Bienvenidos amigos: Iniciamos una aventura para re-inventarnos a través del conocimiento, con recomendaciones que nos permitan tener una mejor calidad de vida.
miércoles, 12 de diciembre de 2012
Postergar
La vida es muy corta y hay mucho que aprender; aquellas personas que no dejan de postergar nunca dejan de perderse cosas. Cada uno ha de averiguar constantemente si avanza a estados más felices o no. Si es así, uno se encuentra en el camino correcto. Cuando entras más en él, lo disfrutaras más. Y si te sientes triste, entonces mirate: en algún punto te apartaste del camino, te extraviaste. Algo te a distraído, ya no sos natural, te has alejado de la naturaleza. Miralo, observalo, y sea lo que fuere lo que encuentres como causa de tu tristeza, desprendete de ello. Y no lo postergues para mañana; elimínalo de inmediato.
La vida es muy corta y hay mucho que aprender; aquellas personas que no dejan de postergar, nunca dejan de perderse cosas. Hoy postergas hasta mañana, y mañana volverás a postergar. Despacio, las postergaciones se convierten en un hábito. Y lo que llega siempre es el hoy; el mañana jamás llega. De modo que pueden seguir postergando hasta el infinito.
Siempre que veas que algo te produce tristeza, desprendete de ello en el acto... no lo retengas ni por un momento.
Esto es coraje: coraje de vivir, de arriesgar, de aventura. Y solo aquellos que son valerosos, un día son recompensados con la totalidad, con la luz, el amor, la felicidad y la bendición.
Osho
Corta las raíces de la mente
Tú tienes mil y un problemas, e intentas resolverlos. Pero los problemas no se resuelven. No pueden resolverse, porque, en primer lugar, no hay mil y un problemas, solamente hay uno; y si ves mil y un problemas, no serás capaz de ver el que realmente existe. Tú siempre estás viendo cosas que no existen, y, por eso, no puedes ver lo que existe.
Así que lo primero que hay que entender es el problema básico, el único. Es perenne, no tuyo en particular, o mío o de cualquier otro. Es del hombre como tal. El problema nace contigo y, desgraciadamente, como le ocurre a millones de personas, morirá contigo. Si el problema muere antes de que tú mueras, te habrás iluminado. Y esa es la tarea de la religión, ayudar a disolver el problema antes de que él te mate a ti.
Solo hay una forma de que el hombre no tenga ningún problema, siendo religioso. El hombre religioso no tiene problemas, porque ha resuelto el problema básico. Ha cortado la raíz.
Por eso Tilopa dice: Corta las raíces de la mente. No te dediques a cortar las hojas y las ramas. Hay millones, y cortándolas, no conseguirás nada, el árbol seguirá creciendo. Si le sigues podando las ramas, se hará incluso más denso, más grueso y más grande. Simplemente olvídate de las ramas. Ellas no son el problema. El problema está en las raíces. Corta las raíces, y el árbol, poco a poco, irá desapareciendo, se irá extinguiendo.
Así pues, ¿cuál es el problema raíz de la mente? No es ni tuyo ni de nadie más; es del hombre como tal. Viene a la existencia en el momento que naces, pero puede disolverse antes de que mueras.
Osho
¿No te gusta cómo luces? Simples pasos para sentirte mejor
"En lugar de darte los últimos tips de belleza, o recetas para verte más bella y atractiva te voy a animar a que seas feliz tal como eres, ahora. Sí, como lo estás leyendo… no hay nada que cambiar, no hay nada que “mejorar” en ti, no hay nada malo en ti, eres bella y perfecta tal como eres y son tus creencias sobre lo contrario lo que pueden hacerte la vida difícil…"
En una encuesta realizada a miles de mujeres en 10 países, solo 2% de las mujeres respondieron que se sentían hermosas. Esto deja un interrogante, ¿es que hay pocas mujeres hermosas en el mundo o es que nuestras percepciones sobre nosotras son muy poco positivas? Iría bien reflexionar al respecto…
Queremos lucir guapas, atractivas, llamar la atención, nos valoramos por nuestro aspecto físico, por la manera en que lucimos… Este puede parecer un hábito muy común y natural sobre todo entre las mujeres, pero ¿qué pasa cuando no estás contenta con tu apariencia física? ¿Qué pasa cuando crees que estás muy gorda, que no eres lo suficientemente guapa, lo suficientemente alta, lo suficientemente atractiva? ¿Cómo te hace sentir esto? Seguramente no muy bien. Si este es tu caso, sigue leyendo, tengo buenas noticias para ti.
En lugar de darte los últimos tips de belleza, o recetas para verte más bella y atractiva te voy a animar a que seas feliz tal como eres, ahora. Sí, como lo estás leyendo… no hay nada que cambiar, no hay nada que “mejorar” en ti, no hay nada malo en ti, eres bella y perfecta tal como eres y son tus creencias sobre lo contrario lo que pueden hacerte la vida difícil… Y no estoy diciendo que no cambies aspectos en ti si lo deseas, lo que te digo es que revises los motivos que te llevan a querer cambiar si no te gustas tal como eres.
Empieza por prestar atención a los pensamientos que rondan tu mente, cuando te dices que estás gorda, deberías ser más alta, tener la nariz recta… Algunos pensamientos habituales pueden ser: “No soy lo suficientemente buena tal como soy”, “Me tengo que parecer a los demás para gustar”, “Si luciera como esa modelo sería feliz”, “Si estuviera más delgada sería feliz”, “Necesito gustarle a los demás para sentirme bien conmigo misma”, “Necesito la aprobación y admiración de los demás”… Estos pensamientos que pueden parecer “verdades irrefutables”, pueden hacerte sentir muy mal e impedirte justamente eso que quieres, ser feliz. Una vez que has identificado las principales creencias, cuestiónalas para que puedas descubrir cuál es la verdad. Puedes usar diversas técnicas para trabajar con tus creencias, la que yo recomiendo son unas simples preguntas, inspiradas por Byron Katie, autora del Bestseller “Necesito tu amor, ¿es verdad?” (en inglés).
Por ejemplo, cuestionemos la creencia “Necesito que me consideren hermosa para sentirme bien conmigo misma”
¿Puedes saber que es verdad con absoluta certeza que necesitas que los demás te consideren hermosa para sentirte bien?¿Alguna vez te lo has cuestionado?
¿Cómo te sientes y actúas cuando crees que necesitas que los demás te consideren hermosa para sentirte bien? Nótalo. Seguramente insegura, ansiosa, presionada por lucir bella. Te lleva a compararte constantemente, a querer lucir como otras, y “mejorarte” para encajar en los estereotipos de belleza, te criticas y te haces sentir como si algo no estuviera bien contigo. Puede que te aísles, te retraigas. No puedes disfrutar de ser quien eres ni de tu vida, porque estás demasiado pendiente de lo que los demás piensan de ti.
¿Cómo te sentirías y actuarías si no tuvieras el pensamiento de que necesitas que te consideren hermosa? Quizás te quitarías un peso de encima, te relajarías en la presencia de otras personas, no estarías pendiente de la opinión de los demás, te sentirías más libre para pasarla bien, para disfrutar, para ser tú.
Si has respondido a las preguntas con honestidad quizás has podido comprobar que tu estado de ánimo varía con el pensamiento y sin él. Con el pensamiento hay ansiedad, tensión, estrés y sin el pensamiento hay más disfrute, más libertad para ser tú. ¿Puedes notar como tu bienestar no depende de la opinión de los demás, si no de las creencias que tienes en este momento? Y esto es una buena noticia, porque no puedes controlar lo que los demás opinen de ti, pero sí como te sientes al respecto y esta es una gran liberación.
Byron Katie también recomienda invertir el pensamiento original, esto nos permitirá ampliar la mente y ver opciones que no habíamos visto antes. Hay varias maneras de hacerlo.
En una encuesta realizada a miles de mujeres en 10 países, solo 2% de las mujeres respondieron que se sentían hermosas. Esto deja un interrogante, ¿es que hay pocas mujeres hermosas en el mundo o es que nuestras percepciones sobre nosotras son muy poco positivas? Iría bien reflexionar al respecto…
Queremos lucir guapas, atractivas, llamar la atención, nos valoramos por nuestro aspecto físico, por la manera en que lucimos… Este puede parecer un hábito muy común y natural sobre todo entre las mujeres, pero ¿qué pasa cuando no estás contenta con tu apariencia física? ¿Qué pasa cuando crees que estás muy gorda, que no eres lo suficientemente guapa, lo suficientemente alta, lo suficientemente atractiva? ¿Cómo te hace sentir esto? Seguramente no muy bien. Si este es tu caso, sigue leyendo, tengo buenas noticias para ti.
En lugar de darte los últimos tips de belleza, o recetas para verte más bella y atractiva te voy a animar a que seas feliz tal como eres, ahora. Sí, como lo estás leyendo… no hay nada que cambiar, no hay nada que “mejorar” en ti, no hay nada malo en ti, eres bella y perfecta tal como eres y son tus creencias sobre lo contrario lo que pueden hacerte la vida difícil… Y no estoy diciendo que no cambies aspectos en ti si lo deseas, lo que te digo es que revises los motivos que te llevan a querer cambiar si no te gustas tal como eres.
Empieza por prestar atención a los pensamientos que rondan tu mente, cuando te dices que estás gorda, deberías ser más alta, tener la nariz recta… Algunos pensamientos habituales pueden ser: “No soy lo suficientemente buena tal como soy”, “Me tengo que parecer a los demás para gustar”, “Si luciera como esa modelo sería feliz”, “Si estuviera más delgada sería feliz”, “Necesito gustarle a los demás para sentirme bien conmigo misma”, “Necesito la aprobación y admiración de los demás”… Estos pensamientos que pueden parecer “verdades irrefutables”, pueden hacerte sentir muy mal e impedirte justamente eso que quieres, ser feliz. Una vez que has identificado las principales creencias, cuestiónalas para que puedas descubrir cuál es la verdad. Puedes usar diversas técnicas para trabajar con tus creencias, la que yo recomiendo son unas simples preguntas, inspiradas por Byron Katie, autora del Bestseller “Necesito tu amor, ¿es verdad?” (en inglés).
Por ejemplo, cuestionemos la creencia “Necesito que me consideren hermosa para sentirme bien conmigo misma”
¿Puedes saber que es verdad con absoluta certeza que necesitas que los demás te consideren hermosa para sentirte bien?¿Alguna vez te lo has cuestionado?
¿Cómo te sientes y actúas cuando crees que necesitas que los demás te consideren hermosa para sentirte bien? Nótalo. Seguramente insegura, ansiosa, presionada por lucir bella. Te lleva a compararte constantemente, a querer lucir como otras, y “mejorarte” para encajar en los estereotipos de belleza, te criticas y te haces sentir como si algo no estuviera bien contigo. Puede que te aísles, te retraigas. No puedes disfrutar de ser quien eres ni de tu vida, porque estás demasiado pendiente de lo que los demás piensan de ti.
¿Cómo te sentirías y actuarías si no tuvieras el pensamiento de que necesitas que te consideren hermosa? Quizás te quitarías un peso de encima, te relajarías en la presencia de otras personas, no estarías pendiente de la opinión de los demás, te sentirías más libre para pasarla bien, para disfrutar, para ser tú.
Si has respondido a las preguntas con honestidad quizás has podido comprobar que tu estado de ánimo varía con el pensamiento y sin él. Con el pensamiento hay ansiedad, tensión, estrés y sin el pensamiento hay más disfrute, más libertad para ser tú. ¿Puedes notar como tu bienestar no depende de la opinión de los demás, si no de las creencias que tienes en este momento? Y esto es una buena noticia, porque no puedes controlar lo que los demás opinen de ti, pero sí como te sientes al respecto y esta es una gran liberación.
Byron Katie también recomienda invertir el pensamiento original, esto nos permitirá ampliar la mente y ver opciones que no habíamos visto antes. Hay varias maneras de hacerlo.
- Empezaremos por invertir el pensamiento hacia lo contrario: “No necesito que me consideren hermosa para sentirme bien conmigo misma” ¿Puedes encontrar ejemplos reales en tu vida de que esto puede ser más verdadero? Por ejemplo, observa los niños muy pequeños que todavía no han “asimilado” las creencias de los adultos, no están pendientes de lo que sus compañeros de juegos piensen de su aspecto, ni están pensando en cómo lucen sus compañeros, son y se sienten perfectos tal como son, enfocados en jugar y disfrutar del momento.
- Otro pensamiento contrario podría sería “Necesito que me consideren hermosa para sentirme mal conmigo misma”Busca ejemplos. ¿Puedes ver cómo te haces sentir mal cuando lo que vales y tu bienestar dependen de las opiniones de otras personas que no puedes controlar? ¿Puedes ver lo agotador que puede ser vivir en función de las opiniones ajenas? ¿La presión que eso te hace sentir?
- Es bueno también invertir el pensamiento hacía nosotros mismos:“Necesito considerarme hermosa para sentirme bien conmigo misma”¿Puedes ver cómo si tu te consideras hermosa tal como eres, con tu sobrepeso, con tu estatura, con la forma de tu cuerpo, con lo que sea que te moleste ahora, si te consideraras hermosa, te sentirías feliz? ¿Puedes ver cómo si dejaras de compararte con los demás podrías valorarte tal como eres y reconocer la belleza de tu individualidad, incluso aunque los demás no lo vean? ¿Puedes verlo? ¿Puedes ver que para sentirte bien, segura y confiada contigo no necesitas cambiar ni controlar las opiniones de los demás, si no cuestionar tus propias creencias sobre ti…? En lugar de poner tanta energía y desgastarte en conseguir la aprobación de los demás, usa esa energía en cuestionar todas las creencias sobre tu aspecto y redescubrir y valorar lo única y bella que eres, y eso te hará sentir bien. Es posible que tengas que cuestionar muchas comparaciones, estereotipos y creencias pero vale la pena. Si tú no reconoces y valoras tu propia belleza, y te aceptas tal cual eres ¿cómo puedes esperar que otros lo hagan? Empieza por ti, te lo agradecerás.
Por Sandra Iozzelli
Perfeccionista u optimalista ¿quién es más feliz?
Si te hiciera 3 preguntas, ¿cómo las contestarías? Comencemos. Cuando realizas una tarea en tu trabajo, ¿te gusta terminarla de forma perfecta? Y, si practicas un deporte, ¿te gusta ganar siempre y te enfadas cuando algo te sale mal? Y, la tercera: ¿de verdad crees que es necesario contestar a estas preguntas de forma perfecta? La respuesta a estas cuestiones nos dará la clave sobre si eres una persona perfeccionista o no. En caso de que seas perfeccionista, sigo preguntándote ¿te hace ser más feliz?
Según Tal Ben-Shahar, reconocido profesor de psicología positiva de la Universidad de Harvard, no podemos ser realmente felices hasta que no dejemos de obsesionarnos con ser perfectos en todo.
¿Qué? Eso es nuevo, no estoy de acuerdo, puede que estés diciendo. Pues sí, es algo que me dicen muchos de mis clientes o personas que asisten a mis talleres sobre felicidad. Creen que llegarán a ser felices cuando consigan la perfección en sus vidas. Aspiran a un puesto de trabajo ideal (¿existe?), a una familia de foto (¿hay alguna?), una vida social de lujo, una salud de hierro …
El mismo Ben – Shahar nos lo aclara y nos comenta que debajo de esta actitud lo que realmente quiere la persona es controlar absolutamente todo. Pero, se demuestra una y otra vez que esta forma de pensar y actuar no hace más que limitar nuestra felicidad.
¿Cómo se detecta a un perfeccionista?
Rechaza el fracaso: ve el éxito como un camino recto, sin tropiezos. Por ello, se viene abajo con cualquier pequeño o gran inconveniente que surja en el trayecto.
Rechaza las emociones negativas: las intenta anular o negar, pero con ello, hace lo mismo con las emociones positivas.
Rechaza disfrutar de los éxitos que consigue: nunca tiene suficiente y ambiciona con conseguir más y más. No es capaz de reconocer sus victorias y méritos, siempre hay algo que podría hacerse mejor.
Seguro que ahora queda más claro el por qué un perfeccionista no puede conseguirla felicidad. Loque sí hace muy bien es mantenerse en una zona de confort para no fracasar, eliminándose la maravillosa posibilidad de disfrutar de sus emociones. El resultado es que no están nunca satisfechos, por lo que suelen tener niveles bajos de autoestima.
Si te encuentras entre las personas perfeccionistas y deseas cambiar, si conoces a alguien así y quieres ayudarle, te propongo que te conviertas en:
¿Deseas convertirte en un optimalista?
Los perfeccionistas niegan los inconvenientes y sucesos negativos mientras que los optimalistas los aceptan como parte de su crecimiento, cuentan con que para conseguir sus metas deberán superar obstáculos. Saben que el camino hacia el éxito no será recto.
Para un optimalista, el fracaso es el coste inevitable del aprendizaje. El criterio del optimalista se basa en determinar si el resultado conseguido es “bueno” en vez de si es “perfecto”. Cada vez que supera un nuevo obstáculo, se recarga de energía y por ello se motiva para fijarse una meta más alta.
En definitiva, un optimalista agradece lo que le ocurre, tiene más capacidad y probabilidad de ser feliz y disfruta de esto tan importante llamado VIDA.
¿Eres optimalista o perfeccionista? ¿Qué cosas puedes comenzar a aceptar en tu vida que no sean perfectas? Te animo a pensarlo.
Según Tal Ben-Shahar, reconocido profesor de psicología positiva de la Universidad de Harvard, no podemos ser realmente felices hasta que no dejemos de obsesionarnos con ser perfectos en todo.
¿Qué? Eso es nuevo, no estoy de acuerdo, puede que estés diciendo. Pues sí, es algo que me dicen muchos de mis clientes o personas que asisten a mis talleres sobre felicidad. Creen que llegarán a ser felices cuando consigan la perfección en sus vidas. Aspiran a un puesto de trabajo ideal (¿existe?), a una familia de foto (¿hay alguna?), una vida social de lujo, una salud de hierro …
El mismo Ben – Shahar nos lo aclara y nos comenta que debajo de esta actitud lo que realmente quiere la persona es controlar absolutamente todo. Pero, se demuestra una y otra vez que esta forma de pensar y actuar no hace más que limitar nuestra felicidad.
¿Cómo se detecta a un perfeccionista?
Rechaza el fracaso: ve el éxito como un camino recto, sin tropiezos. Por ello, se viene abajo con cualquier pequeño o gran inconveniente que surja en el trayecto.
Rechaza las emociones negativas: las intenta anular o negar, pero con ello, hace lo mismo con las emociones positivas.
Rechaza disfrutar de los éxitos que consigue: nunca tiene suficiente y ambiciona con conseguir más y más. No es capaz de reconocer sus victorias y méritos, siempre hay algo que podría hacerse mejor.
Seguro que ahora queda más claro el por qué un perfeccionista no puede conseguirla felicidad. Loque sí hace muy bien es mantenerse en una zona de confort para no fracasar, eliminándose la maravillosa posibilidad de disfrutar de sus emociones. El resultado es que no están nunca satisfechos, por lo que suelen tener niveles bajos de autoestima.
Si te encuentras entre las personas perfeccionistas y deseas cambiar, si conoces a alguien así y quieres ayudarle, te propongo que te conviertas en:
¿Deseas convertirte en un optimalista?
Los perfeccionistas niegan los inconvenientes y sucesos negativos mientras que los optimalistas los aceptan como parte de su crecimiento, cuentan con que para conseguir sus metas deberán superar obstáculos. Saben que el camino hacia el éxito no será recto.
Para un optimalista, el fracaso es el coste inevitable del aprendizaje. El criterio del optimalista se basa en determinar si el resultado conseguido es “bueno” en vez de si es “perfecto”. Cada vez que supera un nuevo obstáculo, se recarga de energía y por ello se motiva para fijarse una meta más alta.
En definitiva, un optimalista agradece lo que le ocurre, tiene más capacidad y probabilidad de ser feliz y disfruta de esto tan importante llamado VIDA.
¿Eres optimalista o perfeccionista? ¿Qué cosas puedes comenzar a aceptar en tu vida que no sean perfectas? Te animo a pensarlo.
Montse Hidalgo
Directora Coordinadora del Programa Máster en Coaching Personal y Ejecutivo (UCJC) Experta en PNL Máster en Coaching (Uni. Anthony Robbins) Coach Personal y Ejecutivo y Socia fundadora de Con-fluir
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