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jueves, 9 de abril de 2015

El Profesor que reto a sus estudiantes.

¿Existe el MAL?
El profesor universitario retó a sus alumnos con esta pregunta.
¿Dios creó todo lo que existe?"
Un estudiante contestó valiente:
- Sí, lo hizo.
- ¿Dios creó todo?, pregunto nuevamente el profesor.
- Sí señor, respondió el joven.
El profesor contestó...
- “Si Dios creó todo, entonces Dios hizo al mal, pues el mal existe”. Y bajo el precepto que nuestras obras son un reflejo de nosotros mismos, entonces “Dios es malo”.
El estudiante se quedó callado ante tal respuesta.
Y el profesor, feliz, se jactaba de haber probado una vez más que la fe era un mito.
Otro estudiante levantó su mano y dijo:
- ¿Puedo hacer una pregunta, profesor?
Por supuesto, respondió el profesor.
El joven se puso de pie y preguntó:
- ¿Profesor, existe el frío?
El profesor respondió:
- ¿Qué pregunta es esa? Por supuesto que existe, ¿acaso usted no ha tenido frío?
El muchacho respondió:
- “De hecho, señor, el frío no existe. Según las leyes de Física, lo que consideramos frío, en realidad es la ausencia de calor. Todo cuerpo u objeto es susceptible de estudio cuando tiene o transmite energía, el calor es lo que hace que dicho cuerpo tenga o transmita energía. El cero absoluto es la ausencia total y absoluta de calor, todos los cuerpos se vuelven inertes, incapaces de reaccionar, pero el frío no existe. Hemos creado ese término para describir cómo nos sentimos si no tenemos calor”.
- Y, ¿existe la oscuridad? Continuó el estudiante.
El profesor respondió:
- Por supuesto.
El estudiante contestó:
- Nuevamente se equivoca, Señor, la oscuridad tampoco existe. La oscuridad es en realidad ausencia de luz. La luz se puede estudiar, la oscuridad no, incluso existe el prisma de Nichols para descomponer la luz blanca en los varios colores en que está compuesta, con sus diferentes longitudes de onda. La oscuridad no. Un simple rayo de luz rasga las tinieblas e ilumina la superficie donde termina el haz de luz. ¿Cómo puede saber cuan oscuro está un espacio determinado? Con base en la cantidad de luz presente en ese espacio, ¿no es así? Oscuridad es un término que el hombre ha desarrollado para describir lo que sucede cuando no hay luz presente”.
Finalmente, el joven preguntó al profesor:
-Señor, ¿existe el mal?
El profesor respondió:
-Por supuesto que existe, como lo mencioné al principio, vemos violaciones, crímenes y violencia en todo el mundo, esas cosas son del mal.
A lo que el estudiante respondió:
-El mal no existe, señor, o al menos no existe por si mismo.
El mal es simplemente la ausencia de Dios, es, al igual que los casos anteriores un término que el hombre ha creado para describir esa ausencia de Dios.
Dios no creó al mal.
No es como la fe o el amor, que existen como existe el calor y la luz.
El mal es el resultado que la humanidad no tenga a Dios presente en sus corazones. Es como resulta el frío cuando no hay calor, o la oscuridad cuando no hay luz.
Entonces el profesor, después de asentar con la cabeza, se quedó callado.
Dicen que el joven se llamaba ALBERT EINSTEIN

martes, 22 de octubre de 2013

Buscando el camino

Dios mío, quiero estar en constante comunión contigo, amarte sin medida y que vibres en mi interior.

Necesito expresar tu verdad, irradiar tu luz, recorrer tu camino y vivir en tu amor y tu presencia.

No me dejes cuando tiendo a desfallecer y sé mi refugio en los días de aflicción y pesadumbre.

Eres mi roca fuerte y mi esperanza. Con tu poder me sostienes y con tu Espíritu me acompañas y me confortas.

Gracias por tantos dones, por tu perdón y tu paz. Ayúdame a sacar el odio del alma y perdonar de corazón.

No permitas que me aparte de ti y dame la gracia de amarte en los demás, en especial en los que tiendo a rechazar.

A veces te siento lejano, pero nunca me abandonas y estás allí esperando que muestre la hondura de mi fe y mi esperanza.

Gracias, Señor, hoy y siempre. Sé que el sendero correcto consiste en hacer tu voluntad: amarte, amarme y amar.

Fuente: EPYA

domingo, 18 de noviembre de 2012

El idioma del alma


El idioma del alma es el silencio.

El silencio y la soledad son dos de las cualidades del alma. Cuando el Ser deja sus cuerpos físico, emocional y mental inferior, se recoge en el plano causal, en soledad y en silencio, descansando de su última encarnación y preparándose para la siguiente.

Mientras el Ser permanece aquí, encarnado en la materia, también puede ponerse en contacto con su alma, pero para ello ha de hablar el idioma del alma, el silencio.
Si hablas chino, te puedes entender con setecientos millones de personas, si hablas español te puedes entender con quinientos millones de personas, pero si dominas el silencio, si dominas el idioma del alma, te puedes entender con Dios.

Son muchísimas las personas a las que el silencio les asusta, y procuran por todos los medios tener siempre ruido: el ruido de la música a través de un MP3 por la calle, el ruido de la tele en su casa, simultaneando todo esto con el ruido de sus pensamientos. Son incapaces de soportar el silencio, en realidad, sólo es miedo, un miedo inconsciente de conectar con su alma.

Es posible que te pases la vida haciéndote preguntas: ¿Cuál es mi misión?, ¿qué hago aquí?, ¿de dónde vengo?, ¿hay vida antes de la vida? Y es claro que si te haces las mismas preguntas un día y otro, es, o porque no has recibido respuesta, o si te han respondido no lo has escuchado. Te saco de dudas: Si te han respondido, siempre lo hacen, pero con tanto ruido como hay en ti, es imposible que escuches nada.

Cuando haces una pregunta en el mundo físico, esperas un momento, en silencio, y escuchas la respuesta. Haz lo mismo con tu alma, para el ruido de tu mente y espera, el alma siempre contesta, sólo has de estar atent@; si no callas, es imposible que te llegue nada aparte de tu ruido.

Es en el silencio cuando vas a recibir información, toda la información que necesitas conocer, a veces, sin que preguntes. Sólo tienes que practicar el silencio, de la misma manera que has practicado cualquier otro idioma, un día tras otro, con paciencia, con perseverancia.

Y así, de puntillas y en silencio, llegamos al mismo banco de trabajo: Dedica una parte de tu día a esa práctica. Siéntate en silencio, escuchando cada pensamiento, hasta que consigas que se vaya calmando tu mente. Lo vas a conseguir con la práctica, y entonces descubrirás que el sonido del silencio es el más hermoso de cuantos hayas podido escuchar, porque en él vas a sentir la melodía de tu alma, vas a sentir la melodía del amor, vas a sentir la Voz de Dios.

Fuente:
Mi alma de diamante