- Cuando estás insatisfecha o estancada y no sabes si merece la pena esforzarte más o dejar el trabajo.
- Cuando tienes en mente poner tu propio negocio pero tienes miedo de dejar la estabilidad económica que te da tu trabajo.
Sobre la primera parte he hablado en varios artículos que enlazo a continuación. En primer lugar tienes que tener muy claro si estás donde quieres estar, ya sabes que es importante pararte a planificar tu trayectoria profesional para no dejarte llevar por la corriente y darte cuenta, un día, de que estás muy lejos de tu destino inicial. Y lo peor, de que no quieres estar ahí. Por otro lado, si te sientes insatisfecha o estancada, antes de tomar medidas drásticas que impliquen boicotear tu carrera, averigua si puedes hacer algo al respecto (en los enlaces encontrarás más información sobre cómo hacerlo).
Respecto a la segunda parte, en mi experiencia la etapa en la estás considerando poner tu propio negocio es de las más estresantes que conozco. Aparecen todas las inseguridades, dudas y bloqueos habidas y por haber. Miedo al fracaso, a estar a la altura, a conseguir clientes, a no tener dinero, etc. Lo primero que recomiendo es que analices el papel del dinero en tus decisiones profesionales, es importante saberlo.
Además, hay que tener en cuenta que cada caso es único, cada persona es un mundo y lo que me sirve a mi a lo mejor a ti no, como en todo. Así que tampoco te tomes lo que digo al pie de la letra, ¿de acuerdo? Aparte de eso, ¿cuándo es el mejor momento para dejar tu trabajo si quieres establecerte por tu cuenta? Depende.
Hay como mínimo cuatro situaciones diferentes:
- Si tienes ahorros o un respaldo económico que te permita vivir sin estrés hasta que tu negocio prospere y estás segura al 100% de que quieres ser emprendedora y vas a hacer que tu negocio funcione sí o sí –> En este caso cuando quieras. Yo suelo recomendar la opción número 2 pero si quieres dedicarle todo el tiempo y te lo puedes permitir, para qué dar más rodeos. (Nota: hacer que tu negocio funcione sí o sí no significa aferrarte a algo y hundirte con el barco si no funciona, sino hacer todos los cambios y ajustes necesarios para que funcione.)
- Si tienes algunos ahorros, estás bastante segura de que quieres intentarlo pero te pone nerviosa perder la estabilidad económica que te da tu trabajo –> Esta situación es de las más frecuentes y yo recomiendo seguir con tu trabajo hasta que tu negocio esté en marcha y tengas que elegir entre uno de los dos. Para entonces tendrás más ahorrado, estarás más segura de ti misma y te costará menos. Y con suerte y trabajo duro puede que ya te esté dando beneficios.
- Si no tienes un respaldo económico pero tampoco tienes deudas y te permites algunas comodidades –> En este caso puedes aplicarte la recomendación anterior y sumarle recortar lujos para crearte un colchoncito. Recuerda, a veces es necesario un sacrificio a corto plazo para recoger la recompensa a largo plazo. Y aviso el “corto plazo” puede no ser tan corto.
- Si no tienes ahorros y estás endeudada o viviendo al límite. Dejar tu trabajo en este momento no es una opción recomendable, mejor céntrate en salir de ese endeudamiento y cuando el estrés financiero disminuya vuelve a pensar en tu negocio (o considera salir del endeudamiento como el primer paso para empezar tu negocio si te resulta más motivador así.) Mas que nada porque un negocio conlleva unos gastos, es necesario invertir y no es una salida fácil a tu situación. Si alguien te ha dicho que para ganar dinero rápido lo mejor es poner un negocio, no te ha aconsejado bien. Aquí tienes algunas cosas que debes saber antes de empezar tu propio negocio.
Eso es todo, determina cual es tu situación y ponte en marcha. Sí, ya sé lo que tienes mente, ¿de donde sacas tiempo para eso? Sinceramente, es tu negocio, tú decides si de verdad quieres independizarte o no. Así de claro. Si quieres poner un negocio y no puedes dejar tu trabajo por ahora, o pospones la idea o sacas tiempo de donde sea (horas de televisión, fines de semana, etc) hasta que sea viable. No es fácil, es sacrificado, pero en este caso es lo más sensato. Dejar tu trabajo sin un respaldo económico de al menos un año es una locura. Pero es tu elección.
Autora: Aida Baida Gil