El primer paso tiene que ser el autoconocimiento. Pero la paradoja es que si empiezas a buscar un yo te perderás el YO.
Al decir “un yo” me refiero al ego, al proceso de “egoar”. Ése es un yo falso; como no podemos encontrar el YO verdadero, empezamos a crear el falso, sólo para consolarnos. Es un sustituto. Pero el sustituto nunca puede volverse la verdad, el sustituto se vuelve una atadura.
La verdad libera. Los sustitutos de la verdad crean prisiones. El ego es la prisión más grande que el hombre ha inventado hasta ahora. Todos se sienten sofocados, aplastados. No es que alguien te lo esté haciendo, tú mismo te lo estás haciendo. Has dado un paso equivocado. En vez de buscar lo que es, has empezado a sustituirlo por algo: por un juguete, por una cosa falsa. Podrá consolarte pero no puede traer celebración a tu vida. Y todo consuelo es suicida porque mientras permaneces consolado el tiempo se te va escurriendo de las manos.
El YO no es un yo. El YO es exactamente un no-yo: en él no hay idea de “yo”, es universal. Todas las ideas surgen en él, pero no puede ser identificado con ninguna de las ideas que surgen en él. Todas las ideas surgen en él, todas las ideas se disuelven en él. Es el cielo, el contexto de todos los contextos, es el espacio en el que todo sucede. Pero el espacio mismo nunca sucede: permanece, está siempre allí, y dado que está siempre allí, es fácil perdérselo. Dado que está allí tanto y está allí siempre, nunca te das cuenta de su presencia.
Es como el aire, no te das cuenta de su presencia. Es como el océano que rodea al pez: el pez nunca toma conciencia de él. Es como la presión del aire: la presión es tanta y siempre ha estado allí... pero no te das cuenta. Es como la gravedad: es tanta... pero no te das cuenta. Es como la Tierra dando vueltas y vueltas a gran velocidad alrededor del sol: la Tierra es una nave espacial pero nadie se da cuenta. Estamos a bordo de una nave espacial y está andando a gran velocidad. Pero no nos damos cuenta.
Bienvenidos amigos: Iniciamos una aventura para re-inventarnos a través del conocimiento, con recomendaciones que nos permitan tener una mejor calidad de vida.
martes, 9 de abril de 2013
La conciencia - Osho
¿Qué son tus pensamientos salvo ondas en un lago?
¿Qué son tus emociones, estados de ánimo, sentimientos?
¿Qué es la totalidad de tu mente? Simplemente un torbellino.
Y debido a ese torbellino no puedes ver tu propia naturaleza.
Conoces a todo el mundo y, jamás te conoces a ti mismo.
Estas enfadado, pero no puedes permanecer así siempre.
Incluso el hombre más encolerizado ríe a veces, ha de hacerlo.
Estar airado no puede convertirse en un estado per¬manente.
Hasta el hombre más triste sonríe; e incluso el hombre que ríe continuamente a veces llora y sus ojos se llenan de lágrimas.
Las emociones no pueden ser permanentes. Se mueven, y continuamente cambias de un estado a otro.
En este momento te hallas triste, en aquel momento estas feliz; en este momento estas enfadado.
Aquel momento eres muy compasivo; este momento eres cariñoso, en otro momento estas lleno de odio; la mañana fue hermosa, la noche es fea.
Esto continúa.
El punto de vista corriente es que, el corazón es la fuente de emociones como el amor, el odio o la ira. Así como la mente es la fuente de los pensamientos conceptuales, el corazón es la fuente de todo lo que es emocional y sentimental.
Ese es el punto de vista corriente.
Hemos vivido con la división tradicional de que la imaginación, las sensaciones, las emociones y los sentimientos, pertenecen al corazón.
Pero tu corazón es un sistema de bombeo.
Todo lo que piensas, imaginas o sientes está confinado en la mente.
La mente tiene setecientos centros y estos son los que lo controlan todo.
Pero cuando Buda dice «el corazón», se refiere al centro mismo de tu ser.
Considera que tu amor, tu odio, todo, surge de la mente.
Puedes experimentar contigo.
Puedes ver de dónde surge tu ira... de la mente.
De dónde surgen vuestras emociones... de la mente.
La mente es un fenómeno grande, abarca el pensamiento conceptual, abarca los patrones emotivos y los sentimientos.
Hay que comprender esto: las emociones están en la cabeza, pero la consciencia no.
De hecho, ¡tu cabeza esta en la consciencia!
La consciencia es vasta, infinita. Las emociones, los deseos, las ambiciones, están en tu cabeza; se marchitarán.
Pero incluso cuando tu cabeza se haya desvanecido completamente y desaparecido en la tierra, la consciencia no desaparecerá.
La consciencia no esta contenida en ti, sino te contiene, es más grande que tu.
Es absolutamente cierto: tus emociones, sentimientos, pensamientos... toda la parafernalia de la mente, procede del exterior, está manipulada por el exterior.
Eso ha quedado más claro científicamente.
Pero incluso sin la investigación científica, durante miles de años los místicos han afirmado exactamente lo mismo...
Que todas estas cosas con la que está llena la mente no eres tu. Tu estas más allá de ellas.
Se te identifica con ellas, y ese es el único pecado.
La mente es una división que piensa. Y el corazón es otra división de la misma mente que siente.
Sentir y pensar, pensamientos y emociones... pero ser testigo está separado de los dos.
Si estas pensando, el observador observa... un pensamiento pasa, y te sientes enfadado... el testigo sigue observando.
Una emoción pasa, del mismo modo que pasan las nubes, que ves.
No eres ni lo bueno ni lo malo.
No eres ni lo agradable ni lo desagradable.
No eres ni el pensamiento ni las emociones.
No eres ni la mente ni el corazón.
¿Qué son tus emociones, estados de ánimo, sentimientos?
¿Qué es la totalidad de tu mente? Simplemente un torbellino.
Y debido a ese torbellino no puedes ver tu propia naturaleza.
Conoces a todo el mundo y, jamás te conoces a ti mismo.
Estas enfadado, pero no puedes permanecer así siempre.
Incluso el hombre más encolerizado ríe a veces, ha de hacerlo.
Estar airado no puede convertirse en un estado per¬manente.
Hasta el hombre más triste sonríe; e incluso el hombre que ríe continuamente a veces llora y sus ojos se llenan de lágrimas.
Las emociones no pueden ser permanentes. Se mueven, y continuamente cambias de un estado a otro.
En este momento te hallas triste, en aquel momento estas feliz; en este momento estas enfadado.
Aquel momento eres muy compasivo; este momento eres cariñoso, en otro momento estas lleno de odio; la mañana fue hermosa, la noche es fea.
Esto continúa.
El punto de vista corriente es que, el corazón es la fuente de emociones como el amor, el odio o la ira. Así como la mente es la fuente de los pensamientos conceptuales, el corazón es la fuente de todo lo que es emocional y sentimental.
Ese es el punto de vista corriente.
Hemos vivido con la división tradicional de que la imaginación, las sensaciones, las emociones y los sentimientos, pertenecen al corazón.
Pero tu corazón es un sistema de bombeo.
Todo lo que piensas, imaginas o sientes está confinado en la mente.
La mente tiene setecientos centros y estos son los que lo controlan todo.
Pero cuando Buda dice «el corazón», se refiere al centro mismo de tu ser.
Considera que tu amor, tu odio, todo, surge de la mente.
Puedes experimentar contigo.
Puedes ver de dónde surge tu ira... de la mente.
De dónde surgen vuestras emociones... de la mente.
La mente es un fenómeno grande, abarca el pensamiento conceptual, abarca los patrones emotivos y los sentimientos.
Hay que comprender esto: las emociones están en la cabeza, pero la consciencia no.
De hecho, ¡tu cabeza esta en la consciencia!
La consciencia es vasta, infinita. Las emociones, los deseos, las ambiciones, están en tu cabeza; se marchitarán.
Pero incluso cuando tu cabeza se haya desvanecido completamente y desaparecido en la tierra, la consciencia no desaparecerá.
La consciencia no esta contenida en ti, sino te contiene, es más grande que tu.
Es absolutamente cierto: tus emociones, sentimientos, pensamientos... toda la parafernalia de la mente, procede del exterior, está manipulada por el exterior.
Eso ha quedado más claro científicamente.
Pero incluso sin la investigación científica, durante miles de años los místicos han afirmado exactamente lo mismo...
Que todas estas cosas con la que está llena la mente no eres tu. Tu estas más allá de ellas.
Se te identifica con ellas, y ese es el único pecado.
La mente es una división que piensa. Y el corazón es otra división de la misma mente que siente.
Sentir y pensar, pensamientos y emociones... pero ser testigo está separado de los dos.
Si estas pensando, el observador observa... un pensamiento pasa, y te sientes enfadado... el testigo sigue observando.
Una emoción pasa, del mismo modo que pasan las nubes, que ves.
No eres ni lo bueno ni lo malo.
No eres ni lo agradable ni lo desagradable.
No eres ni el pensamiento ni las emociones.
No eres ni la mente ni el corazón.
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