Mostrando las entradas con la etiqueta Coaching. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Coaching. Mostrar todas las entradas

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Perfeccionista u optimalista ¿quién es más feliz?

Si te hiciera 3 preguntas, ¿cómo las contestarías? Comencemos. Cuando realizas una tarea en tu trabajo, ¿te gusta terminarla de forma perfecta? Y, si practicas un deporte, ¿te gusta ganar siempre y te enfadas cuando algo te sale mal? Y, la tercera: ¿de verdad crees que es necesario contestar a estas preguntas de forma perfecta? La respuesta a estas cuestiones nos dará la clave sobre si eres una persona perfeccionista o no. En caso de que seas perfeccionista, sigo preguntándote ¿te hace ser más feliz?

Según Tal Ben-Shahar, reconocido profesor de psicología positiva de la Universidad de Harvard, no podemos ser realmente felices hasta que no dejemos de obsesionarnos con ser perfectos en todo.

¿Qué? Eso es nuevo, no estoy de acuerdo, puede que estés diciendo. Pues sí, es algo que me dicen muchos de mis clientes o personas que asisten a mis talleres sobre felicidad. Creen que llegarán a ser felices cuando consigan la perfección en sus vidas. Aspiran a un puesto de trabajo ideal (¿existe?), a una familia de foto (¿hay alguna?), una vida social de lujo, una salud de hierro …

El mismo Ben – Shahar nos lo aclara y nos comenta que debajo de esta actitud lo que realmente quiere la persona es controlar absolutamente todo. Pero, se demuestra una y otra vez que esta forma de pensar y actuar no hace más que limitar nuestra felicidad.

¿Cómo se detecta a un perfeccionista?

Rechaza el fracaso: ve el éxito como un camino recto, sin tropiezos. Por ello, se viene abajo con cualquier pequeño o gran inconveniente que surja en el trayecto.

Rechaza las emociones negativas: las intenta anular o negar, pero con ello, hace lo mismo con las emociones positivas.

Rechaza disfrutar de los éxitos que consigue: nunca tiene suficiente y ambiciona con conseguir más y más. No es capaz de reconocer sus victorias y méritos, siempre hay algo que podría hacerse mejor.

Seguro que ahora queda más claro el por qué un perfeccionista no puede conseguirla felicidad. Loque sí hace muy bien es mantenerse en una zona de confort para no fracasar, eliminándose la maravillosa posibilidad de disfrutar de sus emociones. El resultado es que no están nunca satisfechos, por lo que suelen tener niveles bajos de autoestima.

Si te encuentras entre las personas perfeccionistas y deseas cambiar, si conoces a alguien así y quieres ayudarle, te propongo que te conviertas en:

¿Deseas convertirte en un optimalista?

Los perfeccionistas niegan los inconvenientes y sucesos negativos mientras que los optimalistas los aceptan como parte de su crecimiento, cuentan con que para conseguir sus metas deberán superar obstáculos. Saben que el camino hacia el éxito no será recto.

Para un optimalista, el fracaso es el coste inevitable del aprendizaje. El criterio del optimalista se basa en determinar si el resultado conseguido es “bueno” en vez de si es “perfecto”. Cada vez que supera un nuevo obstáculo, se recarga de energía y por ello se motiva para fijarse una meta más alta.

En definitiva, un optimalista agradece lo que le ocurre, tiene más capacidad y probabilidad de ser feliz y disfruta de esto tan importante llamado VIDA.

¿Eres optimalista o perfeccionista? ¿Qué cosas puedes comenzar a aceptar en tu vida que no sean perfectas? Te animo a pensarlo.


Directora Coordinadora del Programa Máster en Coaching Personal y Ejecutivo (UCJC) Experta en PNL Máster en Coaching (Uni. Anthony Robbins) Coach Personal y Ejecutivo y Socia fundadora de Con-fluir

martes, 11 de diciembre de 2012

Víctima vs Responsable

El pasado miércoles realizamos un taller en Salamanca para la Asociación de Amas de Casa. En él analizamos la importancia de cómo analizar las situaciones y acontecimientos que pasan en nuestras vidas. En las vidas de todos nosotros pasan acontecimientos que en muchas ocasiones no dependen de nosotros y en otras muchas no son de nuestro agrado. Ante estos hechos muchas veces no podemos hacer nada, pero lo realmente importante es que siempre tenemos la opción de elegir nuestra respuesta. ¿Qué quiere decir todo esto? Pues que ante cualquier situación que nos pase, los seres humanos tenemos la capacidad de elegir si queremos sentirnos víctimas de esta situación o por el contrario responsables.

Nosotros entendemos en Coaching la palabra Responsabilidad del siguiente modo. Responsabilidad viene de respon-habilidad; es decir, capacidad para responder, habilidad para dar respuesta a cualquier acontecimiento.

Vamos a ver esto con un ejemplo. Imaginemos que de repente pasa algo que usted no espera en su vida y que este hecho no es agradable. Puede ser un suspenso en un examen, una mala noticia en el trabajo, tener que anular unas vacaciones, una avería en casa o en el coche… En definitiva cualquier hecho inesperado y no agradable para usted.

Ante todo esto tiene dos opciones. Primera: sentirse víctima de lo acontecido, por lo cual usted utilizará un lenguaje del tipo; ¿por qué a mí?, que mala suerte la mía, ya lo veía yo venir estando como están las cosas, es culpa de la crisis, de mi jefe… En definitiva echará la culpa a acontecimientos o a personas externas pero nunca será suya la responsabilidad.

La segunda opción es la siguiente. Ante el mismo hecho que hemos expuesto anteriormente usted puede decir: bien, esto es lo que ocurre. ¿Qué puedo hacer yo para qué la situación mejore?, ¿y para qué cambie o sea más llevadera?, ¿qué puedo hacer con lo qué está aconteciendo?, ¿cómo puedo aprender de esto para que no se vuelva a repetir? Como puede ver con este lenguaje usted se hace responsable de la situación, toma las riendas de su vida y se da poder para actuar, para hacer lo que tenga que hacer.

Por tanto a partir de ahora recuerde que en usted está la capacidad de sentirse víctima o responsable de los acontecimientos de su vida.

Coach Personal y ejecutiva
www.con-fluir.com


Directora Coordinadora del Programa Máster en Coaching Personal y Ejecutivo (UCJC) Experta en PNL Máster en Coaching (Uni. Anthony Robbins) Coach Personal y Ejecutivo y Socia fundadora de Con-fluir

martes, 30 de octubre de 2012

Mis razones para ser feliz.



Tengo tantas razones para ser feliz que me impido pensar en acontecimientos barrocos que me impidan avanzar…Por eso cuando las fuerzas flaquean me acuerdo de mis poderosas razones:
He nacido entre dos siglos, el siglo de la razón y el siglo de la emoción. Estoy viviendo  un nuevo milenio donde el despertar de la conciencia va  a ser fundamental para la supervivencia de los valores humanos
He nacido en el sur donde el sol huele a madreselva y las noches son largas para poder abrazar con risas y cantos la música de la amistad.
He nacido con el   poder de modificar mis hábitos, mis creencias y valores. Mi vida es el fruto de mis acciones, pensamientos y emociones y cuanto más me conozco más afino en mi mapa del mundo.
He nacido con la capacidad de soñar. Porque sueño, estoy vivo. Ahora, sé que los sueños son deseos, y esos deseos se pueden convertir con entrenamiento en tangibles realidades.Cuestión de actitud, disciplina, potencial y enfoque.
He nacido envuelto en un cuerpo, que es el mío, el que acepto, respeto y trato de cuidarlo para que tenga calidad a la hora de subir a las montañas, cruzar los ríos de la esperanza y correr la maratón de la vida.
He nacido distinto, diferente, único e irrepetible. Esta diferencia me hace humilde, grande en la diversidad, soy el centro de mi universo pero no el ombligo del mundo… He nacido para compartir para cooperar, para conocer, para transformar, para disfrutar, Conozco mi mundo, y sé que hay muchas personas sufriendo la intolerancia y la demagogia del Ego que aniquila la  belleza del ser humano.
He nacido con dignidad, como dijo Víctor Frankl, la que “nada ni nadie nos puede arrebatar”. Consciente de ello, lucho en las barricadas de las emociones para contribuir a que la positividad, la proactividad, la tolerancia y la compasión (empatía en acción) creen un mundo mejor, lleno de luces y colores que nos hagan avanzar.
He nacido con la capacidad de amar…Amar la vida, amar  a mis semejantes, amarme a mi mismo. Por eso practico el agradecimiento y el perdón como fórmula inexorable de inteligencia humana. No cabe el odio en mi corazón: El rencor, es el cáncer del alma.
Y he nacido para acompañar a personas en el proceso de convertir sus sueños en metas alcanzables. Esto  me aporta felicidad y poder vivir libremente mis competencias emocional.
Autor:
José Luis Fuentes Rodríguez
E-mail: joseluisfuentesrodriguez@gmail.com

miércoles, 17 de octubre de 2012

Adiós al “no puedo” y bienvenida al “sí puedo”

Cuantas veces nos hemos dicho: “no he podido hacer más”, “yo sólo no puedo con todo”, “no puedo luchar contra las circunstancias”, “no hay nada que pueda hacer”…, todos estos mensajes que nos enviamos y que en muchos casos forman parte habitual de nuestro dialogo interno (lo que nos decimos mentalmente), tienen un denominador común, ¿sabes cuál?

¡Sí, has acertado¡ son todos “mensajes negativos”, y atención, quizás sea éste el habito más autodestructivo que podamos tener…

Reflexionemos sobre ello: ¿qué pasará si continuamente nos enviamos mensajes negativos a través de nuestro dialogo interno?, pues que al final acabaremos creyendo que lo que nos decimos es verdad, fomentado así, los estados negativos…, y recuerda, “los estados negativos nos paralizan y nos dejan totalmente desvalidos y faltos de recursos”. Pero esto no ocurre porque inicialmente no creamos en nuestras posibilidades, sino por el efecto de la repetición.

La repetición, es la base del aprendizaje, todo lo que sabemos lo hemos aprendido a través de hacerlo una y otra vez, así vamos adquiriendo todos nuestros conocimientos, repetimos las veces necesarias hasta memorizar los conceptos. Aprendimos a leer, leyendo repetidas veces, aprendimos a escribir, escribiendo repetidas veces, aprendimos a conducir, conduciendo repetidas veces. Todo lo aprendemos repitiendo y practicando…

Entonces, ¿qué pasará si nos repetimos una y otra vez, que no podemos hacer algo? ¿Qué no somos lo suficientemente buenos para algo? ¿Qué nunca podremos ser lo que nos gustaría ser…?

Pues como ya habrán descubierto, “aprenderemos que no podemos” y conseguiremos trasladar a nuestro sistema de creencias que no podemos…, pero esto no es cierto ¡tú sí puedes¡ ¡tus capacidades son ilimitadas¡ pero utilizas la estrategia incorrecta…

Si eres de los que te boicoteas continuamente, de los que se comunican a través de mensajes negativos, te diré algo que seguro te ayudará, algo muy sencillo, algo que cambiará tu vida de forma inmediata…, “COMUNÍCATE CON MENSAJES POSITIVOS”.

A partir de hoy, quita el “no” y el “nunca” de tu dialogo interno, y pon un “sí” es muy fácil, pruébalo, practícalo y conviértelo en hábito. A partir de hoy, comunícate de forma positiva contigo y con los demás, con tus hijos, tu pareja, tu familia, tus amigos, tus compañeros de trabajo…, verás que si te comunicas en positivo, tu vida será positiva, y si tu vida es positiva, serás mucho más feliz…

Cuando nuestro dialogo interno es positivo, fomentamos los estados positivos como: la autoestima, la seguridad interior, la fe, la ilusión, la confianza en nosotros mismos…, todos estos estados nos potencian y liberan en nosotros fuentes inagotables de poder personal y recursos…, entonces ¡vale la pena tener dialogo interno positivo¡ ¿verdad?

No esperes más, pasa a la acción y decide no volver a utilizar dialogo negativo en tu vida, lo primero: coge papel, un bolígrafo y escribe lo siguiente, pegándolo donde puedas verlo todos los días:

¡Adiós al “no puedo” y bienvenida al “sí puedo”¡

Francisco Lutzardo
E-mail: flutzardo@gmail.com
Blog: www.franlutzardo.blogspot.com


sábado, 29 de septiembre de 2012

Se lo que eres, no lo que haces

Con este titulo tan filosófico os introducimos un tema que es posible muchos de vosotros os encontréis en muchos clientes y casos de coaching, probablemente amigos y familiares, o incluso en vosotros mismos.

Por definición, la raza humana, todos nosotros, nos definimos la mayoría de veces en sociedad por aquello que hacemos : yo trabajo en un buffete de abogados laboral, yo soy ingeniero, yo soy cooperante en una ONG, yo soy psicólogo, yo hago traducción, etc. Nuestros estudios o experiencia profesional anterior marca la definición social que tenemos de nosotros mismos y ante la cual nos presentamos ante el mundo. En cierta manera, estamos obligados a ello para que los demás nos puedan “encasillar” en algún compartimiento de su mente que encaje con alguna definición pre-establecida (por ejemplo, Juan es notario… :-)).

Lo que ocurre que la definición de nuestra persona a través de nuestra actividad, si os dais cuenta, no tiene ningún sentido, ya que nosotros, en esencia, no somos “lo que esa actividad representa”, sino un conjunto de actitudes, talentos y valores que se armonizan y trabajan para conseguir un efecto deseado: curar personas, proporcionar bienestar a otros, facilitar la vida de terceros, etc. Eso es lo“que somos”, y es nuestro objetivo vivir de acuerdo a ello.

Tu misión en el mundo

Todo el mundo tiene unos talentos y una aportación que hacer a los demás que lo hacen excelente para una u otra actividad. Y todo el mundo tiene un papel que cumplir y una función única que aportar a la sociedad en la que vivimos. No existe ninguna persona que no pueda formar parte del puzzle social que conforma nuestra realidad y que no sea capaz de llevar a cabo su cometido con total felicidad y excelencia si se encuentra en el lugar o lugares adecuados a lo largo de su vida. Lo que ocurre, es que a veces somos la pieza del puzzle colocada en mal sitio o puesta al revés, y no encajamos en el área que nos fue designada y en la cual nos deberíamos sentir plenamente satisfechos con lo que hacemos.

Cuando el coach trabaja con valores y talentos, lo cual es parte primordial en casi cualquier proceso de coaching de vida o de re-orientación laboral, se intenta descubrir en que parte del puzzle se encuentra el espacio vacío esperando a esa persona que encaja a la perfección. Por decimos que definirnos en tanto a lo que “hacemos” no tiene sentido, ya que la vida nos encaja en tanto a “lo que somos”, y es ahí donde hay que provocar el cambio de visión y forma de entender la realidad a nuestro cliente.
Busca el fondo, no la forma

Pongamos que tenemos un cliente que nos cuenta que esta quemado de su trabajo, que nada le gusta ya, y que quiere cambiar, pero no sabe a que ni a donde. Nos cuenta que quizás le gustaría trabajar en una ONG, “por lo que hacen” y nos plantea que le ayudemos a preparar un plan de acción para llegar a conseguir su objetivo. Si nos ponemos manos a la obra y ayudamos a nuestro cliente a convertirse en un cooperante, ¿estamos seguros que es eso lo que realmente quería o necesitaba cuando nos pedía acompañamiento para un cambio de carrera profesional?

Yo siempre digo que primero hay que definir lo que somos, el fondo, porque luego la forma en la cual podemos expresar esto que somos puede tener mil posibilidades y manifestaciones distintas. Lo que somos esta definido por nuestros talentos y valores, y no por nuestros estudios o nuestra experiencia profesional. ¿Es que somos buenos de forma innata? ¿que nos motiva y nos da alegría?

Siguiendo con mi ejemplo personal, dos de mis características principales son que soy un motivador y un iniciador (pongo cosas en marcha para que otros luego las continúen), visto esto, ¿que forma puede tomar mi carrera profesional para “ganarme el pan” mientras cumplo con mi “misión” en la sociedad y aporto lo que otros no pueden aportar (solo yo puedo caber en mi hueco del puzzle)? Si hablamos de nuestro futuro cooperante, ¿que cualidades o talentos tiene que puedan ayudarle a encontrar una profesión que le haga feliz? Y luego, ¿encaja lo que nuestro cliente “es” con lo que ser cooperante requiere?

La forma de esto “que soy” puede adquirir es siempre múltiple y abierta a muchas realidades: vuelvo a mi ejemplo personal, yo puedo ser profesor y motivar a mis alumnos a desarrollarse como personas, puedo ser un jefe y tener a mis empleados siempre contentos, puedo ser un emprendedor, y ponerme a lanzar nuevos proyectos cada día que luego venderé a otros para que los continúen, o puedo también ser coach ;-), etc. Lo que soy no cambia, lo que hago si. Pero si hago algo en lo cual estoy expresando mi esencia mas profunda, no importa que tipo de empresa o actividad este realizando, siempre me sentiré satisfecho.

Escoger el canal mas adecuado para expresar lo que eres

Evidentemente aun sabiendo las 50 formas de expresar lo que somos no vamos a poder ponerlas todas en practica o no todas nos satisfarán por igual. De las posibles formas y profesiones que “lo que yo soy” puede tomar, habrá algunas que me resulten mas atractivas que otras por el resto de características que conforman mi personalidad. Quizás me da corte hablar en publico o no tengo las habilidades necesarias para ser un buen jefe, aunque pueda mantener a mis compañeros siempre motivados, por lo que esa manifestación profesional de lo que soy no será la mas adecuada.

Lo siguiente ya es obvio, una vez tengamos claro la esencia, hay que reducir la lista de posibles manifestaciones a dos o tres máximo, aquellas que cumplan el máximo de requisitos posibles. Y a partir de aquí establecer el cambio de profesión. Así que ya sabéis, cuando alguien os pregunte “¿y tu que haces?” no le digáis que sois coachs, decirles que “ayudáis a la gente a mejorar sus vidas”o que sois “motivadores natos”, yo por lo menos me encuentro mas a gusto en esa definición, ¿y vosotros? :-)

Fuente: