sábado, 29 de septiembre de 2012

Se lo que eres, no lo que haces

Con este titulo tan filosófico os introducimos un tema que es posible muchos de vosotros os encontréis en muchos clientes y casos de coaching, probablemente amigos y familiares, o incluso en vosotros mismos.

Por definición, la raza humana, todos nosotros, nos definimos la mayoría de veces en sociedad por aquello que hacemos : yo trabajo en un buffete de abogados laboral, yo soy ingeniero, yo soy cooperante en una ONG, yo soy psicólogo, yo hago traducción, etc. Nuestros estudios o experiencia profesional anterior marca la definición social que tenemos de nosotros mismos y ante la cual nos presentamos ante el mundo. En cierta manera, estamos obligados a ello para que los demás nos puedan “encasillar” en algún compartimiento de su mente que encaje con alguna definición pre-establecida (por ejemplo, Juan es notario… :-)).

Lo que ocurre que la definición de nuestra persona a través de nuestra actividad, si os dais cuenta, no tiene ningún sentido, ya que nosotros, en esencia, no somos “lo que esa actividad representa”, sino un conjunto de actitudes, talentos y valores que se armonizan y trabajan para conseguir un efecto deseado: curar personas, proporcionar bienestar a otros, facilitar la vida de terceros, etc. Eso es lo“que somos”, y es nuestro objetivo vivir de acuerdo a ello.

Tu misión en el mundo

Todo el mundo tiene unos talentos y una aportación que hacer a los demás que lo hacen excelente para una u otra actividad. Y todo el mundo tiene un papel que cumplir y una función única que aportar a la sociedad en la que vivimos. No existe ninguna persona que no pueda formar parte del puzzle social que conforma nuestra realidad y que no sea capaz de llevar a cabo su cometido con total felicidad y excelencia si se encuentra en el lugar o lugares adecuados a lo largo de su vida. Lo que ocurre, es que a veces somos la pieza del puzzle colocada en mal sitio o puesta al revés, y no encajamos en el área que nos fue designada y en la cual nos deberíamos sentir plenamente satisfechos con lo que hacemos.

Cuando el coach trabaja con valores y talentos, lo cual es parte primordial en casi cualquier proceso de coaching de vida o de re-orientación laboral, se intenta descubrir en que parte del puzzle se encuentra el espacio vacío esperando a esa persona que encaja a la perfección. Por decimos que definirnos en tanto a lo que “hacemos” no tiene sentido, ya que la vida nos encaja en tanto a “lo que somos”, y es ahí donde hay que provocar el cambio de visión y forma de entender la realidad a nuestro cliente.
Busca el fondo, no la forma

Pongamos que tenemos un cliente que nos cuenta que esta quemado de su trabajo, que nada le gusta ya, y que quiere cambiar, pero no sabe a que ni a donde. Nos cuenta que quizás le gustaría trabajar en una ONG, “por lo que hacen” y nos plantea que le ayudemos a preparar un plan de acción para llegar a conseguir su objetivo. Si nos ponemos manos a la obra y ayudamos a nuestro cliente a convertirse en un cooperante, ¿estamos seguros que es eso lo que realmente quería o necesitaba cuando nos pedía acompañamiento para un cambio de carrera profesional?

Yo siempre digo que primero hay que definir lo que somos, el fondo, porque luego la forma en la cual podemos expresar esto que somos puede tener mil posibilidades y manifestaciones distintas. Lo que somos esta definido por nuestros talentos y valores, y no por nuestros estudios o nuestra experiencia profesional. ¿Es que somos buenos de forma innata? ¿que nos motiva y nos da alegría?

Siguiendo con mi ejemplo personal, dos de mis características principales son que soy un motivador y un iniciador (pongo cosas en marcha para que otros luego las continúen), visto esto, ¿que forma puede tomar mi carrera profesional para “ganarme el pan” mientras cumplo con mi “misión” en la sociedad y aporto lo que otros no pueden aportar (solo yo puedo caber en mi hueco del puzzle)? Si hablamos de nuestro futuro cooperante, ¿que cualidades o talentos tiene que puedan ayudarle a encontrar una profesión que le haga feliz? Y luego, ¿encaja lo que nuestro cliente “es” con lo que ser cooperante requiere?

La forma de esto “que soy” puede adquirir es siempre múltiple y abierta a muchas realidades: vuelvo a mi ejemplo personal, yo puedo ser profesor y motivar a mis alumnos a desarrollarse como personas, puedo ser un jefe y tener a mis empleados siempre contentos, puedo ser un emprendedor, y ponerme a lanzar nuevos proyectos cada día que luego venderé a otros para que los continúen, o puedo también ser coach ;-), etc. Lo que soy no cambia, lo que hago si. Pero si hago algo en lo cual estoy expresando mi esencia mas profunda, no importa que tipo de empresa o actividad este realizando, siempre me sentiré satisfecho.

Escoger el canal mas adecuado para expresar lo que eres

Evidentemente aun sabiendo las 50 formas de expresar lo que somos no vamos a poder ponerlas todas en practica o no todas nos satisfarán por igual. De las posibles formas y profesiones que “lo que yo soy” puede tomar, habrá algunas que me resulten mas atractivas que otras por el resto de características que conforman mi personalidad. Quizás me da corte hablar en publico o no tengo las habilidades necesarias para ser un buen jefe, aunque pueda mantener a mis compañeros siempre motivados, por lo que esa manifestación profesional de lo que soy no será la mas adecuada.

Lo siguiente ya es obvio, una vez tengamos claro la esencia, hay que reducir la lista de posibles manifestaciones a dos o tres máximo, aquellas que cumplan el máximo de requisitos posibles. Y a partir de aquí establecer el cambio de profesión. Así que ya sabéis, cuando alguien os pregunte “¿y tu que haces?” no le digáis que sois coachs, decirles que “ayudáis a la gente a mejorar sus vidas”o que sois “motivadores natos”, yo por lo menos me encuentro mas a gusto en esa definición, ¿y vosotros? :-)

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