Mostrando las entradas con la etiqueta Conciencia. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Conciencia. Mostrar todas las entradas

martes, 9 de abril de 2013

La conciencia - Osho

¿Qué son tus pensamientos salvo ondas en un lago?

¿Qué son tus emociones, estados de ánimo, sentimientos?

¿Qué es la totalidad de tu mente? Simplemente un torbellino.

Y debido a ese torbellino no puedes ver tu propia naturaleza.

Conoces a todo el mundo y, jamás te conoces a ti mismo.

Estas enfadado, pero no puedes permanecer así siempre.
Incluso el hombre más encolerizado ríe a veces, ha de hacerlo.

Estar airado no puede convertirse en un estado per¬manente.

Hasta el hombre más triste sonríe; e incluso el hombre que ríe continuamente a veces llora y sus ojos se llenan de lágrimas.

Las emociones no pueden ser permanentes. Se mueven, y continuamente cambias de un estado a otro.

En este momento te hallas triste, en aquel momento estas feliz; en este momento estas enfadado.

Aquel momento eres muy compasivo; este momento eres cariñoso, en otro momento estas lleno de odio; la mañana fue hermosa, la noche es fea.

Esto continúa.

El punto de vista corriente es que, el corazón es la fuente de emociones como el amor, el odio o la ira. Así como la mente es la fuente de los pensamientos conceptuales, el corazón es la fuente de todo lo que es emocional y sentimental.

Ese es el punto de vista corriente.

Hemos vivido con la división tradicional de que la imaginación, las sensaciones, las emociones y los sentimientos, pertenecen al corazón.

Pero tu corazón es un sistema de bombeo.

Todo lo que piensas, imaginas o sientes está confinado en la mente.

La mente tiene setecientos centros y estos son los que lo controlan todo.

Pero cuando Buda dice «el corazón», se refiere al centro mismo de tu ser.

Considera que tu amor, tu odio, todo, surge de la mente.

Puedes experimentar contigo.

Puedes ver de dónde surge tu ira... de la mente.

De dónde surgen vuestras emociones... de la mente.

La mente es un fenómeno grande, abarca el pensamiento conceptual, abarca los patrones emotivos y los sentimientos.

Hay que comprender esto: las emociones están en la cabeza, pero la consciencia no.

De hecho, ¡tu cabeza esta en la consciencia!

La consciencia es vasta, infinita. Las emociones, los deseos, las ambiciones, están en tu cabeza; se marchitarán.

Pero incluso cuando tu cabeza se haya desvanecido completamente y desaparecido en la tierra, la consciencia no desaparecerá.

La consciencia no esta contenida en ti, sino te contiene, es más grande que tu.

Es absolutamente cierto: tus emociones, sentimientos, pensamientos... toda la parafernalia de la mente, procede del exterior, está manipulada por el exterior.

Eso ha quedado más claro científicamente.

Pero incluso sin la investigación científica, durante miles de años los místicos han afirmado exactamente lo mismo...

Que todas estas cosas con la que está llena la mente no eres tu. Tu estas más allá de ellas.

Se te identifica con ellas, y ese es el único pecado.

La mente es una división que piensa. Y el corazón es otra división de la misma mente que siente.

Sentir y pensar, pensamientos y emociones... pero ser testigo está separado de los dos.

Si estas pensando, el observador observa... un pensamiento pasa, y te sientes enfadado... el testigo sigue observando.

Una emoción pasa, del mismo modo que pasan las nubes, que ves.

No eres ni lo bueno ni lo malo.

No eres ni lo agradable ni lo desagradable.

No eres ni el pensamiento ni las emociones.

No eres ni la mente ni el corazón.

viernes, 7 de diciembre de 2012

Una gota mas

POR MAS DIMINUTA QUE PAREZCA,CADA GOTA DE CONCIENCIA,QUE SE SUMA.EXPANDE Y ELEVA LA VIBRACIÓN PLANETARIA

Unas tras otras, las gotas van cayendo. Nada parece transformarse. El goteo es casi imperceptible. El cansancio y la desolación dicen presente. El paisaje desértico de esperanzas crea la falsa ilusión de que nada va a cambiar. El vacío interior se agiganta. Las gotas siguen cayendo, expanden su vibración. La mente sostiene que todo está perdido. El corazón no se deja engañar, escucha cómo las gotas continúan brotando y ríe de felicidad. Su sabiduría le anuncia que el río está emergiendo. Libere sus compuertas. Ayude a que el agua corra. Sume para que el río de la conciencia espiritual irrumpa en todo su esplendor.

Las gotas son todas aquellas cosas que nos ayudan a ser más humanos y nos permiten armonizar con la existencia. Los buenos actos son gotas. Las caricias son gotas. Los pensamientos positivos son gotas. Los abrazos, las palabras de aliento, los rostros felices. Gotas... Las acciones conscientes, las oraciones, las meditaciones, la ayuda desinteresada, los gestos de sensibilidad. Gotas... El saber compartir, aprender a valorar, el respeto por uno mismo. Gotas... La fe, la humildad, la confianza, la esperanza, el amor. Gotas... Todas son gotas que reflejan una nueva humanidad. Son gotas que acrecientan y vivifican el río de la conciencia espiritual que está transformando la vibración del planeta.

El futuro nace del presente. Nuestras decisiones co-crean. Si sólo sembramos discordia, odio, pesimismo, sufrimiento y frustración ¿qué cree que cosecharemos? Sus gotas, aunque parezcan simples, aunque las perciba insignificantes o débiles, hacen la diferencia. Son como semillas de luz que transforman y ayudan a que el futuro no se manifieste desalmado.

Fluir con esta corriente, que conduce al océano de la existencia, entraña desafíos que nos permiten crecer y nos impulsan a continuar evolucionando. Implica aventurarse en terrenos desconocidos. El río nos invita a desaprender para seguir aprendiendo, porque sólo lo que se vacía puede volver a llenarse. Sus piedras no son dificultades, sino oportunidades disfrazadas que nos ayudan a elevar.

No permita que estas frases queden sólo en el plano mental. Tírese al agua. Abra su corazón. Arriésguese. Cuando se sumerja en este río de conciencia verá cómo las vivencias se transforman en maestras multidimensionales que le ayudarán a experimentar una realidad que transformará su vida.

Existen innumerables formas de contribuir a que este incipiente caudal se torne aún más cristalino. Si nos animamos a reconocer nuestro lado más oscuro, si trascendemos nuestras limitaciones y transmutamos los miedos que nos mantienen cautivos ya estamos ayudando. Lo mismo si ponemos conciencia en cada uno de nuestros actos y desplegamos, sin reservas, nuestro potencial para materializar una realidad que esté acorde con lo más puro de nuestro ser.

¿Por qué se preocupa tanto? Haga lo que haga, los demás siempre hablarán. Ellos no son enemigos, son maestros que nos impulsan a trascender la careta social. ¡Vamos, rómpala! ¡Tírela! Deje que su ser interno lo guíe y lo instruya. Escuche la voz que emana desde el centro de su pecho. Siga sus consejos, son inmaculados. No importa que algunas personas se le rían en la cara y lo desacrediten. Muchos disfrazan de ese modo el temor que les provoca el cambio.

Vamos... anímese. Juegue. Suéltese. Disfrute. Recupere su inocencia. Mire a la vida con ojos nuevos. Explore su interior. Conózcase. Restablezca su vínculo con la naturaleza. Aliviane su mochila. Expanda su divinidad. Despierte. Redescubra su magia interna. Equilíbrese. Ayúdese a cambiar. Permítase soñar. Sáquele el polvo a sus talentos. Multiplique sus dones. Respete su sentir. ¡Viva! Empiece a sanar.

Preste atención. Sienta cómo el río de la conciencia late con cada pensamiento de luz que recorre su cuerpo. El agua renueva y purifica. Inhale su perfume, es pulsión de vida. Observe con el corazón y comprobará que no existen las divisiones. Somos Uno. El río se compone de millones y millones de gotas que danzan en la unidad, más allá de todo ego.

Vamos… transforme su desierto. No deje que sus gotas se esfumen bajo el sol abrasador de la indiferencia y el desgano. Viértalas en el río de la existencia. Cierre sus ojos y facilite que el murmullo de las aguas guíe sus pasos. Descubra que nunca puede encontrar afuera lo siempre estuvo dentro. Sí, ya lo sabía, es cierto. Simplemente lo había olvidado, el río está en su interior. Permita que el agua corra. Derrumbe sus compuertas. No tema. Abra su corazón de par en par, para que el agua penetre y lave sus heridas. Renazca. La existencia, agradecida: una gota más.

JULIO ANDRES PAGANO

martes, 2 de octubre de 2012

La Conciencia de Osho

¿Qué son tus pensamientos salvo ondas en un lago?

¿Qué son tus emociones, estados de ánimo, sentimientos?

¿Qué es la totalidad de tu mente? Simplemente un torbellino.

Y debido a ese torbellino no puedes ver tu propia naturaleza.

Conoces a todo el mundo y, jamás te conoces a ti mismo.

Estas enfadado, pero no puedes permanecer así siempre.
Incluso el hombre más encolerizado ríe a veces, ha de hacerlo.

Estar airado no puede convertirse en un estado per¬manente.

Hasta el hombre más triste sonríe; e incluso el hombre que ríe continuamente a veces llora y sus ojos se llenan de lágrimas.

Las emociones no pueden ser permanentes. Se mueven, y continuamente cambias de un estado a otro.

En este momento te hallas triste, en aquel momento estas feliz; en este momento estas enfadado.

Aquel momento eres muy compasivo; este momento eres cariñoso, en otro momento estas lleno de odio; la mañana fue hermosa, la noche es fea.

Esto continúa.

El punto de vista corriente es que, el corazón es la fuente de emociones como el amor, el odio o la ira. Así como la mente es la fuente de los pensamientos conceptuales, el corazón es la fuente de todo lo que es emocional y sentimental.

Ese es el punto de vista corriente.

Hemos vivido con la división tradicional de que la imaginación, las sensaciones, las emociones y los sentimientos, pertenecen al corazón.

Pero tu corazón es un sistema de bombeo.

Todo lo que piensas, imaginas o sientes está confinado en la mente.

La mente tiene setecientos centros y estos son los que lo controlan todo.

Pero cuando Buda dice «el corazón», se refiere al centro mismo de tu ser.

Considera que tu amor, tu odio, todo, surge de la mente.

Puedes experimentar contigo.

Puedes ver de dónde surge tu ira... de la mente.

De dónde surgen vuestras emociones... de la mente.

La mente es un fenómeno grande, abarca el pensamiento conceptual, abarca los patrones emotivos y los sentimientos.

Hay que comprender esto: las emociones están en la cabeza, pero la consciencia no.

De hecho, ¡tu cabeza esta en la consciencia!

La consciencia es vasta, infinita. Las emociones, los deseos, las ambiciones, están en tu cabeza; se marchitarán.

Pero incluso cuando tu cabeza se haya desvanecido completamente y desaparecido en la tierra, la consciencia no desaparecerá.

La consciencia no esta contenida en ti, sino te contiene, es más grande que tu.

Es absolutamente cierto: tus emociones, sentimientos, pensamientos... toda la parafernalia de la mente, procede del exterior, está manipulada por el exterior.

Eso ha quedado más claro científicamente.

Pero incluso sin la investigación científica, durante miles de años los místicos han afirmado exactamente lo mismo...

Que todas estas cosas con la que está llena la mente no eres tu. Tu estas más allá de ellas.

Se te identifica con ellas, y ese es el único pecado.

La mente es una división que piensa. Y el corazón es otra división de la misma mente que siente.

Sentir y pensar, pensamientos y emociones... pero ser testigo está separado de los dos.

Si estas pensando, el observador observa... un pensamiento pasa, y te sientes enfadado... el testigo sigue observando.

Una emoción pasa, del mismo modo que pasan las nubes, que ves.

No eres ni lo bueno ni lo malo.

No eres ni lo agradable ni lo desagradable.

No eres ni el pensamiento ni las emociones.

No eres ni la mente ni el corazón.