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jueves, 23 de mayo de 2013

Elevarse por encima del pensamiento

A medida que uno crece, va formándose una imagen mental de sí mismo basada en su condicionamiento personal y cultural. A este yo fantasma lo llamamos ego. El ego es tu actividad mental y sólo puede funcionar mediante el pensamiento constante. El término ego tiene distinto significado según se trate de una persona u otra, pero cuando lo uso aquí me refiero al falso yo, creado por una identificación inconsciente con la mente.

Para el ego, el momento presente apenas existe. Sólo considera importantes el pasado y el futuro. Esta inversión total de la verdad explica por qué, en la modalidad ego, la mente es tan disfuncional. Siempre está tratando de mantener el pasado vivo, porque ¿quién serías sin él? Y se proyecta constantemente hacia el futuro para asegurarse la supervivencia y buscar en él una sensación de liberación o satisfacción. Dice: «Algún día, cuando haya ocurrido esto, lo otro o lo de más allá, estaré bien, en paz, seré feliz.»

Incluso cuando parece que el ego está en el presente, no ve el presente: lo percibe equivocadamente porque lo mira con los ojos del pasado. O reduce el presente a ser un medio para un fin, un fin que siempre reside en el futuro proyectado por la mente. Observa tu mente y comprobarás que funciona así.

El momento presente contiene la clave de la liberación, pero no puedes encontrar el momento presente mientras seas tu mente.

Alcanzar la iluminación significa elevarse por encima del pensamiento. En el estado de iluminación sigues usando la mente cuando la necesitas, pero de un modo mucho más enfocado y eficaz que antes. La empleas principalmente con fines prácticos, pero eres libre del diálogo interno involuntario, y vives en la quietud interior.

Cuando empleas la mente, y en particular cuando necesitas dar una solución creativa a algo, vas oscilando cada pocos minutos entre la mente y la quietud, entre la mente y la no-mente. La no-mente es conciencia sin pensamiento. Sólo la no-mente permite pensar creativamente, porque da al pensamiento un poder real. El pensamiento por sí solo, desconectado del vasto campo de la conciencia, se convierte rápidamente en algo estéril, insano, destructivo.

Eckhardt Tolle
De su libro: Practicando el poder del Ahora.


miércoles, 22 de mayo de 2013

El origen del miedo

El estado de miedo psicológico está divorciado de cualquier peligro real e inmediato. Puede adoptar diversas formas: desazón, preocupación, ansiedad, nervios, tensión, temor, fobia, etc. El miedo psicológico del que hablamos siempre se refiere a algo que podría ocurrir, no a algo que ya está ocurriendo. Tú estás en el aquí y ahora, mientras que tu mente está en el futuro. Esto crea una brecha de ansiedad. Y si te has identificado con tu mente y has perdido el poder y la simplicidad del ahora, esa brecha de ansiedad será tu constante compañera. Siempre puedes afrontar el momento presente, pero no puedes afrontar algo que sólo es una proyección mental; no puedes afrontar el futuro.

Además, mientras sigas identificándote con tu mente, el ego dirigirá tu vida. Debido a su naturaleza fantasmal, y a pesar de sus elaborados mecanismos de defensa, el ego es muy vulnerable e inseguro, y se siente amenazado constantemente. Por cierto, esto sigue siendo verdadero aunque externamente esté muy seguro. Ahora bien, recuerda que una emoción es la reacción del cuerpo a la mente. ¿Qué mensaje recibe continuamente el cuerpo desde el ego, desde ese falso yo fabricado por la mente?: peligro, estoy amenazado. ¿Y qué emoción genera este mensaje continuo?: miedo, por supuesto.

El miedo parece tener muchas causas: miedo a la pérdida, miedo al fracaso, miedo a que nos hieran, y así sucesivamente; pero, en definitiva, todos los miedos pueden resumirse en el miedo del ego a la muerte, a la aniquilación. Para el ego, la muerte siempre está a la vuelta de la esquina. En este estado de identificación con la mente, el miedo a la muerte afecta a todos los aspectos de tu vida.

Por ejemplo, algo tan aparentemente trivial y «normal» como la necesidad compulsiva de tener razón en una discusión y demostrar que el otro está equivocado —defender la posición mental con la que te has identificado— se debe al miedo a la muerte. Si te identificas con una posición mental y resulta que estás equivocado, tu sentido de identidad, basado en la mente, se sentirá bajo una seria amenaza de aniquilación. Por tanto, tú, como ego, no puedes permitirte estar equivocado. Equivocarse es morir. Esto ha motivado muchas guerras y ha causado la ruptura de innumerables relaciones.

Cuando dejas de identificarte con la mente, el hecho de tener razón o estar equivocado es indiferente para tu sentido de identidad; de modo que esa necesidad compulsiva, apremiante y profundamente inconsciente de tener razón, que es una forma de violencia, deja de estar presente. Puedes expresar cómo te sientes y lo que piensas con claridad y firmeza, pero tal expresión no estará teñida de agresividad ni actitud defensiva. Tu sentido de identidad deriva entonces de un lugar más profundo y verdadero dentro de ti, no de la mente.

OBSERVA CUALQUIER ACTITUD DEFENSIVA que surja en ti. ¿Qué estás defendiendo?: una identidad ilusoria, una imagen mental, una entidad ficticia. Haciendo consciente este patrón y observándolo, puedes romper la identificación con él. El patrón inconsciente comenzará a disolverse rápidamente a la luz de tu conciencia.

Este es el final de todas las discusiones y juegos de poder, que son tan corrosivos para las relaciones. El poder sobre los demás es debilidad disfrazada de fuerza. El verdadero poder está dentro, y está a tu disposición ahora.

La mente siempre trata de negar el ahora y de escapar de él. En otras palabras: cuanto más te identificas con tu mente, más sufres. O puedes decirlo de este otro modo: cuanto más capaz seas de valorar y aceptar el ahora, más libre estarás del dolor y del sufrimiento, más libre de la mente egotista.

Si no deseas crear más dolor para ti mismo ni para los demás, si no quieres añadir más dolor al residuo del pasado que aún vive en ti, no crees más tiempo, o crea el imprescindible para gestionar los aspectos prácticos de la vida. ¿Cómo dejar de crear tiempo?

DATE CUENTA INEQUÍVOCAMENTE DE QUE EL MOMENTO PRESENTE es lo único que tienes. Haz del ahora el centro fundamental de tu vida. Si antes vivías en el tiempo y hacías breves visitas al ahora, establece tu residencia habitual en el ahora y haz breves visitas al pasado y al futuro cuando tengas que resolver los asuntos prácticos de tu vida.

Di siempre «sí» al momento presente.

Eckhardt Tolle
De su libro: Practicando el poder del Ahora



domingo, 19 de mayo de 2013

Las mil caras del ego

Por lo general, las personas no toman conciencia alguna de los personajes a los cuales representan. Algunos papeles son sutiles; otros son francamente manifiestos, salvo para la persona que los representa. Algunos papeles sólo tienen por objeto atraer la atención de los demás.El ego se alimenta de la atención de los demás, la cual es, después de todo, una forma de energía psíquica. El ego ignora que la fuente de toda energía está en el interior, de manera que la busca externamente. El ego generalmente representa algún tipo de papel a fin de satisfacer sus “necesidades”, trátese de una ganancia material, una sensación de poder o de superioridad, una sensación de ser especial, o algún tipo de gratificación, ya sea física o psicológica.
La persona tímida que teme despertar la atención de los demás no carece de ego. Tiene un ego ambivalente que teme y a la vez desea la atención de los demás. La timidez suele ir de la mano con un concepto negativo de uno mismo, la idea de ser inadecuado. Toda noción conceptual del ser (verme a mi mismo de tal o cual manera) es ego, trátese de un concepto predominantemente positivo (soy el mejor) o negativo (no sirvo para nada).
Detrás de todo concepto positivo de uno mismo está el temor de no ser lo suficientemente bueno. Detrás de todo concepto negativo de uno mismo se oculta el deseo de ser el mejor de todos, o mejor que los demás. Detrás de la sensación de superioridad del ego seguro de sí mismo y de la necesidad de conservar esa superioridad, está el temor inconsciente a la inferio­ridad. Y al revés, el ego tímido que se siente inferior, tiene un fuerte deseo oculto de ser superior.
Muchas personas fluctúan entre la sensación de inferioridad y de superioridad, dependiendo de las situaciones o de las personas con quienes entran en contac­to.
Lo único que usted necesita saber y observar en usted mismo es lo siguiente: cada vez que se sienta superior o inferior a alguien, es problema de su ego.

Eckhart Tolle

martes, 14 de mayo de 2013

¿Nada existe fuera del ahora?

¿El pasado y el futuro no son tan reales como el presente, y a veces incluso todavía más reales? Después de todo, el pasado determina quiénes somos, lo mismo que cómo percibimos y actuamos en el presente. Y nuestras metas futuras determinan qué acciones emprendemos en el presente.

Usted no ha captado todavía la esencia de lo que estoy diciendo porque está tratando de entenderlo mentalmente. La mente no puede entender esto. Sólo usted puede. Por favor, simplemente escuche. ¿Alguna vez ha experimentado, hecho, pensado o sentido
algo fuera del Ahora? ¿Cree que alguna vez lo hará? ¿Es posible que cualquier cosa ocurra o sea fuera del Ahora? La respuesta es obvia ¿no?

Nunca nada ocurrió en el pasado, ocurrió en el Ahora. Nunca ocurrirá nada en el futuro; ocurrirá en el Ahora.

Lo que usted considera el pasado es una huella de la memoria almacenada en la mente de un Ahora anterior. Cuando usted recuerda el pasado, reactiva una huella de la memoria, y lo hace ahora. El futuro es un Ahora imaginado, una proyección de la mente.

Cuando llega el futuro, llega como el Ahora. Cuando usted piensa en el futuro, lo hace ahora. El pasado y el futuro obviamente no tienen realidad propia. Lo mismo que la luna no tiene luz propia, sino que puede solamente reflejar la luz del sol, así el pasado y el futuro son sólo pálidos reflejos de la luz, el poder y la realidad del presente eterno. Su realidad es “prestada” del Ahora. La esencia de lo que estoy diciendo no puede ser entendida por la mente. En el momento en que usted la capta, hay un cambio en la conciencia de la mente al Ser, del tiempo a la presencia. Súbitamente, todo se siente vivo, irradia energía, emana Ser.

Eckhart Tolle

Acceder al poder del ahora

Hace un momento, cuando usted habló del presente eterno y de la irrealidad del pasado y del futuro, me sorprendí mirando al árbol que está allá afuera. Lo había mirado unas cuantas veces antes, pero esta vez era diferente. La percepción externa no había cambiado mucho, excepto que los colores parecían más brillantes y vibrantes.
Pero ahora tenía una nueva dimensión. Es difícil de explicar. No sé cómo, pero era consciente de algo invisible que sentía que era la esencia de ese árbol, su espíritu interior, si se quiere. Y de alguna forma yo era parte de eso. Me doy cuenta ahora de que no había visto verdaderamente el árbol antes, sólo una imagen plana y muerta de él.

Cuando miro a ese árbol ahora, aún está presente algo de esa conciencia, pero puedo sentir cómo se está desvaneciendo. Es decir, la experiencia está ya retirándose al pasado. ¿Algo como esto puede ser alguna vez más que un atisbo fugitivo?

Usted estuvo libre del tiempo por un momento. Se movió en el Ahora y por lo tanto percibió el árbol sin la pantalla de la mente. La conciencia del Ser formó parte de su percepción. Con la dimensión intemporal viene una forma diferente de conocer, que no “mata” el espíritu que vive en cada criatura y en cada cosa. Un conocer que no destruye la sacralidad y el misterio de la vida sino que contiene un amor profundo y una reverencia por todo lo que es. Un conocimiento del que la mente no sabe nada.

La mente no puede conocer al árbol. Sólo puede conocer hechos o información sobre el árbol. Mi mente no puede conocerlo a usted, sólo etiquetas, juicios, hechos y opiniones sobre usted. Sólo el Ser conoce directamente.

Hay un lugar para la mente y el conocimiento de la mente. Está en el reino práctico del vivir día a día. Sin embargo, cuando domina todos los aspectos de su vida, incluyendo sus relaciones con los demás seres humanos y con la naturaleza, se vuelve un parásito monstruoso que, si no se controla, puede perfectamente acabar matando toda la vida en el planeta y finalmente a sí mismo al matar a quien lo alberga.

Eckhart Tolle

viernes, 3 de mayo de 2013

Silencio y quietud

El silencio ayuda, pero no es necesario
para hallar la quietud. Aunque haya ruido,
puedes sintonizar con la quietud subyacente,
el espacio en el que surge el ruido.
Ese es el espacio interno de pura conciencia,
la conciencia misma.
Puedes darte cuenta de que la conciencia
es el trasfondo de todas tus percepciones sensoriales,
de toda tu actividad mental.
Siendo consciente de la conciencia surge la quietud interna.

Eckhart Tolle

sábado, 23 de febrero de 2013

La Naturaleza

Dependemos de la naturaleza no solo para nuestra supervivencia física. También necesitamos a la naturaleza para que nos enseñe el camino a casa, el camino de salida de la prisión de nuestras mentes.

Nos hemos perdido en el hacer, en el pensar, en el recordar, en el anticipar: estamos perdidos en un complejo laberinto, en un mundo de problemas. Hemos olvidado lo que las rocas, las plantas y los animales ya saben.

Nos hemos olvidado de ser: de ser nosotros mismos, de estar en silencio, de estar donde esta la vida: Aquí y Ahora. Llevar tu atención a una piedra, a un árbol o a un animal no significa pensar en ellos, sino simplemente percibirlos, darte cuenta de ellos.

Cuando camines o descanses en la naturaleza, honra ese reino permaneciendo allí plenamente. Serénate. Mira. Escucha. Observa como cada planta y animal son completamente ellos mismos. A diferencia de los humanos, no están divididos en dos. No viven a través de imagines mentales de sí mismos, y por eso no tienen que preocuparse de proteger y potenciar esas imágenes.

Todas las cosas naturales, además de estar unificadas consigo mismas, están unificadas con la totalidad. No se han apartado del entramado de la totalidad reclamando una existencia separada: “yo”, el gran creador de conflictos.

Tú no creaste tu cuerpo, y tampoco eres capaz de controlar las funciones corporales. En tu cuerpo opera una inteligencia mayor que la mente humana. Es la misma inteligencia que lo sustenta todo en la naturaleza. Para acercarte al máximo a esa inteligencia, sé consciente de tu propio campo energético interno, siente la vida, la presencia que anima el organismo. Cuando percibes la naturaleza solo a través de la mente, del pensamiento, no puedes sentir su plenitud de vida, su ser.

Solo, ves la forma y no eres consciente de la vida que la anima, del misterio sagrado. El pensamiento reduce la naturaleza a un bien de consumo, a un medio de conseguir beneficios, conocimiento, o algún otro propósito práctico

Observa, siente un animal, una flor, un árbol, y mira como descansan en el Ser. Cada uno de ellos es él mismo.

Tienen una enorme dignidad, inocencia, santidad. En el momento en que miras más allá de las etiquetas mentales, sientes la dimensión inefable de la naturaleza, que no puede ser comprendida por el pensamiento. Es una armonía que, además de compenetrar la totalidad de la naturaleza, también esta dentro de ti… El aire que respiras es natural, como el propio proceso de respirar. Dirige la atención a tu respiración y date cuenta de que no eres tu quien respira. La respiración es natural.

Conecta con la naturaleza del modo más íntimo e interno percibiendo tu propia respiración y aprendiendo a mantener tu atención en ella. Esta es una práctica muy curativa y energetizante. Produce un cambio de conciencia que te permite pasar del mundo conceptual del pensamiento al ramo de la conciencia incondicionada.

Necesitas que la naturaleza te enseñe y te ayude a reconectar con tu Ser. No estás separado de la naturaleza. Todos somos parte de la Vida Una que se manifiesta en incontables formas en todo el universo, formas que están, todas ellas, completamente interconectadas.

Cuando reconoces la santidad, la belleza, la increíble quietud y dignidad en las que una flor o un árbol existen, tú añades algo a esa flor o a ese árbol. Pensar es una etapa en la evolución de la vida. La naturaleza existe en una quietud inocente que es anterior a la aparición del pensamiento. Cuando los seres humanos se aquietan, van más allá del pensamiento.

La quietud que esta más allá del pensamiento contiene una dimensión añadida de conocimiento, de conciencia. La naturaleza puede llevarte a la quietud. Ese es su regalo para ti. Cuando percibes la naturaleza y te unes a ella en el campo de quietud, este se llena de tu conciencia. Ese es tu regalo a la naturaleza.

A través de ti, la naturaleza toma conciencia de sí misma. Es como si la naturaleza te hubiera estado esperando durante millones de años.

Eckhart Tolle

lunes, 4 de febrero de 2013

Un día, Aquí y Ahora

Creo que muchos nos hacemos esta pregunta. ¿Cómo se vive cuando uno está completamente inmerso en el aquí y ahora, en la consciencia del instante presente?

Comparto esta pregunta realizada a Eckhart Tolle en una entrevista de Alberto D. Fraile Oliver para la Revista Namasté.

La simpleza, la presencia en el aquí y ahora, una nueva manera de vivir, siendo un espacio consciente que trae consciencia, luz al mundo.

¿Cómo es un día ordinario en tu vida?

Muy simple. Yo pienso relativamente poco. En la vida diaria, si estoy con una persona, la escucho hasta que las palabras surjan, o si estoy en la calle comprando también tengo pocos pensamientos y reacciones.

Las situaciones son como son. La vida es muy simple.

Muy pocas veces pienso en el pasado y la atención está en la simplicidad. El momento presente siempre es bastante simple porque es solamente eso. La consciencia está en la simplicidad del momento presente. Hay paz incluso si algo no va bien.

No llevo encima una identidad. Por ejemplo, en la enseñanza espiritual, la gente me llama maestro espiritual y ellos piensan que es mi identidad pero yo lo veo simplemente como una función. Cuando estoy con un grupo de personas y estoy hablando, entonces soy el maestro espiritual, pero en el momento en que salgo de la sala dejo de ser el maestro espiritual inmediatamente y solamente hay una consciencia abierta que no lleva una imagen de quien soy. Porque cada imagen que llevas te va a conducir al sufrimiento.

Voy por la calle sin ser nadie en particular, simplemente un espacio consciente. Das un paseo no como una persona sino como un espacio consciente, o estás tomando un café no como una persona, pensando en tu historia personal, simplemente como un espacio consciente, sin llevar las constantes definiciones de quien soy o hablándome de mi vida con esa voz interior que me cuenta cosas de mi vida: “no estoy contento con mi vida” o cosas así que son cuentos, pensamientos. (risas) Estas complicaciones, afortunadamente, no las tengo. (risas)

Aportación:  Verónica Hernández Simeonoff

sábado, 26 de enero de 2013

“Un mundo nuevo, Ahora” de Eckhart Tolle

El libro “Un mundo nuevo, Ahora”, de Eckhart Tolle merece una atención especial. No es un libro cualquiera, es una verdadera bocanada de sabiduría. Su autor ya publicó una obra anterior titulada el “Poder del Ahora” (Ed. Gaia) que supuso un fenómeno editorial muy importante. Precisamente ese mismo fenómeno está eclipsando la aparición de su tercer título, “Un mundo nuevo, ahora” (Ed. Grijalbo). Este libro es una disección del ego y una explicación de la revolución de la conciencia que está experimentando la humanidad en nuestro tiempo extraordinarias, y por ello merece la pena leerlo y desde estas páginas lo recomendamos efusivamente. Se trata de un libro que ha nacido con el sabor de un clásico ya que traduce las enseñanzas espirituales al lenguaje de nuestro tiempo de una manera magistral, clara y sencilla. Cualquiera que se adentre en sus páginas se podrá percatar de que la persona que ha escrito este libro, sin duda, es uno de los sabios de nuestro tiempo. de Alguien que ha tenido un auténtico despertar de conciencia y lo comparte con transparencia.
En sus páginas, Tolle, indica la necesidad de que todos reconozcamos que el estado “normal” de la mayoría de seres humanos contiene un fuerte elemento de lo que podríamos llamar disfunción, e incluso locura. La mente humana es muy inteligente. Pero esa misma inteligencia está viciada de locura y la ciencia y la tecnología están magnificado el impacto destructivo que esa disfunción de la mente humana ejerce sobre el planeta, sobre otras formas de vida y sobre los humanos mismos. Todo ello está provocando un situación crítica: la destrucción de los bosques que producen oxígeno y de otras especies animales y vegetales; el maltrato a los animales en las granjas industriales; el envenenamiento de los ríos, los océanos y el aire. Impulsados por la codicia, ignorantes de nuestra conexión con la totalidad, los humanos persistimos en una conducta que, si continúa sin control, no puede dar como resultado más que nuestra propia destrucción. Podemos ser víctimas de la codicia de nuestro ego.
Frente a esta realidad, Tolle tiene una buena noticia: existe la posibilidad de una transformación radical de la conciencia humana. Para ello, el primer paso es, precisamente, reconocer la propia locura y eso pasa por desenmascarar al ego, porque la disfunción de la mente humana centrada en el ego es la que está poniéndonos en peligro.

Eckhart Tolle con el Dalai Lama
A esta pregunta es a la que magistralmente responde “Un mundo nuevo, ahora”. La mayoría de la gente está completamente identificada con la voz de su cabeza –el torrente incesante de pensamiento involuntario y compulsivo y las emociones que lo acompañan- que podríamos describirla como poseída por su mente. “La voz dentro de la cabeza tiene vida propia. La mayoría de la gente está a merced de esa voz, está poseída por el pensamiento, por la mente. “Cuando eres completamente inconsciente de esto, crees que el pensador eres tú. Eso es la mente egótica. La llamamos egótica porque hay un sentido del yo (ego) en cada pensamiento, en cada recuerdo, interpretación, opinión, punto de vista, reacción, emoción. En términos espirituales, esto es la inconsciencia. Por supuesto, tu pensamiento, el contenido de tu mente, está condicionado por el pasado: educación, cultura, entorno familiar, etc. El núcleo central de toda la actividad de la mente consiste en ciertos pensamientos y emociones repetitivos y persistentes, y en pautas de reacción con las que nos identificamos con más fuerza. Esa entidad es el ego mismo.”

El ego se alimenta de la atención de los otros, que, al fin y al cabo, es una forma de energía psíquica. Necesita constante reconocimiento porque la acción básica que gobierna toda su actividad es el miedo a no ser nadie, el miedo a no existir, el miedo a la muerte. Todas sus actividades está concebidas en último término para eliminar este miedo, pero lo máximo que puede hacer el ego es taparlo temporalmente con una relación intima, una nueva posesión, una victoria en esto o en lo otro. “El miedo surge porque el ego nace de la identificación con la forma, y en el fondo sabe que ninguna forma es permanente, que todas son efímeras. La conciencia de la impermanencia de todas las formas nos hace despertar a la dimensión de la no forma que hay en nosotros y salir de la prisión del ego que nos limita y nos conduce a luchar y competir constantemente con la naturaleza y el resto de seres humanos.”

Consumismo

El ego tiende a equiparar tener con Ser –dice Tolle-. “Cuanto más tengo más soy. El ego vive a base de comparaciones. El modo en como te ven otros se convierte en cómo te ves a ti mismo. En la mayoría de los casos, el sentido de la valía que tiene el ego está ligado a lo que vales a los ojos de los demás. Necesitamos que otros nos den un sentido del yo. Y si vives en una cultura que equipara en gran medida lo que vales con lo que tienes y cuánto tienes, si no podemos ver a través de ese engaño colectivo, estaremos condenados a perseguir cosas durante el resto de nuestra vida, con la vana esperanza de descubrir lo que valemos así completar el sentido del yo. El ego se identifica con tener, pero su satisfacción al tener es relativamente por profunda y dura poco”. Oculta en su interior, sigue habiendo una arraigada sensación de insatisfacción. “Todavía no tengo suficiente” que para el ego significa “todavía no soy suficiente”.
Lo que mantiene en marcha la llamado “sociedad de consumo” es el hecho de que intentar encontrarte a ti mismo a través de las cosas no funciona. La satisfacción del ego dura poco, y tú sigues buscando más, comprando, consumiendo.

La identificación del ego con las cosas crea apego a las cosas, obsesión por las cosas, lo que a su vez crea nuestra sociedad de consumo y sus estructuras económicas, donde la única medida de progreso es siempre más. La búsqueda descontrolada de más, de crecimiento infinito, es una disfunción y una enfermedad. Es la misma disfunción que presenta la célula cancerosa, cuyo único objetivo es multiplicarse, inconsciente de que está provocando su propia destrucción al destruir el organismo del que forma parte.
Hay personas que han renunciado a todas sus posesiones pero tienen un ego más grande que algunos millonarios. El ego espiritual también existe, algunos lideres espirituales se creen hasta tal punto el papel que están representando que está función se apodera de ellos y se convierten el papel que representan. El contenido del ego ha cambiado, pero la estructura de mental que lo mantiene vivo no cambió. Ningún ego puede durar mucho sin la necesidad de más. Así pues, desear mantiene vivo al ego mucho más que tener. La inquietud, el insomnio, la angustia, la insatisfacción son el resultado de deseos incumplidos.

“Hacer lo que se requiere de ti en cualquier situación, sin que ello se convierta en un papel con el que te identifiques, es una lección imprescindible en el arte de vivir, y todos estamos aquí para aprenderla. Te vuelves más poderoso en todo lo que haces si la acción se realiza por si misma, y no como un medio para proteger, realzar o dar forma a tu papel-identidad”.

En un mundo de personalidades que representan papeles pocas personas que no proyectan una imagen creada por la mente, sino que actúan desde el núcleo profundo de su Ser, las que no intentan parecer más de lo que son, sino que son simplemente ellas, destacan entre las demás y son las únicas que representan una verdadera diferencia en este mundo. Son los que traen la nueva conciencia.

Atrapado en el tiempo

Según Eckart Tolle, “la decisión de hacer que el momento presente sea tu amigo representa el final del ego. El ego vive del tiempo. Cuanto más fuerte es el ego, más se apodera el tiempo de tu vida”. La vida, que es ahora, se ve como un “problema”, y acabas viviendo en un mundo de problemas que hay que resolver para poder ser feliz, realizarte… El problema es que por cada problema que resuelves surge otro. Mientras el momento presente se vea como un obstáculo, los problemas no pueden tener fin.

“El tiempo –es decir, el pasado y el futuro- es lo que alimenta al falso yo creado por la mente, y el tiempo está en tu mente. Es una estructura mental necesaria para la percepción sensorial, indispensable para propósitos prácticos, pero es el mayor impedimento para conocerte a ti mismo. El tiempo es la dimensión horizontal de la vida, la capa superficial de la realidad. Pero también está la dimensión vertical de la profundidad, a la que solo se puede acceder por el portal del momento presente.”

Eliminar el tiempo de la conciencia –es decir, vivir solo el momento presente- el eliminar

Más allá del pensamiento
Un porcentaje de la humanidad todavía relativamente pequeño, pero en rápido crecimiento, está experimentando ya en su interior la descomposición de los viejos patrones mentales del ego y la emergencia de una nueva dimensión de conciencia. Según este inspirado escritor: “Lo que está surgiendo ahora no es un nuevo sistema de creencias, una nueva religión, ideología espiritual o mitología. Estamos llegando al final, no solo de las mitologías, sino también de las ideologías y los sistemas de creencias. El camino va más allá del contenido de tu mente, más allá de tus pensamientos. De hecho, la parte esencial de la nueva conciencia es la trascendencia del pensamiento, la nueva capacidad de elevarse por encima del pensamiento, de hacer realidad una dimensión dentro de ti mismo infinitamente más vasta que el pensamiento.”

La mayoría de la gente se sigue identificando con el incesante torrente mental del pensamiento compulsivo, casi todo repetitivo e inútil. No existe un yo aparte de sus procesos de pensamiento y de las emociones que los acompañan. En esto consiste estar espiritualmente inconsciente. El principal problema de la existencia humana es pensar sin conciencia.

Por Alberto D. Fraile Oliver


jueves, 20 de diciembre de 2012

¿Cual es tu Propósito Vital?


Nos pasamos la vida dándole vueltas a lo que hemos conseguido o no, a como nos sentimos con respecto a nuestras metas más inmediatas y cual va a ser nuestro propósito futuro. Pienso que todo ello es bueno, nos ayuda a trazar un camino a seguir y nos permite mantenernos enfocados en nuestro quehacer diario.

Pero esta mañana, preparando una sesión de coaching, me he topado con la visión sobre el propósito vital, del gran pensador Eckhart Tolle; Me ha sorprendido su gran habilidad para exponer lo más simple y ayudarme a tomar conciencia de lo esencial.

¿Y si mi propósito vital fuese el de escribir este post precisamente ahora, o atender a esa persona que me esta necesitando en este preciso momento...?

¿Y si el "Propósito Primario de la vida " fuese confiar en que en el día a día vamos a poder materializar nuestro verdadero propósito, si aprendemos a vivir con intensidad cada momento que nos regala la VIDA?

Aquí dejo el video:



Fuente: Emociones Saludables