jueves, 27 de diciembre de 2012

Osho habla de amor

El corazón del hombre es un instrumento musical, contiene una música grandiosa. Dormida, pero esta allí, esperando el momento apropiado para ser interpretada, expresada, cantada, danzada. Y es a través del amor que el momento llega.

Un hombre sin amor nunca conocerá que música ha estado llevando dentro de su corazón. Es solo a través del amor que la música comienza a tomar vida, se despierta y deja de ser un potencial para convertirse en realidad.

Que es amor? Es una profunda necesidad de ser uno con el todo, una profunda necesidad de disolver en una unidad el tú y el yo. El amor es así porque estamos separados de nuestra propia fuente. De esa separación surge el deseo de volver al Todo y de unificarse con El.

Tu ego se ha convertido en una barrera entre tú y tu tierra: el Todo. El hombre se asfixia, no puede respirar, ha perdido sus raíces. Ya no es alimentado. El amor es un deseo de nutrición; el amor es enraizarse en la existencia.

El amor en sí mismo es valioso: no tiene ningún propósito, no tiene ningún fin.
Tiene una inmensa significación; una gran alegría; un éxtasis en sí mismo, pero estos no son fines. El amor no es un negocio donde importan los propósitos, las metas. Siempre hay una cierta locura en el amor... El amor no tiene razón alguna. Simplemente puedes decir: No sé. Todo lo que sé es que amar es experimentar el espacio más hermoso dentro de uno mismo. Pero eso no es un propósito. Ese espacio no es mental. Ese espacio no puede ser convertido en una comodidad. Este espacio es como un capullo de rosa con una gota de rocío sobre sí brillando como una perla. Y con la primera brisa de la mañana y al sol, el capullo está bailando.

El amor es la danza de tu vida.
Amor es el encuentro, el encuentro orgásmico de la vida y la muerte... Para alcanzarlo, hay cuatro pasos que deben recordarse.
El primero: estar aquí y ahora, porque el amor solo es posible en el aquí-ahora. No puedes amar en el pasado.
El segundo paso hacia el amor es: aprende a transformar tus venenos en miel...
El tercer paso hacia el amor es compartir tus cosas positivas, compartir tu vida, compartir todo lo que tengas. Todo lo bello que tengas, no lo escondas.
Y la cuarta: sé la nada. Una vez que comienzas a pensar que eres alguien, te estancas. Entonces el amor no fluye. El amor sólo fluye de alguien que no es nadie. El amor mora sólo en la nada.
Cuando estás vacío, hay amor. Cuando estás lleno de ego, el amor desaparece. El amor y el ego no pueden converger.
Es muy fácil amar a la gente en lo abstracto, el verdadero problema surge en lo concreto. Y recuérdalo, si no amas a los seres humanos concretos, reales seres humanos, todo tu amor por los árboles y los pájaros es falso, pura habladuría.
El amor es una flor muy frágil. Tiene que ser protegido, tiene que ser reforzado, tiene que ser regado; sólo entonces se fortalece.
Ama como algo natural, tal y como respiras. Y cuando ames a alguien, no empieces a exigir; si no desde el principio mismo estarás cerrando las puertas. No tengas ninguna expectativa. Si algo aparece en tu camino, siente gratitud. Si nada viene, no es necesario que venga, no lo necesitas, no puedes mantener esa expectativa.
El amor no es un negocio, así que deja de tratarlo como tal. Si no malograrás tu vida, el amor y todo lo que hay de hermoso en ello, porque todo lo que es bello no es en absoluto negociable. Pero la existencia no sabe acerca de negocios. Los árboles florecen, no es un negocio; las estrellas brillan, no es un negocio y no tienes que pagar por ello y nadie te exige nada. Un pájaro viene y se posa en tu puerta, te canta una canción y no te pide un certificado o algo así. Ha cantado su canción y luego, muy contento se va volando, sin dejar huellas. Así es como el amor crece. Da y no esperes a ver cuanto puedes conseguir.
No pidas y no exijas. Ama a la gente común. No hay nada de malo en la gente común. La gente común es extraordinaria. Cada ser humano es tan único! Ten respeto por ese ser único. Tercero: da y da sin ninguna condición, y sabrás qué es el amor. No lo puedo definir. Puedo enseñarte la forma en que crece. Te puedo enseñar como plantar un rosal, como regarlo, como fertilizarlo, como protegerlo. Luego un día, inesperadamente, aparece la rosa, y tu casa se llena de fragancia. Así es como ocurre el amor.
En el momento en que el amor se vuelve una relación de pareja, se convierte en esclavitud, porque hay expectativas, hay exigencias, hay frustraciones y un esfuerzo de ambos lados para dominar. Se convierte en una lucha por el poder...
.... el amor como un estado del ser es una palabra totalmente diferente. Significa que tú simplemente amas; no estas estableciendo una relación de pareja. Tu amor es como la fragancia de una flor. No crea una relación; no te pide que seas de una forma determinada, que te comportes de cierta manera, que actúes de cierta forma. No exige nada. Simplemente comparte. Y en este compartir, tampoco existe el deseo de recibir una recompensa. El mismo compartir es la recompensa.
Cuando el amor se convierte para ti en una fragancia, tiene una tremenda belleza y posee algo que está muy por encima de la mal llamada humanidad. Tiene algo de divino.
Quiero que sepas que el amor llega de improviso. No como una consecuencia de algún esfuerzo de tu parte, sino como un regalo de la naturaleza. En ese momento no lo hubieras aceptado si hubieses estado preocupado porque algún día, de pronto, pudiera terminar.
Las flores siempre seguirán naciendo, pero no te aferres a una flor, de lo contrario, pronto te encontrarás aferrado a una flor muerta. Y esa es la realidad: la gente se aferra a un amor muerto, que alguna vez estuvo vivo.
Si tienes algo que te proporciona alegría, paz, éxtasis, compártelo. Y recuerda que cuando compartes hay un motivo. No te estoy diciendo que por compartir llegarás al cielo. No te estoy dando meta alguna. Te estoy diciendo, que con solo compartir estarás tremendamente satisfecho. En el compartir mismo está la satisfacción, no hay ninguna meta; no está orientado hacia ningún fin. Es un fin en sí mismo.
Cuando no tienes amor, le pides al otro que te lo de. Eres un mendigo. Y el otro te está pidiendo que se lo des a él o a ella. Ahora bien, dos mendigos extendiendo sus manos uno al otro y ambos con la esperanza de que el otro lo tenga... Naturalmente ambos se sienten derrotados y ambos se sienten engañados.
Esta es la paradoja: aquellos que se enamoran no tienen amor, por eso se enamoran. Y porque no tienen amor, no pueden darlo. Y algo más: una persona inmadura solo se enamora de otra persona inmadura, porque solo ellas pueden comprender el lenguaje de la otra. Una persona madura ama a una persona madura. Una persona inmadura ama a una persona inmadura.
El problema básico del amor es madurar primero, entonces encontrarás una pareja madura; entonces la gente inmadura no te atraerá para nada. Es sencillamente así.
Cuando dos personas maduras están enamoradas, ocurre una de las más grandes paradojas de la vida, uno de los fenómenos más bellos: están juntos y sin embargo tremendamente solos; están tan unidos que casi son uno. Pero su unión no destruye su individualidad, de hecho, la realza: se vuelven más individuos. Dos personas maduras enamoradas se ayudan mutuamente a ser más libres.
Yo te amo. No puedo evitarlo. No es cuestión de que pueda amarte o no, simplemente te amo. Si no estuvieses aquí, este auditorio estaría lleno de mi amor, no habría ninguna diferencia. Estos árboles todavía recibirían mi amor, estos pájaros lo seguirían recibiendo. E incluso si todos los árboles y los pájaros desaparecieran, eso no haría ninguna diferencia: el amor seguiría fluyendo. El amor es, así que el amor fluye.
Así como la luz rodea a la llama, el amor te rodea. Tú eres amoroso, eres amor.
Entonces tiene eternidad. No está dirigido a nadie. Cualquiera que se acerque beberá de él. Cualquiera que se acerque a ti estará encantado con él, enriquecido por él. Un árbol, una roca, una persona, un animal, no importa. Incluso si estás sentado, solo... Buda, solo, sentado bajo su árbol está irradiando amor.
El amor está constantemente lloviendo a su alrededor. Eso es eterno y ese es el verdadero anhelo del corazón.

No existen mapas


Mucha gente vive su vida como profesores de lengua. Esa es la clase de vida más falsa. La realidad no necesita de lenguaje alguno; está a tu alcance a un nivel no verbal. La luna está ahí, no necesita ni de cubo, ni de agua, no necesita de medio alguno. Solamente has de mirar hacia ella. Es una comunicación no verbal. La totalidad de la vida está disponible; solamente has de aprender a comunicarte con ella de un modo no verbal.

De eso es de lo que trata la meditación. Del estar en un espacio donde el lenguaje no interfiera, donde los conceptos aprendidos no se interpongan entre tú y lo real.

Cuando ames a una mujer, no te preocupes por lo que los demás han dicho sobre el amor, porque esto se convertirá en una interferencia. Amas a una mujer, el amor está ahí, olvídate de todo lo que has aprendido sobre el amor. Olvídate de todos los Kinseys, de los Masters y los Johnsons, olvídate de los Freuds y de los Jungs. Por favor, no te conviertas en un profesor de lengua. Simplemente ama a la mujer y deja que el amor exista y deja que el amor te muestre sus más recónditos secretos, sus misterios. Entonces serás capaz de saber lo que es el amor.

Millones de personas hablan del amor, conocen toda la poesía que existe sobre el amor, pero nunca han amado. O incluso aunque piensen que estuvieron alguna vez enamorados, nunca se enamoraron. Eso también fue algo «cerebral», no fue del corazón. La gente vive y sigue perdiéndose la vida. Se necesita valor. Se necesita valor para ser realista, se necesita coraje para ir con la vida dondequiera que te lleve porque los caminos no están cartografiados, porque no existen mapas. Uno ha de penetrar en lo desconocido.

Osho

Dar y Recibir - DEEPAK CHOPRA


El universo opera por medio de un intercambio dinámico, dar y recibir son
aspectos diferentes del flujo de la energía en el universo, y si estamos
dispuestos a dar aquello que tanto buscamos, mantendremos la abundancia del
universo circulando en nuestra vida".(Deepak Chopra)

El flujo de la vida no es otra cosa que la interacción armoniosa de todos los
elementos y las fuerzas que estructuran el campo de la existencia. Esta
armoniosa interacción de los elementos y las fuerzas de la vida opera a través
de la ley del dar y del recibir. Nuestro cuerpo, nuestra mente y el universo
mantienen un constante y dinámico intercambio, frenar la circulación de la
energía es como frenar el flujo sanguíneo. Cuando la sangre deja de circular,
comienza a coagularse y a estancarse.

El dar engendra el recibir y el recibir engendra el dar. "Dar y Recibir" son dos
aspectos del fluir de la energía del Universo. Esto es tan simple como la idea
que debo dar lo que quiero recibir, si deseamos alegría, démosles alegría a
otros; si deseamos amor, aprendamos a dar amor; si deseamos atención y aprecio,
aprendamos a prestar atención y a apreciar a los demás; si deseamos riqueza,
ayudemos a otros a conseguir esa riqueza, si deseamos placer, demos placer, en
realidad, la manera más fácil de obtener lo que deseamos es ayudar a los demás a
conseguir lo que ellos desean. Si impedimos la circulación de la vida, y si
nuestra intención es acaparar y aferrarnos a todo, si emitimos pensamientos
negativos, estamos impidiendo que la energía vuelva a circular en nuestra vida y
nos enfermamos. Para que todo fluya siempre hacia nosotras, debemos mantenerla
en circulación. Todo en el Universo fluye, va y viene. Dar y recibir es el flujo
constante de la afluencia, que significa
"fluir en abundancia".

Al dar y al recibir, lo más importante es la intención. La intención debe ser
siempre crear felicidad para quien da y para quien recibe, la felicidad sostiene
y sustenta la vida y, por tanto, genera abundancia. La retribución es
directamente proporcional a lo que se da, cuando el acto es incondicional y sale
del corazón. Por eso el acto de dar debe ser alegre, la actitud mental debe ser
tal que se sienta alegría en el acto mismo de dar. De esa manera, la energía que
hay en el acto de dar aumenta muchas veces más.

Cada uno tiene un tesoro que debe estar dispuesto a compartir con el otro, cada
uno tiene características propias que debe poner al servicio del otro. La mujer
es más intuitiva, generosa, delicada, tierna, con más tacto. El hombre es más
pragmático, racional, firme. Mutuamente debemos compenetrarnos y
complementarnos. Si sólo damos, nos vaciamos; si sólo recibimos, somos egoístas.

El amor es dar y recibir, para mantenerse y crecer.

Si uno da sin recibir, termina dependiendo del otro.
Si uno recibe sin dar, termina dominado por el otro.
El intercambio de darse y recibir crea una relación de iguales: precisamente por
haber dado, recibe en compensación y por haber recibido, siente deseos de seguir
dando. El amor visto así no radica en la posesión del otro sino en la donación
de uno mismo.

Los seres humanos somos complicados por naturaleza, pues somos muy proclives a
invertir la esencia de las cosas, y en ello, radica la causa de nuestra
infelicidad. Sin embargo, no todo esta perdido, pues afortunadamente la
infelicidad causada por una confusión de nuestra conducta en "el dar y recibir",
puede curarse, todo es cuestión de una verdadera toma de conciencia del papel
que jugamos en esta vida, y que conozcamos bien nuestras limitaciones y nuestras
capacidades y las usemos a favor de nuestros semejantes. ¡Así de simple!

El cambio de actitud es la semilla de la felicidad, quien aprende a dar,
simultáneamente aprende el valor y la importancia de recibir. En toda semilla
está la promesa de miles de bosques, la semilla no debe ser acaparada; ella debe
dar su inteligencia al suelo fértil, a través de su acción de dar, su energía
invisible fluye para convertirse en una manifestación material, cuanto más demos
más recibiremos, porque mantendremos la abundancia del universo circulando en
nuestra vida, en realidad, todo lo que tiene valor en la vida se multiplica
únicamente cuando es dado.

Si al dar sentimos que hemos perdido algo, el regalo no ha sido dado en
realidad, y entonces no generará abundancia. Cuando damos a regaña-dientes, no
hay energía detrás de nuestro acto de dar. Al dar y al recibir, la intención
debe ser siempre crear felicidad para quien da y para quien recibe, porque la
felicidad sostiene y sustenta la vida y, por tanto, genera abundancia.

La mejor manera de poner a funcionar la ley del dar y recibir, de iniciar todo
el proceso de circulación, es tomando la decisión de que cada vez que entremos
en contacto con una persona, le daremos algo, no es necesario que sean cosas
materiales; podría ser una flor, un cumplido o una oración, en realidad, las
formas más poderosas de dar no son materiales, prestar atención, dar afecto,
aprecio y amor, son algunos de los más preciados que se pueden dar, y no cuestan
nada. Cuando nos encontremos con alguien, enviémosle en silencio un buen deseo
por su felicidad, alegría y bienestar, esta forma de generosidad silenciosa es
muy poderosa.

Tomemos la decisión de dar en todo lugar a donde vayamos, y a quien quiera que
veamos. Mientras estemos dando, estaremos recibiendo, cuanto más demos, más
confianza tendremos en los efectos milagrosos de esta ley, y a medida que
recibamos más, también aumentará nuestra capacidad para dar.

Nuestra verdadera naturaleza es de prosperidad y abundancia; somos naturalmente
prósperos porque la naturaleza provee a todas las necesidades y deseos, no nos
falta nada porque nuestra naturaleza esencial es la potencialidad pura, las
posibilidades infinitas, por consiguiente, debemos saber que ya somos
intrínsecamente ricos, independientemente de cuánto dinero tengamos, porque la
fuente de toda riqueza es el campo de la potencialidad pura, es la conciencia
que sabe cómo satisfacer cada necesidad, incluyendo la alegría, el amor, la
risa, la paz, la armonía y el conocimiento. Si vamos en pos de estas cosas
primero - no solamente para nosotros mismos, sino para los demás - todo lo
demás, nos llegará espontáneamente.

Si deseamos recibir el beneficio de todas las cosas buenas de la vida,
APRENDAMOS A DESEARLAS EN SILENCIO a todo el mundo todas las cosas buenas de la
vida.

"Hoy recibiré con gratitud todos los regalos que la vida me dé. Recibiré los
obsequios de la naturaleza: la luz del sol y el canto de los pájaros. También
estaré abierto a recibir de los demás".

A mi madre le decían “loca”.

A mi Madre le decían loca, pero no era loca, era profesora. Hablaba diferente. Decía: "Los ojos sirven para escuchar". 

Yo tenía diez años de edad. Un niño no comprende el lenguaje vertical y pensaba que quizá mi madre era loca. Me decía: “Miramos con el corazón".

Cuando mi madre se levantaba de buen humor cantaba: " Hoy me he puesto mi vestido de veinte años". Yo sabía que no tenía veinte años y la miraba, nada más. ¿Qué puede hacer un niño, sino escuchar? 

Si mi madre estaba triste decía estar vestida de niebla. "Hoy tengo ochenta años" -dijo-, cuando desaprobé un curso. 

El día de la clausura de la educación primaria, llegó tarde. Se disculpó diciendo: "Hijito, me demoré porque estuve buscando mi vestido de Primera Comunión, ¿No ves mi vestido de Primera Comunión?". Miré a mi madre y no estaba vestida de Primera Comunión. 

Después, tuvo ese accidente fatal. Me llamó a su lado, cogió fuerte mis manos y dijo: "No tengas pena, la muerte no es para siempre" 

Pensé: mi madre no se da cuenta de lo que habla. Si uno muere es para siempre. Era niño y no entendía sus palabras. Ahora tengo cincuenta años y recién comprendo sus enseñanzas. Sí, Madre. Podemos tener 20 años y al día siguiente ochenta. 

Todo depende de nuestro estado de ánimo Los ojos sirven para escuchar porque debemos mirar con atención a quien nos habla.

Para conocer la realidad esencial de una persona, tenemos que mirarla con el corazón.La muerte no es para siempre, sólo muere lo que se olvida y a mi madre la recuerdo porque la quiero.

Ahora -en sueños- nos reímos de su método de enseñanza.

Aprendí a mirar con el corazón.Recuerdo la noche que me dijo: "He notado que te molestas si tus amigos te dicen loco y eso no está bien. Es natural que el hijo de una loca sea loco".

Entonces -por primera vez- repliqué a mi madre y le dije: "Madre, te equivocas,no siempre el hijo de una loca tiene que ser loco; a veces es poeta".

Por eso puedo decir con orgullo: "A mi madre le decían loca, pero no era loca, era profesora. Me enseñó a descubrir la vida después de la muerte".

Max Dextre

Ya eres extraordinario


Todo el mundo quiere hablar de sí mismo: de sus abrigos de visón, sus joyas, sus hijos, su sexo. Y todo el mundo aburre a todo el mundo. Y si toleras a los aburridos es porque hay un entendimiento mutuo: si te están aburriendo, entonces te permitirán que les aburras con las mismas historias. Lo único que haces es esperar a que acaben con su exhibición, para que tú puedas empezar con la tuya. Y así toda la vida se convierte en una exhibición falsa y continua. ¿Adónde llegas con ello? A tener la falsa sensación de que eres importante, extraordinario.

¿Cómo puede ser alguien extraordinario por tener abrigos de visón o joyas valiosas? ¿Cómo puede ser alguien extraordinario por hacer esto o lo otro? Lo extraordinario no tiene que ver con lo que haces, sino con quién eres. Y ya eres extraordinario; todo el mundo es único, no es necesario demostrarlo. Si se intenta demostrar, entonces se acaba demostrando lo contrario. Si algo ya es lo que es, ¿cómo puedes demostrarlo? Si tratas de hacerlo, simplemente demuestras que no eres consciente de tu singularidad.

Puede que pienses que eres una persona hermosa, pero nadie lo piensa de ti porque todo el mundo está ocupado con su propia belleza, no con la tuya. Y si alguien asiente y dice: "Sí, eres hermosa o hermoso", es que está esperando a que digas lo mismo acerca de él o ella. Se trata de un acuerdo mutuo: tú colmas mi ego y yo colmo el tuyo. Sé muy bien que no eres hermosa, y tú sabes igualmente que yo tampoco lo soy, pero colmaré tu ego y tú harás lo mismo por mí.

Y todo el mundo parece tener la misma necesidad de sentirse único. Eso significa que no has dado con tu propio ser, que es único, sin necesidad de probarlo. Las demostraciones son necesarias para las mentiras, no lo olvides. Por eso no se puede demostrar a Dios, porque es la verdad esencial. Las demostraciones solo son necesarias para las mentiras; la verdad no necesita ninguna demostración. Es, simplemente es.

Osho