miércoles, 28 de noviembre de 2012

El paraíso


El paraíso no está en otro lugar. El paraíso no es algo geográfico. No está por encima de las nubes, en el cielo; está dentro de ti. No está en ningún otro momento, después de la muerte. Está en tu interior ahora mismo, estás hecho de él, de modo que no hace falta buscar e indagar en ningún otro lugar.

Lo único que necesitas es relajarte y estar en ti mismo, sumergirte profundamente en tu propio ser, tan profundamente que todo el mundo desaparezca como si no existiera en ese momento, de modo que lo único que exista sea tu conciencia. Toda la existencia se convierte en no-existencial, sencillamente tu vida es todo. Y su pureza, porque no está contaminada por nada... No hay nada reflejado en tu espejo. Tu conciencia es pura, sin ninguna onda, sin ninguna ola. En ese momento llegas a conocer lo que es el paraíso.

No lo hemos perdido en ninguna parte, no nos han expulsado del paraíso. Existe ya en nuestro interior, siempre ha existido allí, pero nunca buscamos dentro de nosotros mismos. No hacemos más que buscar en el exterior, de ahí que nos perdamos nuestros propios tesoros, nuestro propio reino de Dios.

Osho

Tú eres el silencio


El silencio se entiende normalmente como algo negativo, algo vacío, una ausencia de sonido, de ruidos. Este malentendido subsiste porque muy poca gente ha experimentado alguna vez el silencio. Lo que han experimentado como silencio es la ausencia de ruido.

Pero el silencio es un fenómeno totalmente distinto. Es completamente positivo. Es existencial, no está vacío. Es el fluir de una música que nunca antes has oído, con una fragancia que no te es familiar, con una luz que solamente puede ser vista con los ojos interiores.


No es algo ficticio; es una realidad, y una realidad presente en cada uno, solo que nunca miramos hacia dentro.

Tu mundo interior tiene su propio sabor, su propia fragancia, su propia luz. Y es completamente silencioso, inmensamente silencioso, eternamente silencioso. Nunca ha habido ningún ruido y nunca lo habrá. Ninguna palabra puede llegar hasta allí, pero tú sí puedes llegar.

El propio centro de tu ser es el centro de un ciclón. Lo que ocurra a su alrededor no le afecta. Es el silencio eterno: los días vienen y van, los años vienen y van, las épocas llegan y pasan. Las vidas vienen y van, pero el eterno silencio de tu ser permanece siempre igual: la misma música sin sonido, la misma fragancia divina, la misma trascendencia de todo lo mortal, de todo lo momentáneo.

No es tu silencio. Tú eres el silencio.

No es algo que poseas; tú estás poseído por él, y esa es su grandeza. Ni siquiera estás ahí, porque incluso tu presencia sería un estorbo.

El silencio es tan profundo que no hay nadie ahí, ni siquiera tú. Y este silencio te trae verdad, amor y millares de bendiciones más.

Osho