viernes, 8 de febrero de 2013

El amor se alimenta de optimismo

Aquellos que comienzan una relación con el temor de que fracasará o que ocasionará dolor probablemente descubrirán que son profetas.

No hay peor presagio de fracaso que invitarlo como una posibilidad. Por otro lado, siempre hay razones para creer que nuestro amor va a tener éxito y va a florecer, que nuestra unión con otra persona nos brindará más posibilidades de alegría y regocijo.

¿Por qué no podemos tener un futuro lleno de brillo, bondad, productividad y crecimiento?.

Debemos vivir con la esperanza de que toda relación que tomamos, todo acto que realizamos, nos llevará por el camino correcto hacia el éxito en el amor.

Hasta nuestros errores pueden ser causa de optimismo ya que nos ofrecen oportunidades para aprender y mantenernos más alertas.

El amor no busca con insistencia la perfección, por lo tanto, nosotros tampoco debemos hacerlo. El amor se enriquece con una visión positiva de uno mismo, de la vida y del mundo.

Cuando nos concentramos en imágenes constructivas que enriquecen nuestras relaciones, nos sentimos menos limitados por el pasado y más alentados por el presente.
La experiencia nos demuestra que los sueños tenderán a cumplirse si realmente lo deseamos. Los enamorados aprenden no sólo a desear lo mejor sino también a luchar para que se cumpla.

Leo Buscaglia


Despertar a sí mismo

Solemos consideramos como seres simples, pero en realidad somos extraordinariamente ricos y complejos.

Nuestra memoria ha ido registrando todos los hechos de nuestra existencia, aun los inconscientes.
No hemos olvidado nada desde nuestro nacimiento, e incluso, según Jung, disponemos de una conciencia colectiva que nos dicta las aspiraciones de la humanidad entera. En cada uno de nosotros existe toda la experiencia humana.

“El hombre es una caracola donde resuenan todos los rumores del mundo” (Zundel).
El macrocosmos esta en el microcosmos.
¡Y todo ello ignorado, reprimido, inexplotado…!

Afortunadamente, disponemos de nuestras horas de sueño para beber en las fuentes primitivas, para hacer acopio de las energías fundamentales.
Conocerse a si mismo es, evidentemente, la primera condición para conocer a los demás, del mismo modo que la primera condición para amarlos es amarse uno mismo. “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.

Únicamente conoceremos de los demás aquello que se ha hecho vivo en nosotros. . Solo haciéndonos “porosos”, sensibles, atentos a los “rumores del
mundo” y a nuestras riquezas interiores, lograremos entrar en consonancia, en convivencia con las riquezas de los demás.

Ahora bien, el resultado habitual de una “buena educación cristiana” es una prodigiosa ignorancia de si mismo:
“¡No te escuches! ¡Olvídate de ti mismo!
¡Renuncia él ti mismo! ¡El Yo es aborrecible!”

Pero estamos atravesados de deseos, pensamientos y reacciones, y generalmente no podemos discernir si somos nosotros los que pensamos, sentimos y deseamos, o si por el contrario, son nuestra educación, nuestro ambiente o nuestros acondicionamientos los que lo hacen.

Alguien decía ante un problema: “Me gustaría saber lo que yo pienso al respecto.” Hace falta mucho tiempo para distinguir entre lo que uno piensa y lo que le han sugerido que piense.
¿Hemos nacido de dentro o hemos sido construidos, formados. desde fuera?

Hay que recuperarse, estar al acecho de las propias sensaciones, analizar los propios sentimientos, reafirmar los propios hábitos, para discernir lo autentico de lo “fabricado”.

Cada una de nuestras ideas y de nuestras palabras no tienen mas contenido verdadero que la experiencia, la andadura que hayamos hecho a su encuentro.

Hay que despertar al propio cuerpo.
El cuerpo es humilde. En cambio, el espíritu se imagina invulnerable. El cuerpo es consciente de su dependencia con respecto a la realidad, de sus limitaciones, de su condición frágil, que envejece y que es mortal. La verdad del hombre es que únicamente es libre a través de una serie de dependencias aceptadas: dependencia de su tiempo, de su lugar, de su ambiente, de su familia, etc.

El espíritu es orgulloso, porque niega sus limitaciones y pretende ignorar los “avisos” que le transmite el cuerpo y refugiarse en lo imposible.

El cuerpo es el fiel guardián de nuestra historia, el depositario de nuestros archivos personales.
El cuerpo lo ha sentido todo y no ha olvidado nada, y a quien sepa mirar con sagacidad le desvela lo que somos. Todo cuanto hemos vivido ha marcado
nuestro cuerpo, se ha incrustado en el por así decirlo. Cada sufrimiento de nuestra vida ha provocado una crispación, un bloqueo, una barrera.

El cuerpo se ha curtido contra las agresiones, ha creado una serie de obstáculos nerviosos para defenderse. Toda emoción reprimida se traduce en una contracción muscular (W. Reich). De suerte que no hay progreso ni liberación espiritual sin que también el cuerpo se transforme:
“Estás irreconocible” (incluso físicamente), te dirán los que te conocen, después de una “conversión”, y tampoco hay liberación del cuerpo sin que se produzca (o, al menos, se nos proponga) una liberación espiritual.

A veces nos vuelve a la memoria, reanimado, un simple recuerdo del pasado: el malestar físico corregido o re-concienciado recuerda el hecho que lo originó.

Pero el cuerpo entrega lentamente sus secretos.
Una contradicción requiere tiempo para sanar.
Es imposible obligar al. cuerpo a hablar.
Hay que respetar su ritmo.
Necesita “bloquearse”.

Ante el anuncio de una alegría o de una desgracia, necesitamos tiempo para alegramos o para entristecemos de verdad: el tiempo que la noticia tarda en recorrer todas las provincias de nuestro cuerpo, Y no solo la “capital”. Y esto es algo que nadie puede hacer en nuestro lugar. Es nuestra sensación la que nos ilustra, no las explicaciones o interpretaciones que puedan damos.

Hemos sido educados para vivir del espíritu, para elevamos por encima de la materia, para domar y mortificar la carne. Y, sin embargo, la primera necesidad y la primera tarea del niño consiste en construirse una imagen de su propio Cuerpo, y únicamente toma conciencia de sí en la medida en que ha logrado habitar su cuerpo.

Nosotros tenemos conciencia de existir porque sentimos nuestro organismo, su peso, sus movimientos, sus operaciones, sus señales.
La existencia se conquista; consiste en una progresiva presencia a si mismo y al mundo, pero esta presencia solo podemos experimentarla a través de nuestro cuerpo.

¡Cuantas personas ignoran que lo que determina su buen o mal humor, su estado de satisfacción o su sordo descontento con la existencia, es su tono muscular o nervioso!

Sin duda alguna, la base de nuestro comportamiento lo constituye la percepción del estado satisfactorio o insatisfactorio de nuestro cuerpo.

La reconciliación con nuestro cuerpo es una condición previa a nuestra reconciliación con la naturaleza, con los demás y con Dios.

Padecemos un “handicap” inicial, y es que todos nuestros ulteriores pasos estarán en peligro mientras no nos hayamos aliado con nuestro prójimo mas cercano: nuestro cuerpo.

Habitar el propio cuerpo, conocerlo por dentro, descubrir su presencia amistosa y servicial, coincidir con uno mismo: he ahí toda una promesa de equilibrio y de alegrías.

Louis Evely


Nadie golpea más fuerte que la vida


Las dificultades del camino son parte del camino. La vida no es un cuento de hadas ni todo está pintado de color de rosa. Mucha gente vive en sus propias ilusiones y luego caen en depresión cuando se tropiezan con la realidad.

La realidad es… que la vida es como es y no como a ti o a mí nos gustaría que fuese. De esta manera, tienes que permanecer en un estado de conciencia para no caer en autoengaños. Ahora sabes que la vida puede golpearte muy fuerte… Como decía Sylvestre Stallone en Rocky: “Nadie golpea más fuerte que la vida”. Por eso debes valorar cada momento de tu vida. Tienes que sacar fuerzas de flaqueza, convertirte en un gigante, vivir con autentica inspiración y no rebajarte ante las dificultades. Quita de tu vocabulario las palabras “No podré conseguirlo”.

No caigas en el autoengaño de creerte menos que los demás. ¿Crees que la existencia se iba a molestar en crear algo que no tuviera valor? Eres tan valioso, que no existe nadie como tú. Eres un ser único, lo creas o no. Por lo tanto, no te fijes tanto en lo que hacen los demás o en lo que te digan los demás… Ellos son ellos y no son tú. Tú eres único… por lo tanto, tu respuesta también lo será. Conviértete en un innovador, sorprende al mundo. Si dicen que no vales, ponle más ganas al asunto. Si no te creen capaz, ahora confía más en ti mismo. ¡¡Dentro de ti tienes tanto…. tanto potencial! Eres un gigante… el problema es que te miras en el espejo equivocado. ¿Has visto esos espejo con truco? Te hacen más delgado, más gordo… con la cara alargada… Pues bien… todos los días te miras en el espejo que te hace más pequeño y es así como te ves…. Pequeño, minúsculo. Ni siquiera te diré que te mires en el espejo que te haga más grande… Te diré que rompas todos los espejos, porque sencillamente no te hacen falta. Eres tremendamente valioso y ningún espejo va a quitarte eso. Por eso escribí el libro El poder de la conciencia y de la receptividad… para hacerte entender… que la vida no da segundas oportunidades… Por eso debes aprovechar esta oportunidad que ahora sí tienes. Tienes una gran oportunidad de conseguir todo lo que deseas.

Eres un Rey y vives como un mendigo. Quiero que veas que eres una persona muy valiosa… y que con tu sola presencia, puedes hacer feliz a muchas personas. Estamos hablando de tu vida. ¿No crees que ya es hora de empezar a ser feliz? Fuera quejas y lamentos. A partir de hoy, tomarás las riendas de tu vida. Respira hondo…. ¿Escuchas eso? Son el canto de los pájaros que cantan para ti. No pierdas un minutos mas… y empieza a vivir intensamente.

Jorge Álvarez Camacho

Atrevámonos !

Más que simplemente existir, vive.
Más que simplemente tocar, siente.
Más que simplemente mirar, observa.
Más que simplemente leer, absorbe.
Más que simplemente escuchar, oye.
Más que simplemente presenciar, entiende.
Más que simplemente pensar, reflexiona.
Más que simplemente hablar, por favor, ¡di algo!

John Maxwell