreras
y deja entrar algo que estaba fuera de ellas.
A estas barreras solemos llamar Yo (ego)
y todo aquello que queda fuera de la propia identificación
es para nosotros Tú (el otro).
En el amor, esta barrera se abre para admitir a un Tú que,
con la unión, se convertirá en Yo.
Allí donde ponemos una barrera rechazamos
y donde quitamos la barrera amamos.
Desde Freud utilizamos la expresión de «mecanismo de defensa»
para designar los resortes de la conciencia
que impiden la penetración de elementos amenazadores
procedentes del subconsciente.
Aquí conviene insistir en la ecuación microcosmos = macrocosmos,
ya que todo repudio o rechazo
de una manifestación procedente del entorno
es siempre expresión externa
de un rechazo psíquico interno.
Todo rechazo consolida nuestro ego,
ya que acentúa la separación.
Por ello al ser humano
la negación
le resulta considerablemente más grata
que la afirmación.
Cada «no»,
cada resistencia,
nos permite sentir nuestra frontera,
nuestro Yo,
mientras que, en cada «comunión»
esta frontera se difumina:
no nos sentimos a nosotros mismos.
Es difícil expresar con palabras
lo que son los mecanismos de defensa,
ya que sólo se puede describir aquello que se reconoce,
por lo menos, en otras personas.
Los mecanismos de defensa son la suma
de todo lo que nos impide ser perfectos y completos.
En teoría es fácil definir en qué consiste
el camino de la iluminación:
...en todo lo bueno.
Comulga con todo lo que es
y serás uno con todo lo que es.
¡Éste es el camino del amor!
LA ENFERMEDAD COMO CAMINO
THORWALD DETHLEFSEN y RÜDIGER DAHLKE
Título original: Krankheit als Weg
viernes, 3 de mayo de 2013
Los 7 egos
En la hora más silente de la noche, mientras estaba yo acostado y dormitando, mis siete egos sentáronse en rueda a conversar en susurros, en estos términos:
Al terminar de hablar el Séptimo Ego, los otros seis lo miraron con lástima, pero no dijeron nada más; y al hacerse la noche más profunda, uno tras otro se fueron a dormir, llenos de una nueva y feliz resignación.
Sólo el Séptimo Ego permaneció despierto, mirando y atisbando a la Nada, que está detrás de todas las cosas.
Khalil Gibran
Primer Ego: -He vivido aquí, en este loco, todos estos años, y no he hecho otra cosa que renovar sus penas de día y reavivar su tristeza de noche. No puedo soportar más mi destino, y me rebelo.
Segundo Ego: -Hermano, es mejor tu destino que el mío, pues me ha tocado ser el ego alegre de este loco. Río cuando está alegre y canto sus horas de dicha, y con pies alados danzo sus más alegres pensamientos. Soy yo quien se rebela contra tan fatigante existencia.
Tercer Ego: – ¿Y de mi qué decís, el ego aguijoneado por el amor, la tea llameante de salvaje pasión y fantásticos deseos? Es el ego enfermo de amor el que debe rebelarse contra este loco.
Cuarto Ego: -El más miserable de todos vosotros soy yo, pues sólo me tocó en suerte el odio y las ansias destructivas. Yo, el ego tormentoso, el que nació en las negras cuevas del infierno, soy el que tiene más derecho a protestar por servir a este loco.
Quinto Ego: -No; yo soy, el ego pensante, el ego de la imaginación, el que sufre hambre y sed, el condenado a vagar sin descanso en busca de lo desconocido y de lo increado… soy yo, y no vosotros, quien tiene más derecho a rebelarse.
Sexto Ego: -Y yo, el ego que trabaja, el agobiado trabajador que con pacientes manos y ansiosa mirada va modelando los días en imágenes y va dando a los elementos sin forma contornos nuevos y eternos… Soy yo, el solitario, el que más motivos tiene para rebelarse contra este inquieto loco.
Séptimo Ego: – ¡Qué extraño que todos os rebeléis contra este hombre por tener a cada uno de vosotros una misión prescrita de antemano! ¡Ah! ¡Cómo quisiera ser uno de vosotros, un ego con un propósito y un destino marcado! Pero no; no tengo un propósito fijo: soy el ego que no hace nada; el que se sienta en el mudo y vacío espacio que no es espacio y en el tiempo que no es tiempo, mientras vosotros os afanáis recreándoos en la vida. Decidme, vecinos, ¿quién debe rebelarse: vosotros o yo?
Segundo Ego: -Hermano, es mejor tu destino que el mío, pues me ha tocado ser el ego alegre de este loco. Río cuando está alegre y canto sus horas de dicha, y con pies alados danzo sus más alegres pensamientos. Soy yo quien se rebela contra tan fatigante existencia.
Tercer Ego: – ¿Y de mi qué decís, el ego aguijoneado por el amor, la tea llameante de salvaje pasión y fantásticos deseos? Es el ego enfermo de amor el que debe rebelarse contra este loco.
Cuarto Ego: -El más miserable de todos vosotros soy yo, pues sólo me tocó en suerte el odio y las ansias destructivas. Yo, el ego tormentoso, el que nació en las negras cuevas del infierno, soy el que tiene más derecho a protestar por servir a este loco.
Quinto Ego: -No; yo soy, el ego pensante, el ego de la imaginación, el que sufre hambre y sed, el condenado a vagar sin descanso en busca de lo desconocido y de lo increado… soy yo, y no vosotros, quien tiene más derecho a rebelarse.
Sexto Ego: -Y yo, el ego que trabaja, el agobiado trabajador que con pacientes manos y ansiosa mirada va modelando los días en imágenes y va dando a los elementos sin forma contornos nuevos y eternos… Soy yo, el solitario, el que más motivos tiene para rebelarse contra este inquieto loco.
Séptimo Ego: – ¡Qué extraño que todos os rebeléis contra este hombre por tener a cada uno de vosotros una misión prescrita de antemano! ¡Ah! ¡Cómo quisiera ser uno de vosotros, un ego con un propósito y un destino marcado! Pero no; no tengo un propósito fijo: soy el ego que no hace nada; el que se sienta en el mudo y vacío espacio que no es espacio y en el tiempo que no es tiempo, mientras vosotros os afanáis recreándoos en la vida. Decidme, vecinos, ¿quién debe rebelarse: vosotros o yo?
Al terminar de hablar el Séptimo Ego, los otros seis lo miraron con lástima, pero no dijeron nada más; y al hacerse la noche más profunda, uno tras otro se fueron a dormir, llenos de una nueva y feliz resignación.
Sólo el Séptimo Ego permaneció despierto, mirando y atisbando a la Nada, que está detrás de todas las cosas.
Khalil Gibran
viernes, 23 de noviembre de 2012
Sin ego no puedes ser derrotado.
El ego siempre está intentando que todo el mundo se acomode a él. Ese es el problema. El hombre que no tiene ego se acomoda al mundo. De hecho, decir que él se acomoda no es correcto; él simplemente se encuentra acomodado.
El ego intenta que todo se acomode a él; eso es muy infantil, es lo que hacen los niños. El niño quiere que todo se haga instantáneamente; todo lo que él desea debe hacerse inmediatamente. Si desea la Luna, hay que dársela inmediatamente, ahora mismo. Ni siquiera puede esperar. El niño quiere que todo y todos se acomoden a él. El niño es un dictador; cuando nace un niño en una familia, cambia todo el ambiente. Convierte a todo el mundo en sirvientes, su dictadura no tiene límites; el ego nace en esa infancia. El ego es el fenómeno más inmaduro: es infantil, inmaduro, no sabe lo que está haciendo.
¿Quién eres tú? ¿Por qué tiene que acomodarse a ti el todo? Tú eres como una ola en el océano y estás intentando hacer que el océano se acomode a ti. Es estúpido.
Patéticamente estúpido. El todo no necesita acomodarse a ti. No puede ser; es imposible. Puedes seguir creyéndolo, pero serás un fracasado. El ego siempre es un fracasado, porque pide lo imposible. Napoleones, Hitleres, Alejandros; pregúntales. Al final, son grandes fracasados. Personas ricas; pregúntales, al final. Han acumulado mucho, pero en el fondo sienten el fracaso. Puedes acumular poder de muchas maneras, pero tú serás un fracasado. El ego nunca puede ser un triunfador.
Hagas lo que hagas, al final todo el mundo muere. Esto es absolutamente cierto respecto al ego: no puedes vencer. Hagas lo que hagas, aunque seas virtuoso o bueno, si esta virtud y bondad está basada en el ego, no puedes vencer, llevas contigo la semilla de la derrota. Puedes ayudar a la gente, convertirte en un gran sirviente de la sociedad, pero si la base es el ego, no puedes vencer. Puedes hacer millones de cosas buenas, pero si hay ego, hay veneno. Estará envenenado todo lo que hagas. Ya seas pobre, rico; religioso, irreligioso: creyente, ateo; moral, inmoral; criminal, santo; no importa. Con ego no puedes vencer, porque el ego es la semilla del fracaso. Pero sin ego no puedes ser derrotado. Tu victoria es absoluta. Esta es la enseñanza más secreta del Zen.
Osho
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