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jueves, 25 de julio de 2013

Todos tenemos un MAGO en nuestro interior

Un Mago puede convertir el temor en alegría, la frustración en realización. Un Mago puede convertir lo temporal en Eterno. Un Mago puede llevarnos más allá de nuestras limitaciones hacia lo ilimitado.
Hay un Mago dentro de cada uno de nosotros.
Un Mago que lo ve y lo sabe todo.
El Mago está más allá de los contrarios de luz y oscuridad bien y mal placer y dolor.
Todo lo que el Mago ve tiene sus raíces en el mundo invisible.
El cuerpo y la mente podrán dormir pero el Mago vela permanentemente.
El Mago posee el secreto de la Inmortalidad.
La Magia sólo podrá retornar con el regreso de la Inocencia. La Esencia del Mago es la Transformación.
El Mago observa los ires y venires del mundo pero su Alma habita en el ámbito de la Luz.
Los Magos no creen en la muerte. A la Luz de la Conciencia todo vive. No hay principios ni finales.
Para el Mago éstos no son más que fabricaciones de la mente.
Para estar totalmente vivo es preciso estar muerto para el pasado.
Las moléculas se disuelven y desaparecen pero la Conciencia sobrevive a la muerte de la materia en la cual se aloja.
La Conciencia del Mago es un campo Omnipresente.
Las corrientes de conocimiento presentes en el campo son Eternas y fluyen para siempre.
En los momentos de revelación están contenidos siglos de conocimiento.
Vivimos como ondas de energía en el vasto océano de Energía.
Cuando dejamos de lado el ego tenemos acceso a la totalidad de la memoria.
Cuando se limpian las puertas de la percepción comenzamos a ver el mundo invisible -el Mundo del Mago. Hay un manantial de vida dentro de cada uno de nosotros a donde podemos ir en busca de limpieza y transformación.
La purificación consiste en liberarse de las toxinas de la vida: las emociones tóxicas, los pensamientos tóxicos, las relaciones tóxicas.
Todos los cuerpos vivos físicos y sutiles son manojos de energía que se pueden percibir directamente.
El Poder es una espada de doble filo. El poder del ego busca controlar y dominar. El Poder del Mago es el Poder del Amor. El asiento del Poder está en el Yo Interior. El ego nos persigue como una sombra oscura. Su poder intoxica y crea adicción pero en últimas destruye. El choque eterno del poder termina en la Unidad.
El Mago vive en estado de conocimiento. Este Conocimiento dirige su propia satisfacción. El campo de la Conciencia se organiza alrededor de nuestras intenciones. El Conocimiento y la Intención son fuerzas.
Aquello que tenemos intención de hacer modifica el campo a nuestro favor.
Las Intenciones comprimidas en Palabras encierran un poder mágico. El Mago no trata de resolver el misterio de la Vida. Está aquí para vivirla.
Todos tenemos un yo-sombra que es parte de nuestra realidad total. El yo-sombra no está aquí para lastimarnos sino para señalar nuestros vacíos. Cuando acogemos a la sombra ésta sana. Cuando sana se convierte en Amor. Cuando aprendamos a vivir con nuestras cualidades opuestas viviremos nuestro Yo total al igual que el Mago.
La Sabiduría vive y por lo tanto siempre es imprevisible. El orden es otra cara del caos el caos es otra cara del orden. La incertidumbre interior es la puerta hacia la Sabiduría. El aventurero siempre irá acompañado de la inseguridad pero aunque tropieza nunca cae. El orden humano está hecho de reglas. El orden del Mago no tiene reglas fluye con la naturaleza de la vida.
La realidad que experimentamos es el reflejo de nuestras expectativas. Si proyectamos las mismas imágenes todos los días nuestra realidad será idéntica día tras día. Cuando la atención es perfecta crea orden y claridad a partir del caos y la confusión.
En la medida en que conocemos el Amor nos convertimos en Amor. El Amor es más que una emoción. Es una Fuerza de la Naturaleza y por lo tanto debe contener la Verdad. Al pronunciar la palabra “AMOR” quizás captamos la sensación pero su Esencia no se puede expresar con palabras. El Amor más puro se encuentra donde menos lo esperamos: en el desapego.
Quienes buscan jamás se extravían porque el Espíritu los llama constantemente. Quienes buscan reciben pistas del Mundo Espiritual permanentemente. Las personas corrientes dan a estas pistas el nombre de coincidencias. Para el Mago las coincidencias no existen. Cada suceso existe para develar otra capa del Alma. El Espíritu desea encontrarnos. Para aceptar su invitación debemos estar desprotegidos. Al buscar comencemos por el Corazón. El Corazón es el Hogar de la Verdad.
Podemos vivir la Inmortalidad en medio de la mortalidad. El Tiempo y la Eternidad no son opuestos. Como la Eternidad lo abarca todo no tiene contrario. A nivel del ego luchamos por resolver nuestros problemas. Para el Espíritu esa lucha es el problema. El Mago es consciente de la batalla entre el ego y el Espíritu pero sabe que los dos son inmortales y no pueden morir. Todos los aspectos de nuestro Yo son Inmortal es hasta las partes a las cuales juzgamos más duramente.
Los Magos jamás condenan el deseo. Fue siguiendo sus deseos como se convirtieron en Magos. Todo deseo nace de un deseo anterior. La cadena del deseo jamás termina. Es la vida misma. No consideres inútil o equivocado ninguno de tus deseos, algún día todos se cumplirán.
Los deseos son semillas a la espera de la estación para germinar.
De una sola semilla de deseo nacen bosques completos.
Aprecia cada uno de los deseos de tu Corazón por trivial que parezca.
Un día esos deseos triviales te conducirán hasta Dios.

DEEPAK CHOPRA


martes, 9 de julio de 2013

La necesidad de dar y recibir (V)

Cómo Aplicar la Ley del Dar

Pondré a funcionar la ley del dar
comprometiéndome a hacer lo siguiente:

1. Llevaré un regalo a cualquier lugar a donde vaya
y para cualquier persona con quien me encuentre.
Ese regalo puede ser un elogio, una flor o una oración.
Hoy les daré algo a todas las personas con quienes me encuentre,
para iniciar así el proceso de poner en circulación la alegría,
la riqueza y la prosperidad en mi vida y en la de los demás.

2. Hoy recibiré con gratitud todos los regalos que la vida me dé.
Recibiré los obsequios de la naturaleza:
la luz del sol y el canto de los pájaros,
los aguaceros de primavera o las primeras nevadas del invierno.
También estaré abierto a recibir de los demás,
ya sea un regalo material, un elogio o una oración.

3. Me comprometeré a mantener en circulación la abundancia,
dando y recibiendo los dones más preciados de la vida:
cariño, afecto, aprecio y amor.
Cada vez que me encuentre con alguien,
le desearé en silencio felicidad, alegría y bienestar.

Deepak Chopra


La necesidad de dar y recibir (IV)

Dar en la Vida Diaria

La mejor manera de poner a funcionar la ley del dar
–de iniciar todo el proceso de circulación-
es tomando la decisión
de que cada vez que entremos en contacto con una persona,
le daremos algo.
No es necesario que sean cosas materiales;
podría ser una flor, un cumplido o una oración.
En realidad, las formas más poderosas de dar no son materiales.

Obsequios como interesarse, prestar atención, dar afecto,
aprecio y amor son algunos de los más preciados
que se pueden dar, y no cuestan nada.
Cuando nos encontremos con alguien,
enviémosle en silencio un buen deseo por su felicidad,
alegría y bienestar.
Esta forma de generosidad silenciosa es muy poderosa.

Una de las cosas que me enseñaron cuando era niño,
y que también les he enseñado a mis hijos,
es nunca visitar a alguien sin llevarle algo;
no visitemos nunca a nadie sin llevarle un regalo.
Sin embargo, uno podría preguntarse:
“¿Cómo puedo hacerles regalos a los demás
si ahora ni siquiera tengo suficiente para mí?”
Podemos regalar una flor, una sola flor.
Podemos llevar una nota o una tarjeta
que exprese algo sobre nuestros sentimientos
hacia la persona a quien visitamos.
Podemos llevar un elogio. Podemos llevar una oración.
Tomemos la decisión de dar en todo lugar a donde vayamos,
y a quien quiera que veamos.
Mientras estemos dando, estaremos recibiendo.
Cuanto más demos, más confianza tendremos
en los efectos milagrosos de esta ley.
Y a medida que recibamos más,
también aumentará nuestra capacidad de dar.
Nuestra verdadera naturaleza es de prosperidad y abundancia;
somos naturalmente prósperos,
porque la naturaleza satisface todas las necesidades y deseos.
No nos falta nada, porque nuestra naturaleza esencial
es la potencialidad pura, las posibilidades infinitas.
Por consiguiente, debemos saber que ya somos
intrínsecamente ricos, independiente
de cuánto dinero tengamos, porque la fuente de toda riqueza
es el campo de la potencialidad pura,
es la conciencia que sabe cómo satisfacer cada necesidad,
incluidos la alegría, el amor, la risa, la paz,
la armonía y el conocimiento.
Si vamos en pos de estas cosas primero
–no solamente para nosotros mismos, sino para los demás-,
todo el resto nos llegará espontáneamente.

Deepak Chopra


La necesidad de dar y recibir (III)

La Magia de la Intención

Al dar y al recibir, lo más importante es la intención.
La intención debe ser siempre crear felicidad
para quien da y para quien recibe,
porque la felicidad sostiene y sustenta la vida y,
por lo tanto, genera abundancia.

La retribución es directamente proporcional a lo que se da,
cuando el acto es incondicional y sale del corazón.
Por eso, el acto de dar debe ser alegre;
la actitud mental debe ser tal que se sienta alegría
en el acto mismo de dar.
De esa manera, la energía que hay en el acto de dar
aumenta muchas veces más.
En realidad, practicar la ley del dar es muy sencillo:
si deseamos alegría, demos alegría a otros;
si deseamos amor, aprendamos a dar amor;
si deseamos atención y aprecio,
aprendamos a prestar atención y a apreciar a los demás;
si deseamos riqueza material,
ayudemos a otros a conseguir esa riqueza.
Es decir, la manera más fácil de obtener
lo que deseamos es ayudar a los demás
a conseguir lo que ellos desean.
Este principio funciona igualmente bien para las personas,
las empresas, las sociedades y las naciones.
Si deseamos recibir el beneficio
de todas las cosas buenas de la vida,
aprendamos a desearle en silencio
a todo el mundo las cosas buenas de la vida.
Incluso, la sola idea de dar,
el simple deseo o una sencilla oración
tienen el poder de afectar a los demás.
Esto se debe a que nuestro cuerpo,
reducido a su estado esencial,
es un haz individual de energía e información
en medio de un universo de energía e información.
Somos haces individuales de conciencia
en medio de un universo consciente.
La palabra “conciencia” implica mucho más
que energía e información –implica una energía
y una información que viven en forma de pensamiento.
Por lo tanto, somos haces de pensamiento
en medio de un universo pensante.
Y el pensamiento tiene el poder de transformar.
La vida es la danza eterna de la conciencia,
que se manifiesta como un intercambio dinámico
de impulsos de inteligencia
entre el microcosmos y el macrocosmos,
entre el cuerpo humano y el cuerpo universal,
entre la mente humana y la mente cósmica.

Cuando aprendemos a dar aquello que buscamos, activamos esa danza y su coreografía con un movimiento exquisito, enérgico y vital, que constituye el palpitar eterno de la vida.

Deepak Chopra


lunes, 8 de julio de 2013

La necesidad de dar y recibir (II)

La palabra “afluencia” viene de la raíz latina affluére
(es decir, “fluir hacia”), y significa “fluir en abundancia”.
El dinero realmente es un símbolo de la energía vital
que intercambiamos y de la energía vital que utilizamos
como consecuencia del servicio que le prestamos al universo.

Al dinero, también se le llama moneda “corriente”,
nombre que refleja igualmente la naturaleza fluida de la energía.
La palabra “corriente” viene del latín currére
que significa “correr” o “fluir”.
Por lo tanto, si impedimos la circulación del dinero
–si nuestra única intención es acapararlo y aferrarnos a él-,
impediremos también, que éste vuelva a circular en nuestra vida,
puesto que el dinero es energía vital.
Para que esa energía fluya constantemente hacia nosotros,
debemos mantenerla en circulación.
Al igual que un río, el dinero debe mantenerse en movimiento o,
de lo contrario, comienza a estancarse, a obstruir,
a sofocar y a estrangular su propia fuerza vital.
La circulación lo mantiene vivo y vital.
Toda relación es una relación de dar y recibir.
El dar engendra el recibir, y el recibir engendra el dar.
Lo que sube debe bajar; lo que se va debe volver.
En realidad, recibir es lo mismo que dar,
porque dar y recibir son aspectos diferentes
del flujo de la energía en el universo.
Y si detenemos el flujo desde alguno de los dos polos,
obstaculizamos la inteligencia de la naturaleza.
En toda semilla está la promesa de miles de bosques.
Pero la semilla no debe ser acaparada;
ella debe dar su inteligencia al suelo fértil.
A través de su acción de dar, su energía invisible
fluye para convertirse en una manifestación material.
Cuanto más demos, más recibiremos,
porque mantendremos la abundancia del universo
circulando en nuestra vida.
En realidad, todo lo que tiene valor en la vida
se multiplica únicamente cuando es dado.
Lo que no se multiplica a través del dar,
ni vale la pena darse, ni vale la pena recibirse.
Si al dar sentimos que hemos perdido algo,
el regalo no ha sido dado en realidad,
y entonces no generará abundancia.
Cuando damos a regañadientes,
no hay energía detrás de nuestro acto de dar.

Deepak Chopra


La necesidad de dar y recibir (I)

Recibir es lo mismo que dar, porque dar y recibir son aspectos
diferentes del flujo de la energía en el universo.
Y si detenemos el flujo desde alguno de los dos polos,
obstaculizamos la inteligencia de la naturaleza.

El flujo de la vida no es otra cosa que la interacción armoniosa
de todos los elementos y las fuerzas
que estructuran el campo de la existencia.
Y esta interacción opera a través de la ley del dar.
Puesto que nuestro cuerpo,
nuestra mente y el universo mantienen
un intercambio constante y dinámico,
frenar la circulación de la energía
es como frenar el flujo sanguíneo.
Cuando la sangre deja de circular,
comienza a coagularse y a estancarse.
Por ello, debemos dar y recibir para mantener circulando
permanentemente la riqueza y la afluencia
–o cualquier cosa que deseemos en la vida.

Deepak Chopra


viernes, 15 de marzo de 2013

Reflexiones de Deepak Chopra

1. Escucha la sabiduría de tu cuerpo, que se expresa por señales de comodidad e incomodidad. Cuando elijas cierta conducta, pregunta a tu cuerpo que siente al respecto. Si tu cuerpo envía una señal de inquietud física o emocional, ten cuidado. Si tu cuerpo envía una señal de comodidad y anhelo, procede.

2. Vive en el presente, que es el único momento que tienes. Mantén tu atención en lo que existe aquí y ahora; busca la plenitud en todo momento. Acepta lo que viene a ti total y completamente para que puedas apreciarlo y aprender de ello; luego déjalo pasar. El presente es como debe ser. Refleja infinitas leyes de la Naturaleza que te han traído hasta este pensamiento exacto, esta reacción física precisa. Este momento es como es porque el
Universo es como es. No luches contra el infinito esquema de las cosas; por el contrario, sé uno con él.

3. Dedica tiempo al silencio, a meditar, a acallar el diálogo interior. En momentos de silencio, cobra conciencia de que estás recontactándote con tu fuente de conciencia pura. Presta atención a tu vida interior para que puedas guiarte por tu intuición, antes que por interpretaciones impuestas desde fuera sobre lo que conviene o no te conviene.

4. Renuncia a tu necesidad de aprobación externa. Sólo tú eres el juez de tu valer; tu meta es descubrir el infinito valor de ti mismo, sin dar importancia a lo que piensen los demás. Al comprender esto se logra una gran libertad.

5. Cuando te descubras reaccionando con enojo u oposición ante cualquier persona o circunstancia, recuerda que sólo estás luchando contigo mismo. Presentar resistencia es la reacción de las defensas creadas por viejos sufrimientos. Cuando renuncies a ese enojo te curarás y cooperarás con el flujo del universo.

6. Recuerda que el mundo de allí fuera refleja tu realidad de aquí dentro. Las personas ante las cuales tu reacción es más fuerte, sea de amor u odio, son proyecciones de tu mundo interior. Lo que más odias es lo que más niegas en ti mismo. Lo que más amas es lo que más deseas dentro de ti. Usa el espejo de las relaciones para guiar tu evolución. El objetivo es un total conocimiento de uno mismo. Cuando lo consigas, lo que más desees
estará automáticamente allí; lo que más te disgusta desaparecerá.

7. Libérate de la carga de los juicios. Al juzgar impones el bien y el mal a situaciones que simplemente son. Todo se puede entender y perdonar, pero cuando juzgas te apartas de la comprensión y anulas el proceso de aprender a amar. Al juzgar a otros reflejas tu falta de autoaceptación. Recuerda que cada persona a la que perdones aumenta tu amor a ti mismo.

8. No contamines tu cuerpo con toxinas, ya sea por la comida, la bebida o por emociones tóxicas. Tu cuerpo no es sólo un sistema de mantenimiento de la vida. Es el vehículo que te llevará en el viaje de tu evolución. La salud de cada célula contribuye directamente a tu estado de bienestar, porque cada célula es un punto de conciencia dentro del campo de la conciencia que eres tú.

9. Reemplaza la conducta que motiva el miedo por la conducta que motiva el amor. El miedo es un producto de la memoria, que mora en el pasado. Al recordar lo que nos hizo sufrir antes, dedicamos nuestras energías a asegurarnos de que el antiguo sufrimiento no se repita. Pero tratar de imponer el pasado al presente jamás acabará con la amenaza del sufrimiento. Eso sólo ocurre cuando encuentras la seguridad de tu propio ser, que es amor. Motivado por la verdad interior, puedes enfrentarte a cualquier amenaza, porque tu fuerza interior es invulnerable al miedo.

10. Comprende que el mundo físico es sólo el espejo de una inteligencia más profunda. La inteligencia es la organizadora invisible de toda la materia y toda la energía; como una parte de esta inteligencia reside en ti, participas del poder organizador del cosmos. Como estás inseparablemente vinculado con el todo, no puedes permitirte el contaminar el aire y el agua del planeta. Pero en un plano más profundo, no puedes permitirte el vivir con una mente tóxica, porque cada pensamiento crea una impresión en el campo total de la inteligencia. Vivir en equilibrio y pureza es el más elevado bien para ti y para la Tierra.”

lunes, 4 de febrero de 2013

El Sendero del Mago, Parte I

Quise compartir con ustedes las primeras diez lecciones que Merlín le da a Arturo sobre “la enseñanza del modo del mago”. Siempre he considerado un hermoso tesoro el libro “El Sendero del Mago”, de Deepak Chopra, quizás porque en mi corazón me he sentido muy cercana a la resonancia de Merlín. Que disfruten las primeras lecciones!

Primera lección:
Hay un mago dentro de cada uno de nosotros, un mago que lo ve y lo sabe todo. El mago está más allá de los contrarios de luz y oscuridad, bien y mal, placer y dolor. Todo lo que el mago ve tiene sus raíces en el mundo invisible. La naturaleza refleja los estados de ánimo del mago. El cuerpo y la mente podrán dormir, pero el mago vela permanentemente. El mago posee el secreto de la inmortalidad.

Segunda lección:
La magia sólo podrá retornar con el regreso de la inocencia. La esencia del mago es la transformación.

Tercera lección:
El mago observa los ires y venires del mundo, pero su alma habita en el ámbito de la luz. El paisaje cambia, el observador permanece igual. El cuerpo es sólo el sitio al que los recuerdos llaman hogar.

Cuarta lección:
¿Quién soy yo? Es la única pregunta que vale la pena hacerse y la única que nunca se responde. Nuestro destino es representar una infinidad de papeles, pero esos papeles no somos nosotros mismos. El espíritu no tiene lugar, pero deja tras de sí una huella a la cual llamamos cuerpo. Un mago no se considera a sí mismo un suceso local que sueña un mundo más grande. Un mago es un mundo que sueña sucesos locales.

Quinta lección:
Los magos no creen en la muerte. A la luz de la conciencia, todo vive. No hay principios ni finales. Para el mago, éstos no son más que fabricaciones de la mente. Para estar totalmente vivo, es preciso estar muerto para el pasado. Las moléculas se disuelven y desaparecen, pero la consciencia sobrevive a la muerte de la materia en la cual se aloja.


Sexta lección:
La consciencia del mago es un campo omnipresente. Las corrientes de conocimiento presentes en el campo son eternas y fluyen para siempre. En los momentos de revelación están contenidos siglos de conocimiento. Vivimos como ondas de energía en el vasto océano de la energía. Cuando dejamos de lado el ego, tenemos acceso a la totalidad de la memoria.


Séptima lección:
Cuando se limpian las puertas de la percepción, comenzamos a ver el mundo invisible, el mundo del mago. Hay un manantial de vida dentro de cada uno de nosotros, a donde podemos ir en busca de limpieza y transformación. La purificación consiste en liberarse de las toxinas de la vida: las emociones tóxicas, los pensamientos tóxicos, las relaciones tóxicas. Todos los cuerpos vivos, físicos y sutiles, son manojos de energía que se pueden percibir directamente.


Octava lección:
El poder es una espada de doble filo. El poder del ego busca controlar y dominar. El poder del mago es el poder del amor. El asiento del poder está en el yo interior. El ego nos persigue como una sombra oscura. Su poder intoxica y crea adicción, pero en últimas destruye. El choque eterno del poder termina en la unidad.


Novena lección:
El mago vive en estado de conocimiento. Este conocimiento dirige su propia satisfacción. El campo de la consciencia se organiza alrededor de nuestras intenciones. El conocimiento y la intención son fuerzas. Aquello que tenemos intención de hacer modifica el campo a nuestro favor. Las intenciones comprimidad en palabras encierran un poder mágico. El mago no trata de resolver el misterio de la vida. Está aquí para vivirla.


Décima lección:
Todos tenemos un yo-sombra que es parte de nuestra realidad total. El yo-sombra no está aquí para lastimarnos sino para señalar nuestros vacíos. Cuando acogemos a la sombra, ésta sana. Cuando sana, se convierte en amor. Cuando aprendemos a vivir con todas nuestras cualidades opuestas, viviremos nuestro yo total, al igual que el mago.

El Sendero del Mago
Deepak Chopra


Aportación: Verónica Hernández Simeonoff 

domingo, 27 de enero de 2013

El Poema eres TÚ, Deepak Chopra

  1. Escucha la sabiduría de tu cuerpo, que se expresa por señales de comodidad e incomodidad. Cuando elijas cierta conducta, pregunta a tu cuerpo que siente al respecto. Si tu cuerpo envía una señal de inquietud física o emocional, ten cuidado. Si tu cuerpo envía una señal de comodidad y anhelo, procede.
  2. Vive en el presente, que es el único momento que tienes. Mantén tu atención en lo que existe aquí y ahora; busca la plenitud en todo momento. Acepta lo que viene a ti total y completamente para que puedas apreciarlo y aprender de ello; luego déjalo pasar. El presente es como debe ser. Refleja infinitas leyes de la Naturaleza que te han traído hasta este pensamiento exacto, esta reacción física precisa. Este momento es como es porque el Universo es como es. No luches contra el infinito esquema de las cosas; por el contrario, sé uno con él.
  3. Dedica tiempo al silencio, a meditar, a acallar el diálogo interior. En momentos de silencio, cobra conciencia de que estás recontactándote con tu fuente de conciencia pura. Presta atención a tu vida interior para que puedas guiarte por tu intuición, antes que por interpretaciones impuestas desde fuera sobre lo que conviene o no te conviene.
  4. Renuncia a tu necesidad de aprobación externa. Sólo tú eres el juez de tu valer; tu meta es descubrir el infinito valor de ti mismo, sin dar importancia a lo que piensen los demás. Al comprender esto se logra una gran libertad.
  5. Cuando te descubras reaccionando con enojo u oposición ante cualquier persona o circunstancia, recuerda que sólo estás luchando contigo mismo. Presentar resistencia es la reacción de las defensas creadas por viejos sufrimientos. Cuando renuncies a ese enojo te curarás y cooperarás con el flujo del universo.
  6. Recuerda que el mundo de allí fuera refleja tu realidad de aquí dentro. Las personas ante las cuales tu reacción es más fuerte, sea de amor u odio, son proyecciones de tu mundo interior. Lo que más odias es lo que más niegas en ti mismo. Lo que más amas es lo que más deseas dentro de ti. Usa el espejo de las relaciones para guiar tu evolución. El objetivo es un total conocimiento de uno mismo. Cuando lo consigas, lo que más desees estará automáticamente allí; lo que más te disgusta desaparecerá.
  7. Libérate de la carga de los juicios. Al juzgar impones el bien y el mal a situaciones que simplemente son. Todo se puede entender y perdonar, pero cuando juzgas te apartas de la comprensión y anulas el proceso de aprender a amar. Al juzgar a otros reflejas tu falta de autoaceptación. Recuerda que cada persona a la que perdones aumenta tu amor a ti mismo.
  8. No contamines tu cuerpo con toxinas, ya sea por la comida, la bebida o por emociones tóxicas. Tu cuerpo no es sólo un sistema de mantenimiento de la vida. Es el vehículo que te llevará en el viaje de tu evolución. La salud de cada célula contribuye directamente a tu estado de bienestar, porque cada célula es un punto de conciencia dentro del campo de la conciencia que eres tú.
  9. Reemplaza la conducta que motiva el miedo por la conducta que motiva el amor. El miedo es un producto de la memoria, que mora en el pasado. Al recordar lo que nos hizo sufrir antes, dedicamos nuestras energías a asegurarnos de que el antiguo sufrimiento no se repita. Pero tratar de imponer el pasado al presente jamás acabará con la amenaza del sufrimiento. Eso sólo ocurre cuando encuentras la seguridad de tu propio ser, que es amor. Motivado por la verdad interior, puedes enfrentarte a cualquier amenaza, porque tu fuerza interior es invulnerable al miedo.
  10. Comprende que el mundo físico es sólo el espejo de una inteligencia más profunda. La inteligencia es la organizadora invisible de toda la materia y toda la energía; como una parte de esta inteligencia reside en ti, participas del poder organizador del cosmos. Como estás inseparablemente vinculado con el todo, no puedes permitirte el contaminar el aire y el agua del planeta. Pero en un plano más profundo, no puedes permitirte el vivir con una mente tóxica, porque cada pensamiento crea una impresión en el campo total de la inteligencia. Vivir en equilibrio y pureza es el más elevado bien para ti y para la Tierra.”
Deepak Chopra

jueves, 27 de diciembre de 2012

Dar y Recibir - DEEPAK CHOPRA


El universo opera por medio de un intercambio dinámico, dar y recibir son
aspectos diferentes del flujo de la energía en el universo, y si estamos
dispuestos a dar aquello que tanto buscamos, mantendremos la abundancia del
universo circulando en nuestra vida".(Deepak Chopra)

El flujo de la vida no es otra cosa que la interacción armoniosa de todos los
elementos y las fuerzas que estructuran el campo de la existencia. Esta
armoniosa interacción de los elementos y las fuerzas de la vida opera a través
de la ley del dar y del recibir. Nuestro cuerpo, nuestra mente y el universo
mantienen un constante y dinámico intercambio, frenar la circulación de la
energía es como frenar el flujo sanguíneo. Cuando la sangre deja de circular,
comienza a coagularse y a estancarse.

El dar engendra el recibir y el recibir engendra el dar. "Dar y Recibir" son dos
aspectos del fluir de la energía del Universo. Esto es tan simple como la idea
que debo dar lo que quiero recibir, si deseamos alegría, démosles alegría a
otros; si deseamos amor, aprendamos a dar amor; si deseamos atención y aprecio,
aprendamos a prestar atención y a apreciar a los demás; si deseamos riqueza,
ayudemos a otros a conseguir esa riqueza, si deseamos placer, demos placer, en
realidad, la manera más fácil de obtener lo que deseamos es ayudar a los demás a
conseguir lo que ellos desean. Si impedimos la circulación de la vida, y si
nuestra intención es acaparar y aferrarnos a todo, si emitimos pensamientos
negativos, estamos impidiendo que la energía vuelva a circular en nuestra vida y
nos enfermamos. Para que todo fluya siempre hacia nosotras, debemos mantenerla
en circulación. Todo en el Universo fluye, va y viene. Dar y recibir es el flujo
constante de la afluencia, que significa
"fluir en abundancia".

Al dar y al recibir, lo más importante es la intención. La intención debe ser
siempre crear felicidad para quien da y para quien recibe, la felicidad sostiene
y sustenta la vida y, por tanto, genera abundancia. La retribución es
directamente proporcional a lo que se da, cuando el acto es incondicional y sale
del corazón. Por eso el acto de dar debe ser alegre, la actitud mental debe ser
tal que se sienta alegría en el acto mismo de dar. De esa manera, la energía que
hay en el acto de dar aumenta muchas veces más.

Cada uno tiene un tesoro que debe estar dispuesto a compartir con el otro, cada
uno tiene características propias que debe poner al servicio del otro. La mujer
es más intuitiva, generosa, delicada, tierna, con más tacto. El hombre es más
pragmático, racional, firme. Mutuamente debemos compenetrarnos y
complementarnos. Si sólo damos, nos vaciamos; si sólo recibimos, somos egoístas.

El amor es dar y recibir, para mantenerse y crecer.

Si uno da sin recibir, termina dependiendo del otro.
Si uno recibe sin dar, termina dominado por el otro.
El intercambio de darse y recibir crea una relación de iguales: precisamente por
haber dado, recibe en compensación y por haber recibido, siente deseos de seguir
dando. El amor visto así no radica en la posesión del otro sino en la donación
de uno mismo.

Los seres humanos somos complicados por naturaleza, pues somos muy proclives a
invertir la esencia de las cosas, y en ello, radica la causa de nuestra
infelicidad. Sin embargo, no todo esta perdido, pues afortunadamente la
infelicidad causada por una confusión de nuestra conducta en "el dar y recibir",
puede curarse, todo es cuestión de una verdadera toma de conciencia del papel
que jugamos en esta vida, y que conozcamos bien nuestras limitaciones y nuestras
capacidades y las usemos a favor de nuestros semejantes. ¡Así de simple!

El cambio de actitud es la semilla de la felicidad, quien aprende a dar,
simultáneamente aprende el valor y la importancia de recibir. En toda semilla
está la promesa de miles de bosques, la semilla no debe ser acaparada; ella debe
dar su inteligencia al suelo fértil, a través de su acción de dar, su energía
invisible fluye para convertirse en una manifestación material, cuanto más demos
más recibiremos, porque mantendremos la abundancia del universo circulando en
nuestra vida, en realidad, todo lo que tiene valor en la vida se multiplica
únicamente cuando es dado.

Si al dar sentimos que hemos perdido algo, el regalo no ha sido dado en
realidad, y entonces no generará abundancia. Cuando damos a regaña-dientes, no
hay energía detrás de nuestro acto de dar. Al dar y al recibir, la intención
debe ser siempre crear felicidad para quien da y para quien recibe, porque la
felicidad sostiene y sustenta la vida y, por tanto, genera abundancia.

La mejor manera de poner a funcionar la ley del dar y recibir, de iniciar todo
el proceso de circulación, es tomando la decisión de que cada vez que entremos
en contacto con una persona, le daremos algo, no es necesario que sean cosas
materiales; podría ser una flor, un cumplido o una oración, en realidad, las
formas más poderosas de dar no son materiales, prestar atención, dar afecto,
aprecio y amor, son algunos de los más preciados que se pueden dar, y no cuestan
nada. Cuando nos encontremos con alguien, enviémosle en silencio un buen deseo
por su felicidad, alegría y bienestar, esta forma de generosidad silenciosa es
muy poderosa.

Tomemos la decisión de dar en todo lugar a donde vayamos, y a quien quiera que
veamos. Mientras estemos dando, estaremos recibiendo, cuanto más demos, más
confianza tendremos en los efectos milagrosos de esta ley, y a medida que
recibamos más, también aumentará nuestra capacidad para dar.

Nuestra verdadera naturaleza es de prosperidad y abundancia; somos naturalmente
prósperos porque la naturaleza provee a todas las necesidades y deseos, no nos
falta nada porque nuestra naturaleza esencial es la potencialidad pura, las
posibilidades infinitas, por consiguiente, debemos saber que ya somos
intrínsecamente ricos, independientemente de cuánto dinero tengamos, porque la
fuente de toda riqueza es el campo de la potencialidad pura, es la conciencia
que sabe cómo satisfacer cada necesidad, incluyendo la alegría, el amor, la
risa, la paz, la armonía y el conocimiento. Si vamos en pos de estas cosas
primero - no solamente para nosotros mismos, sino para los demás - todo lo
demás, nos llegará espontáneamente.

Si deseamos recibir el beneficio de todas las cosas buenas de la vida,
APRENDAMOS A DESEARLAS EN SILENCIO a todo el mundo todas las cosas buenas de la
vida.

"Hoy recibiré con gratitud todos los regalos que la vida me dé. Recibiré los
obsequios de la naturaleza: la luz del sol y el canto de los pájaros. También
estaré abierto a recibir de los demás".

domingo, 9 de diciembre de 2012

La Ley de la Potencialidad Pura: Deepak Chopra

El éxito en la vida podría definirse como el crecimiento continuo de la felicidad y la realización progresiva de unas metas dignas. El éxito es la capacidad de convertir en realidad los deseos. No obstante, el éxito, incluyendo la creación de la riqueza, siempre se ha percibido como un proceso que requiere esfuerzo, y que muchas veces se logra a expensas de los demás. Necesitamos acercarnos de una manera más espiritual al éxito y a la riqueza, que no es otra cosa que el flujo abundante de todas las cosas buenas hacia nosotros y hacia los demás, pues en la medida que demos, obtendremos.

El éxito tiene muchos aspectos, y la riqueza material es solamente uno de sus componentes. Pero el éxito también se compone de salud, energía, entusiasmo por la vida, realización en las relaciones con los demás, libertad creativa, estabilidad emocional y psicológica, sensación de bienestar y paz. Pero ni siquiera experimentando todas estas cosas podremos realizarnos, a menos que cultivemos la semilla de la divinidad que llevamos adentro.

En realidad, somos la divinidad disfrazada, y el espíritu divino que vive dentro de nosotros en un estado embrionario busca materializarse plenamente. Por tanto, el éxito verdadero consiste en experimentar lo milagroso. Es el despliegue de la divinidad dentro de nosotros. Es percibir la divinidad en cualquier lugar a donde vayamos, en cualquier cosa que veamos: en los ojos de un niño, en la belleza de una flor, en el vuelo de un pájaro. Cuando comencemos a vivir la vida como la expresión milagrosa de la divinidad -no de vez en cuando sino en todo momento- comprenderemos el verdadero significado del éxito.
Antes de definir las leyes espirituales, es preciso comprender el concepto de ley. Una ley es el proceso por el cual se manifiesta lo que no se ha manifestado; es el proceso por el cual el observador se convierte en el observado; es el proceso por el cual el que contempla se convierte en paisaje; es el proceso a través del cual el que sueña proyecta el sueño.

Toda la creación, todo lo que existe en el mundo físico, es el producto de la transformación de lo inmanifiesto en manifiesto. Nuestro cuerpo, el universo físico -todo lo que podemos percibir por medio de los sentidos- es la transformación de lo inmanifiesto, lo desconocido e invisible en lo manifiesto, lo conocido y lo visible.

El universo físico no es otra cosa que el yo plegado sobre sí mismo para experimentarse como espíritu, mente y materia física. En otras palabras, todos los procesos de la creación son procesos por medio de los cuales el yo o la divinidad se expresa. La conciencia en movimiento se manifiesta a través de los objetos del universo, en medio de la danza eterna de la vida.

Las leyes físicas del universo representan en realidad todo este proceso de la divinidad en movimiento o de la conciencia en acción. Cuando comprendemos estas leyes y las aplicamos en nuestra vida, todo lo que deseamos puede ser creado, porque las mismas leyes en que se basa la naturaleza. para crear un bosque, o una galaxia, o una estrella o un cuerpo humano, pueden convertir en realidad nuestros deseos más profundos.


La primera ley espiritual del éxito es la ley de la potencialidad pura. Se basa en el hecho de que, en nuestro estado esencial, somos conciencia pura. La conciencia pura es potencialidad pura; es el campo de todas las posibilidades y de la creatividad infinita. Otros atributos de la conciencia son el conocimiento puro, el silencio infinito, el equilibrio perfecto, la invencibilidad, la simplicidad y la dicha. Ésa es nuestra naturaleza esencial; una naturaleza de potencialidad pura.

Cuando descubrimos nuestra naturaleza esencial y sabemos quién somos realmente, ese solo conocimiento encierra la capacidad de convertir en realidad todos nuestros sueños, porque somos la posibilidad eterna, el potencial inconmensurable de todo lo que fue, es y será. La ley de la potencialidad pura también podría denominarse ley de la unidad, porque sustentando la infinita diversidad de la vida está la unidad de un solo espíritu omnipresente. No existe separación entre nosotros y ese campo de energía. El campo de la potencialidad pura es nuestro propio yo.

Vivir de acuerdo con nuestro yo, en una constante autoreferencia, significa que nuestro punto interno de referencia es nuestro propio espíritu, y no los objetos de nuestra experiencia. Lo contrario de la autoreferencia es la referencia al objeto. Cuando vivimos según la referencia al objeto, estamos siempre influidos por las cosas que están fuera de nuestro yo; entre ellas están las situaciones en las que nos involucramos, nuestras circunstancias, y las personas y las cosas que nos rodean. Cuando vivimos según la referencia al objeto, buscamos constantemente la aprobación de los demás. Nuestros pensamientos y comportamientos esperan constantemente una respuesta. Nuestra vida, por tanto, se basa en el temor.

Cuando vivimos según la referencia al objeto, también sentimos una intensa necesidad de controlarlo todo. Sentimos intensa necesidad de tener poder externo. La necesidad de aprobación, la necesidad de controlar las cosas y de tener poder externo se basan en el temor. Esta forma de poder no es el de la potencialidad pura, ni el poder del yo, o poder real. Cuando experimentamos el poder del yo no hay temor, no hay necesidad de controlar, y no hay lucha por la aprobación o por el poder externo.

Cuando vivimos según la referencia al objeto, el punto de referencia interno es el ego. Sin embargo, el ego no es lo que realmente somos. El ego es nuestra autoimagen, nuestra máscara social; es el papel que estamos desempeñando. A la máscara social le gusta la aprobación; quiere controlar, y se apoya en el poder porque vive en el temor.

Nuestro verdadero yo, que es nuestro espíritu, nuestra alma, está completamente libre de esas cosas. Es inmune a la crítica, no le teme a ningún desafío y no se siente inferior a nadie. Y, sin embargo, es humilde y no se siente superior a nadie, porque es consciente de que todos los demás son el mismo yo, el mismo espíritu con distintos disfraces.

Ésa es la diferencia esencial entre la referencia al objeto y la autoreferencia. En la autoreferencia, experimentamos nuestro verdadero ser, el cual no les teme a los desafíos, respeta a todo el mundo y no se siente inferior a nadie. Por tanto, el poder del yo es el verdadero poder.

El poder basado en la referencia al objeto, en cambio, es falso. Siendo un poder que se basa en el ego, existe únicamente mientras exista el objeto de referencia. Si uno tiene cierto título -si es el presidente del país o el presidente de la junta directiva de una corporación- o si tiene muchísimo dinero, el poder de que disfruta está ligado al título, al cargo o al dinero. El poder basado en el ego dura solamente lo que duran esas cosas. Apenas desaparezcan el título, el cargo y el dinero, desaparecerá el poder.

Por otra parte, el poder del yo es permanente porque se basa en el conocimiento del yo, y este poder tiene ciertas características: Atrae la gente hacia nosotros y también atrae las cosas que deseamos. Él magnetiza a las personas, las situaciones y las circunstancias en apoyo de nuestros deseos. Esto es lo que se conoce también como apoyo de las leyes de la naturaleza. Es el apoyo de la divinidad; es el apoyo que se deriva de estar en un estado de gracia. Este poder es tal que disfrutamos de un vínculo con la gente y la gente disfruta de un vínculo con nosotros. Es el poder de establecer lazos -lazos que emanan del verdadero amor.

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¿Cómo podemos aplicar la ley de la potencialidad pura, el campo de todas las posibilidades, en nuestra vida? Si queremos disfrutar de los beneficios del campo de la potencialidad pura, si queremos utilizar plenamente la creatividad inherente a la conciencia pura, debemos tener acceso a ella. Una manera de tener acceso al campo de la potencialidad pura es por medio de la práctica diaria del silencio, de la meditación y del hábito de no juzgar. Pasar algún tiempo en contacto con la naturaleza también nos brinda acceso a las cualidades inherentes al campo: creatividad infinita, libertad y felicidad.

Practicar el silencio significa comprometernos a destinar cierta cantidad de tiempo sencillamente a ser. Tener la experiencia del silencio significa renunciar periódicamente a la actividad de hablar. También significa renunciar periódicamente a actividades tales como ver televisión, escuchar radio, o leer. Si nunca nos damos la oportunidad de experimentar el silencio, esto crea una turbulencia en nuestro diálogo interno.

Destinemos un corto tiempo de vez en cuando a experimentar el silencio. O sencillamente comprometámonos a hacer silencio durante un determinado tiempo todos los días. Podrían ser dos horas, o si eso nos parece mucho, hagámoslo durante una hora. Y de vez en cuando dediquemos un período largo a experimentar el silencio, por ejemplo todo el día, o dos días, o hasta una semana.

¿Qué sucede cuando entramos en esta experiencia del silencio? En un principio, nuestro diálogo interno se vuelve todavía más turbulento. Sentimos la necesidad apremiante de decir cosas. He conocido personas que llegan a la desesperación total el primer o el segundo día que se consagran a guardar silencio durante un período prolongado. Súbitamente los invade una sensación de urgencia y de ansiedad. Pero a medida que perseveran en la experiencia, su diálogo interno comienza a callar. Y al poco tiempo, el silencio se vuelve profundo. Esto se debe a que después de cierto tiempo, la mente se da por vencida; se da cuenta de que no tiene sentido insistir e insistir si el yo -el espíritu, el que decide- no desea hablar, y punto. Luego, cuando calla el diálogo interior, empezamos a experimentar la quietud del campo de la potencialidad pura.

Practicar el silencio periódicamente, en el momento que más nos acomode, es una manera de experimentar la ley de la potencialidad pura. Otra manera es dedicar un tiempo todos los días a la meditación. Lo ideal es meditar por lo menos durante treinta minutos por la mañana y treinta minutos por la noche. Por medio de la meditación aprenderemos a experimentar el campo del silencio puro y la conciencia pura. En ese campo del silencio puro está el campo de la correlación infinita, el campo del poder organizador infinito, el terreno último de la creación donde todo está conectado inseparablemente con todo lo demás.

En la quinta ley espiritual, la ley de la. intención y el deseo, aprenderemos la manera de introducir un leve impulso de intención en este campo para que la realización de nuestros deseos tenga lugar espontáneamente. Pero primero debemos tener la experiencia de la quietud. La quietud es el primer requisito para manifestar nuestros deseos, porque en la quietud reside nuestra conexión con el campo de la potencialidad pura, el cual puede organizar una infinidad de detalles para nosotros.

Imaginemos que lanzamos una piedra pequeña en un pozo de agua y observamos las ondas que se forman. Al rato, cuando las ondas desaparezcan y el agua quede quieta, quizás lancemos otra piedra. Eso es exactamente lo que hacemos cuando entramos en el campo del silencio puro e introducimos nuestra intención. En ese silencio, hasta la menor intención avanzará formando ondas por el terreno subyacente de la conciencia universal, el cual conecta todo con todo lo demás. Pero si no experimentamos la quietud de la conciencia, si nuestra mente es como un océano turbulento, podríamos lanzar en él todo el edificio Empire State sin ver efecto alguno. La Biblia dice: Calla, y sabrás que soy Dios. Esto es algo que sólo se puede lograr a través de la meditación.

Otra manera de entrar en el campo de la potencialidad pura es por medio de la práctica del hábito de no juzgar. juzgar es evaluar constantemente las cosas para clasificarlas como correctas o incorrectas, buenas o malas. Cuando estamos constantemente evaluando, clasificando, rotulando y analizando, creamos mucha turbulencia en nuestro diálogo interno. Esa turbulencia frena la energía que fluye entre nosotros y el campo de la potencialidad pura. Literalmente, comprimimos el espacio entre un pensamiento y otro.

Ese espacio es nuestra conexión con el campo de la potencialidad pura. Es el estado de conciencia pura, el espacio silencioso entre los pensamientos, la quietud interior que nos conecta con el poder verdadero. Y cuando comprimimos el espacio, reducimos nuestra conexión con el campo de la potencialidad pura y la creatividad infinita.

En Un curso de milagros hay una oración que dice: Hoy no juzgaré nada de lo que suceda. El hábito de no juzgar crea silencio en la mente. Por tanto, es buena idea comenzar el día con esa afirmación. Y durante todo el día, recordémosla cada vez que nos sorprendamos juzgando. Si nos parece muy difícil practicar este procedimiento durante todo el día, entonces sencillamente digámonos: No juzgaré nada durante las próximas dos horas o Durante la próxima hora, pondré en práctica el hábito de no formar juicios. Después podremos ampliar gradualmente el tiempo.

Por medio del silencio, de la meditación y del hábito de no juzgar, tendremos acceso a la primera ley, la ley de la potencialidad pura. Una vez que logremos este acceso, podremos agregar un cuarto componente a esta práctica: pasar regularmente un tiempo en contacto directo con la naturaleza. Pasar un tiempo con la naturaleza nos permitirá sentir la interacción armoniosa de todos los elementos y las fuerzas de la vida, y experimentar un sentimiento de unidad con todas las cosas de la vida. Trátese de un arroyo, un bosque, una montaña, un lago o del mar, esa conexión con la inteligencia de la naturaleza también nos ayudará a lograr el acceso al campo de la potencialidad pura.

Debemos aprender a ponernos en contacto con la esencia más íntima de nuestro ser. Esa verdadera esencia está más allá del ego. No teme; es libre; es inmune a la crítica; no retrocede ante ningún desafío. No es inferior ni superior a nadie, y está llena de magia, misterio y encanto.

El acceso a nuestra esencia verdadera también nos permitirá mirarnos en el espejo de las relaciones interpersonales, porque toda relación es un reflejo de la relación que tenemos con nosotros mismos. Si, por ejemplo, nos sentimos culpables, temerosos o inseguros con respecto al dinero, al éxito o a cualquier otra cosa, estos sentimientos serán el reflejo de la culpabilidad, la inseguridad y el temor básicos de nuestra personalidad.

No existe en el mundo ningún dinero o éxito que pueda resolver estos problemas básicos de la existencia; solamente la intimidad con el yo podrá hacer surgir la verdadera cura. Y cuando estemos bien afianzados en el conocimiento de nuestro verdadero yo -cuando realmente comprendamos su verdadera naturaleza- jamás nos sentiremos culpables, temerosos o inseguros acerca del dinero, o de la abundancia, o de la realización de nuestros deseos, porque comprenderemos que la esencia de toda riqueza material es la energía vital, la potencialidad pura; y la potencialidad pura es nuestra naturaleza intrínseca.

A medida que logremos más y más acceso a nuestra verdadera naturaleza, también iremos te niendo espontáneamente pensamientos creativos, porque el campo de la potencialidad pura es también el de la creatividad infinita y el del conocimiento puro. Franz Kafka, el poeta y filósofo austriaco, dijo alguna vez: No hay necesidad de salir de la habitación. Basta con sentarse a la mesa y escuchar. Ni siquiera es necesario escuchar, sólo esperar. Ni siquiera hay que esperar, sólo aprender a estar en silencio, quieto y solitario. El mundo se te ofrecerá libremente para ser descubierto. Él no tiene otra alternativa; caerá en éxtasis a tus pies.

La abundancia del universo -la espléndida exhibición y riqueza del universo- es una expresión de la mente creativa de la naturaleza. Cuanto más sintonizados estemos con la mente de la naturaleza, mayor acceso tendremos a su creatividad infinita e ilimitada. Pero primero debemos dejar atrás la turbulencia de nuestro diálogo interno, a fin de poder conectarnos con esa mente rica, abundante, infinita y creativa. Y entonces crearemos la posibilidad de una actividad dinámica, pero manteniendo al mismo tiempo la quietud de la mente eterna, ilimitada y creativa. Esta exquisita combinación de la mente silenciosa, ilimitada e infinita con la mente dinámica, limitada e individual, es el equilibrio perfecto de la quietud y el movimiento simultáneos, el cual puede crear cualquier cosa que deseemos. Esta coexistencia de los contrarios -quietud y dinamismo al mismo tiempo- nos independiza de las situaciones, las circunstancias, las personas y las cosas que nos rodean.

Cuando reconozcamos calladamente esta coexistencia exquisita de los contrarios, nos alinearemos con el mundo de la energía -el caldo cuántico, la cosa inmaterial que constituye la fuente del mundo material. Este mundo de energía es fluido, dinámico, flexible, cambiante, y está siempre en movimiento. Pero, al mismo tiempo, es quieto, callado, eterno, silencioso y no cambia.

La quietud en sí constituye la potencia para crear; el movimiento en sí es la creatividad reducida a un determinado aspecto de su expresión. Pero la combinación de quietud y movimiento nos permite dar rienda suelta a la creatividad en todas las direcciones -a donde quiera que el poder de nuestra atención nos lleve.

A donde quiera que vayamos en medio del movimiento y la actividad, llevemos con nosotros la quietud. De esa manera, el movimiento caótico que nos rodea jamás nos ocultará la puerta de acceso al manantial de creatividad, al campo de la potencialidad pura.