domingo, 30 de diciembre de 2012

Mensaje de la Madre Teresa de Calcuta

"Todos anhelamos el cielo donde está Dios, pero tenemos en nuestras manos el estar en el cielo con El en este mismo instante.
Pero el ser feliz con el ahora significa:

· AMAR COMO EL QUE AMA
· AYUDAR COMO EL QUE AYUDA
· DAR COMO EL QUE DA
· SERVIR COMO EL QUE SIRVE
· RESCATAR COMO EL QUE RESCATA

Estar con Él las 24 horas, tocarlo en su angustioso disfraz, con un amor tan vasto como Él curó de su enfermedad a los leprosos, ciegos y paralíticos,... un amor tan fuerte, con convicción, con esa certeza de sentirlo vibrar en nuestro interior. Quizás también podría curarnos de una enfermedad aún más peligrosa: la ignorancia, que vida tras vida nos ha impedido conocer la naturaleza de nuestra mente, y por lo tanto, alcanzar la iluminación, el despertar de nuestra conciencia. En estas fiestas que el mundo celebra la conmemoración del Mesías, centremos nuestros corazones en ese amor, en esa fuerza, sentirnos unidos todos, terminar con la separatividad, las diferencias entre norte-sur, oriente-occidente, blancos-negros, sistemas políticos, religiones organizadas. Todos debemos entender que somos los viajeros de una travesía cósmica, polvo de estrellas danzando y girando en las corrientes y los torbellinos del infinito. La vida es eterna, pero los instantes de la vida son efímeros y momentáneos. Esta existencia nuestra es transitoria. Aprovechémosla y dejemos que esa energía crística del Mesías, vibre en nuestro interior."

Cualquiera puede volverse un rebelde


Llevas una voz propia aún pequeña, desoída. Desaparece en el estruendo de las voces que se te han impuesto. Primero tendrás que deshacerte de todos esos ruidos, alcanzar una cierta cualidad de silencio, paz, serenidad. Sólo entonces vendrá, como una sorpresa, que tú también tienes tu propia voz. Siempre ha estado allí, como una corriente subterránea.

A menos que encuentres tu inclinación natural, la vida se te volverá una larga, larguísima tragedia desde la cuna hasta la sepultura. Los únicos que han logrado ser dichosos en el mundo, son los que han vivido de acuerdo a su propia intuición y se han rebelado contra cualquier esfuerzo de otros en imponerles sus ideas. Por valiosas que estas sean, son en realidad inútiles porque no son tuyas. La única idea significativa es la que surge de ti, crece en ti, florece en ti.

Todos nacen rebeldes porque todos nacen para ser individuos por derecho propio. Todos nacen para vivir una vida auténtica, no para tomar parte en un drama, no para ser una máscara sino una cara verdadera. Pero ninguna sociedad hasta ahora ha permitido a la gente ser ella misma. De vez en cuando alguien escapa, un Buda, un Zarathustra, un Chuang-Tzu, un Kabir. Estas personas sufrieron la condena de la sociedad, pero encontraron la dicha de ser ellos mismos. Toda la condena social no era nada comparable a la dicha que encontraron, sufrieron riendo...

Todo el mundo es un rebelde nato, y es por eso que es tan fácil transformar a cualquiera que esté aún vivo. Sólo un poco de comprensión, un poco de estímulo y puede ayudársele a abandonar todo su pasado y a renacer. Cualquiera puede volverse un rebelde.

Osho

Canicas Rojas

Durante los duros años de la Revolución, en un pueblo pequeño de Aguascalientes, México, solía ir al almacén del Sr. Muro para comprar productos frescos.  La comida y el dinero faltaban y el trueque se usaba mucho.

Un día en particular, el Sr. Muro me estaba empaquetando unas papas.  Cuando de repente me fijé en un niño pequeño, delicado de cuerpo y aspecto, con ropa rota pero limpia que miraba atentamente una caja de peras frescas.

Pagué mis papas pero también me sentí atraído por el aspecto de esas peras.  ¡Me encanta el dulce de pera y las papas frescas!  Admirando las peras, no pude evitar escuchar la conversación entre el Sr. Muro y el niño.

– "Hola Toño, ¿Cómo estás hoy?"
    – "Hola Sr. Muro.  Estoy bien, gracias, solo admiraba las peras, se ven muy bien".– "Sí, son muy buenas.  Cómo está tu mamá?"
    – "Bien.  Cada vez más fuerte".– "¿Hay algo en que te pueda ayudar?"
    – "No Señor.  Sólo admiraba las peras".– "¿Te gustaría llevar algunas a casa?"
    – "No Señor.  No tengo con que pagarlas".– "Bueno, qué tienes para cambiar por ellas?"
    – "Lo único que tengo es esto, mi canica más valiosa".– "¿De veras?  ¿Me la dejas ver?  ¡Es una joya!"  El único problema es que ésta es azul y a mí me gustan las rojas".  ¿Tienes alguna como esta, pero roja, en casa?"
    – "No exactamente, pero casi".– "Hagamos una cosa.  –Llévate esta bolsa de peras a casa y la próxima vez que vengas muéstrame la canica roja que tienes".
    – "¡Claro!  Gracias Sr. Muro".


La Sra. de Muro se me acercó a atenderme y con una sonrisa me dijo, "Hay dos niños más como él en nuestra comunidad, todos en situación muy pobre.

A Salvador le encanta hacer trueque con ellos por peras, manzanas, tomates, o lo que sea.  Cuando vuelven con las canicas rojas, y siempre lo hacen, él decide que en realidad no le gusta tanto el rojo, y los manda a casa con otra bolsa de mercadería y la promesa de traer una canica color naranja o verde tal vez".

Me fui del negocio sonriendo e impresionado con este hombre.  Un tiempo después me mudé a Guadalajara pero nunca me olvidé de este hombre, los niños y los trueques entre ellos.

Varios años pasaron, cada uno más rápidamente que el anterior.  Recientemente tuve la oportunidad de visitar unos amigos en esa comunidad en Aguascalientes.  Mientras estuve allí, me enteré que el Sr. Muro había muerto.

Esa noche sería su velorio y sabiendo que mis amigos querían ir, acepté acompañarlos.  Al llegar a la funeraria, nos pusimos en fila para conocer a los parientes del difunto y para ofrecer nuestro pésame.

Delante nuestro, en la fila, había tres hombres jóvenes.  Uno tenía puesto un uniforme militar y los otros dos unos lindos trajes oscuros con camisas blancas.

Parecían profesionales.  Se acercaron a la Sra. Carmelita, quien se encontraba al lado de su difunto esposo, tranquila y sonriendo.  Cada uno de los hombres la abrazó, la besó, conversó brevemente con ella y luego se acercaron al ataúd.

Los ojos cafes llenos de lágrimas de la Sra. Carmelita, los siguió uno por uno, mientras cada uno tocaba con su mano cálida, la mano fría dentro del ataúd.  Cada uno se retiró de la funeraria limpiándose los ojos.  Llegó nuestro turno y al acercarme a la Sra. De Muro le dije quién era y le recordé lo que me había contado años atrás sobre las canicas.

Con los ojos brillando, me tomó de la mano y me condujo al ataúd.  "Esos tres jóvenes que se acaban de ir son los tres chicos de los cuales te hablé. Me acaban de decir cuanto agradecían los trueques de Salvador.
Ahora que Chava no podía cambiar de parecer sobre el tamaño o color de las canicas, vinieron a pagar su deuda.  Nunca hemos tenido riqueza" , me confió, "pero ahora Salvador se consideraría el hombre más rico del mundo".

Con una ternura amorosa levantó los dedos sin vida de su esposo.  Debajo de ellos había tres canicas rojas exquisitamente brillantes.

canicas rojas


Moraleja de la Inspiración Canicas Rojas:
  1. No seremos recordados por nuestras palabras, sino por nuestras acciones.
  2. La vida no se mide por cada aliento que tomamos, sino por las cosas que nos quitan el aliento.
  3. Dicen que toma un minuto encontrar a una persona especial, una hora para apreciarla, un día para amarla, pero una vida entera para olvidarla.
Autor de Inspiración Canicas Rojas: Desconocido 

Ira


ira, enojo, rabia, molestia, estres
Mariana se puso toda feliz por haber ganado de regalo un juego de té de color azul.

Al día siguiente, Julia, su amiguita, vino temprano a invitarla a jugar.  Mariana no podía pues saldría con su madre aquella mañana.
Julia entonces pidió a Mariana que le prestara su juego de té para que ella pudiera jugar sola en el jardín del edificio en que vivían.
Ella no quería prestar su flamante regalo pero ante la insistencia de la amiga decidió, hacer hincapié en el cuidado de aquel juguete tan especial.

Al volver del paseo, Mariana se quedó pasmada al ver su juego de té tirado en el suelo.  Faltaban algunas tazas y la bandeja estaba rota.

Llorando y muy molesta Mariana se desahogó con su mamá "¿ves mamá lo que hizo Julia conmigo? Le presté mi juguete y ella lo descuidó y lo dejó tirado en el suelo".

Totalmente descontrolada Mariana quería ir a la casa de Julia a pedir explicaciones, pero su madre cariñosamente le dijo, "Hijita, ¿te acuerdas de aquel día cuando saliste con tu vestido nuevo todo blanco y un coche que pasó y te salpicó de lodo tu ropa?  Al llegar a casa querías lavar inmediatamente el vestido pero tu abuelita no te dejó.

"Recuerdas lo que dijo tu abuela?  Ella dijo que había que dejar que el barro se secara, porque después sería más fácil quitar la mancha.


lodo, lodo seco, tierra, mud
Con la ira es lo mismo, deja la ira secarse primero, después es mucho más fácil resolver todo".

Mariana no entendía todo muy bien, pero decidió seguir el consejo de su madre y fue a ver la televisión.

Un rato después sonó el timbre de la puerta...  Era Julia, con una caja en las manos y sin mas preámbulo ella dijo, "Mariana, "recuerdas al niño malcriado, el que a menudo nos molesta?  Él vino a jugar conmigo y no lo dejé porque creí que no cuidaría tu juego de té pero el se enojó y destruyó tu regalo.
Cuando le conté a mi madre, ella se preocupo y me llevó a comprar otro igualito, para ti.  Espero que no estés enojada conmigo.  No fue mi culpa".

"No hay problema, dijo Mariana, mi ira ya se secó".  Dándole un fuerte abrazo a su amiga, la tomó de la mano y la llevó a su cuarto para contarle la historia del vestido nuevo ensuciado de lodo.

Moraleja:
Al leer esta historia de inspiración Ira debemos recordar de nunca reacciones mientras tengamos sentimientos de ira.  La ira nos ciega e impide que veamos las cosas como realmente son.  Así evitaremos cometer injusticias y ganarás el respeto de los demás por nuestra posición ponderada y correcta en una situación difícil.


Acuérdate siempre, ¡Deja la ira secar!

Desconozco a su autor

Conoce el valor y la importancia del El Tiempo.

Imagínate que existe un banco, que cada mañana abona en tu cuenta la cantidad de $ 86,400.  Ese extraño banco, al mismo tiempo, no arrastra tu saldo de un día para el otro: cada noche borra de tu cuenta el saldo que no has gastado.

¿Que harías?  Me imagino que retirarías cada día la cantidad que no has gastado, ¿cierto?
Pues bien, cada uno de nosotros tenemos ese banco: su nombre es Tiempo.
Cada mañana, ese banco abona en tu cuenta personal 86,400 segundos.  Cada noche ese banco borra de tu cuenta y da como perdida cualquier cantidad de ese saldo que no hayas invertido en algo provechoso.  Ese banco no arrastra saldos de un día al otro y no permite sobregiros.

Cada día te abre una nueva cuenta.  Cada noche elimina los saldos del día.  Si no usas tu saldo durante el día, tu eres el que pierdes.  No puedes dar marcha atrás.  No existen cargos a cuenta del ingreso de mañana: debes vivir el presente con el saldo de hoy.
Por lo tanto, un buen consejo es que debes invertir tu tiempo en cosas y acciones que te produzcan el mayor retorno sobre tu inversión de tal manera, que consigas los mejores rendimientos en salud, felicidad y éxito personal y profesional.

El reloj sigue su marcha... aprovecha al máximo cada día.

El Valor de El Tiempo
  • Para entender el valor de un año, pregúntale a algçún estudiante que repitió el curso...
  • Para entender el valor de un mes, pregúntale a una madre que tuvo a un bebe prematuro...
  • Para entender el valor de una semana, pregúntale al editor de un semanario…
  • Para entender el valor de una hora, pregúntale a los amantes que esperan para encontrarse...
  • Para entender el valor de un minuto, pregúntale al viajero que perdió el tren...
  • Para entender el valor de un segundo, pregúntale a una persona que estuvo a punto de tener un accidente...
  • Para entender el valor de una milésima de segundo, pregúntale al deportista que gano una medalla de plata en las olimpiadas…
Atesora cada momento que vivas; y ese tesoro tendrá mucho más valor si lo compartes con alguien especial, lo suficientemente especial como para dedicarle tu tiempo... y recuerda que el tiempo no espera a nadie.