viernes, 28 de diciembre de 2012

El bote vacío


Yo no soy tu enemigo. Sólo puedo ayudarte a ser un don nadie. Solo puedo empujarte al abismo... sin fondo. Nunca alcanzarás nada, simplemente te disolverás. Caerás y caerás y te disolverás, y el momento en que te disuelvas toda la existencia se sentirá en éxtasis. La totalidad de la existencia celebrará este suceso.

Buda alcanzó esto. Por cuestiones semánticas digo "alcanzó"; de otra forma la palabra es aborrecible, no hay un alcanzar, pero tú ya comprendes. Buda alcanza este vacío, esta nada. Durante dos semanas, durante catorce días continuamente, estuvo sentado en silencio, sin moverse, sin hablar, sin hacer nada.

Se dice que las deidades del cielo se turbaron; sólo en muy escasas ocasiones ocurre que alguien alcanza un vacío tan total. Toda la existencia se regocijó, por esto las deidades acudieron. Se inclinaron ante Buda y dijeron "Debes decir algo, debes expresar lo que has alcanzado". Se dice que Buda rió y dijo: "No he alcanzado nada, más bien, a causa de esta mente, que siempre anda deseosa de alcanzar algo, lo estaba perdiendo todo. No he alcanzado nada, esto no es un logro; más bien al contrario, el hacedor ha desaparecido. Yo ya no soy más, y, date cuenta de su belleza, cuando yo era, yo era desgraciado, y ahora que ya no soy, todo es bienaventuranza, la dicha llueve continuamente sobre mí, por todas partes. Ahora no hay ya aflicción".

Buda había dicho anteriormente: "La vida es aflicción, el nacimiento es aflicción, la muerte es aflicción, todo es desdicha. Y era desdicha porque el ego estaba ahí. El bote no estaba vacío.

Ahora el bote está vacío, ya no hay más tristeza, más aflicción, más pesadumbre. La existencia se ha convertido en una celebración y debería permanecer como celebración hasta la eternidad, por y para siempre".

Esto es por lo que digo que es peligroso que hayas venido a mí. Has dado un paso arriesgado. Si tú eres valiente prepárate para el salto. Todo el esfuerzo estriba en cómo acabar contigo, en cómo destruirte. Una vez seas destruido, lo indestructible surgirá, está ahí, escondido. Una vez que todo lo no esencial sea eliminado, lo esencial será como una llama viva, en la gloria absoluta.

Osho

Ahuyentar los fantasmas


Durante años Hitoshi intentó - inútilmente - despertar el amor de aquella a quien consideraba ser la mujer de su vida. Pero el destino es irónico: el mismo día que ella lo aceptó como futuro marido, también descubrió que tenía una enfermedad incurable y le quedaba poco tiempo de vida.

Seis meses después, ya a punto de morir, ella le pidió:

- Quiero que me prometas una cosa: que jamás te volverás a enamorar. Si lo haces, volveré todas las noches para espantarte.

Y cerró los ojos para siempre. Durante muchos meses, Hitoshi evitó aproximarse a otras mujeres, pero el destino continuó irónico, y él descubrió un nuevo amor. Cuando se preparaba para casarse, el fantasma de su ex amada cumplió su promesa y apareció.

- Me estás traicionando - le dijo.

- Durante años te entregué mi corazón y tú no me correspondías -respondió Hitoshi - ¿No crees que merezco una segunda oportunidad de ser feliz?.
Pero el fantasma de la ex amada no quiso saber disculpas, y todas las noches venía para asustarlo. Contaba con todo detalle lo que había sucedido durante el día, las palabras de amor que él había dicho a su novia, los besos y abrazos que se habían intercambiado.

Hitoshi ya no podía dormir, así que fue a buscar al maestro zen Bashó.

- Es un fantasma muy listo - comentó Bashó.

- ¡Ella sabe todo, hasta los menores detalles! Y ya está acabando con mi noviazgo, porque no consigo dormir y en los momentos de intimidad con mi amada me siento muy inhibido.

- Vamos a alejar este fantasma - garantizó Bashó.

Aquella noche cuando el fantasma retornó, Hitoshi lo abordó antes de que dijera la primera frase.

- Eres un fantasma tan sabio, que haremos un trato. Como me vigilas todo el tiempo, te voy a preguntar algo que hice hoy: si aciertas abandono a mi novia y nunca más tendré mujer. Si te equivocas, has de prometer que no volverás a aparecer, so pena de ser condenado por los dioses a vagar para siempre en la oscuridad.

- De acuerdo - respondió el fantasma, confiada.

- Esta tarde estaba en el almacén y en un determinado momento cogí un puñado de granos de trigo de dentro de un saco.

- Sí, lo vi - dijo el fantasma.

- La pregunta es la siguiente: ¿cuántos granos de trigo tenía en mi mano?.

El fantasma en ese instante comprendió que no conseguiría jamás responder la pregunta. Y para evitar ser perseguido por los dioses en la oscuridad eterna, decidió desaparecer para siempre.

Dos días después Hitoshi fue hasta la casa del maestro zen.

- Vine a darle las gracias.

- Aprovecha para aprender las lecciones que hacen parte de esta experiencia - respondió Bashó.

"En primer lugar, aquel espíritu volvía siempre porque tenías miedo. Si quieres alejar una maldición, no le des la menor importancia."

"Segundo: el fantasma sacaba provecho de tu sensación de culpa: cuando nos sentimos culpables, siempre deseamos - inconscientemente - el castigo."

"Y, finalmente: nadie que realmente te amara te obligaría a hacer ese tipo de promesa. Si quieres entender el amor, aprende la libertad."


Paulo Coelho

Silencio: el lenguaje universal

Nos hemos habituado tanto a charlotear que incluso si vamos a la iglesia o al templo, continuamos charloteando también allí. Charlamos con Dios, hablamos con Dios. Esto es una absoluta tontería. Dios, la existencia, no comprende tu lenguaje. La existencia comprende sólo un lenguaje, el del silencio. Y el silencio no es ni sánscrito ni árabe ni inglés ni hindú. El silencio es universal; no le pertenece a nadie.

Hay al menos cuatro mil lenguas en la Tierra, y todo el mundo está encerrado en su propia lengua. Si no conoces su lengua, no puedes relacionarte con él. No puedes relacionarte. Si no comprendo tu lengua y tú no comprendes la mía, no podemos relacionarnos. Somos extraños. No podemos penetrar el uno en el otro, no podemos comprender, no podemos amar. Esto está sucediendo tan sólo porque no conocemos un lenguaje universal básico: el silencio.

En realidad, uno sólo se relaciona mediante el silencio. Y si conoces el lenguaje del silencio, entonces puedes relacionarte con cualquier cosa, porque las piedras están en silencio, los árboles están en silencio, el cielo está en silencio... Es existencial. Todo sabe lo que es el silencio; todo existe en el silencio.

Si tienes una piedra en la mano, la piedra no está charlando consigo misma, y tú sí estás charlando; por eso no puedes relacionarte con la piedra. Y la roca está abierta, vulnerable, acogedora. La piedra te dará la bienvenida, pero tú estás charloteando y la piedra no puede comprender el charloteo, eso se convierte en la barrera. De modo que ni siquiera con los seres humanos puedes tener una relación profunda; no puede haber intimidad. El lenguaje, las palabras, lo destruye todo.

Meditación significa silencio, no pensar en nada. No pensar en absoluto; sólo ser abierto, dispuesto, ansioso de relacionarte, acogedor, receptivo, amoroso, pero sin pensar en absoluto. Entonces te sucederá el amor infinito, y nunca dirás que nadie te ama. Nunca lo dirás, nunca lo sentirás.

Osho

UN CUENTO DE KHALIL GIBRAN - Paulo Coehlo


"Yo estaba caminando por el jardín de un asilo de locos, cuando encontré a un joven leyendo un libro de filosofía. Por su forma y por la salud que mostraba no combinaba mucho con los otros internos. Me senté a su lado y le pregunté: ¿Qué estás haciendo aquí?

Paulo Coelho

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El me miró sorprendido, pero viendo que yo no era uno de los médicos respondió:
"Es muy simple. Mi padre, un brillante abogado, quería que yo fuera como él.
Mi tío que tenía un alto puesto comercial, quería que yo siguiera su ejemplo.
Mi madre deseaba que yo fuera la imagen de su adorado padre.
Mi hermana siempre me citaba a su marido como ejemplo de un hombre de éxito.
Mi hermano trataba de entrenarme para que yo fuera un buen atleta como él.
Y lo mismo ocurría con mis profesores en la escuela, el maestro de piano, el tutor de inglés; todos estaban convencidos y seguros de que eran el mejor ejemplo a seguir. Nadie me miraba como se debe mirar a un hombre, sino como se mira un espejo. Así fue que decidí internarme en este asilo. Por lo menos aquí puedo ser yo mismo."

Dialogo con el maestro "El Tedio" de Paulo Coehlo

Estamos sentados en un jardín, en una ciudad francesa.
– Las personas se quejan, pero en el fondo adoran la rutina – dije yo.
– Claro, y la razón es muy simple: la rutina les da la falsa sensación de que están más seguras.
Así, el día de hoy será exactamente igual al día de ayer, y el de mañana no traerá sorpresas.
Al llegar la noche, parte del alma protesta porque no vivió nada diferente, pero la otra parte está contenta – paradójicamente por la misma razón.
Es evidente que esta seguridad es totalmente falsa, pues nadie puede controlar nada y, justamente en el momento más inesperado, aparece un cambio que sorprende a la persona sin condiciones de reaccionar o luchar…

– Si somos libres para decidir que queremos una vida rutinaria, ¿por qué Dios nos obliga a cambiarla?
– ¿Qué es la realidad? Es lo que imaginamos que es.
Si mucha gente “piensa” que el mundo es de tal o cual manera, las cosas de nuestro entorno se cristalizan, y nada cambia durante algún tiempo. Sin embargo, la vida es una evolución constante – social, política, espiritual, sea en el nivel que sea.
Para que las cosas evolucionen, es necesario que las personas cambien. Como estamos todos interrelacionados, a veces el destino da un empujón a aquellos que están impidiendo el cambio.

– Generalmente bajo la forma de tragedia…
– La tragedia depende de cómo se la mire.
Si elegiste ser una víctima del mundo, cualquier cosa que te pase alimentará aquel lado negro de tu alma donde te consideras víctima de la injusticia, sufridor, culpable y merecedor de castigo.
Si elegiste ser un aventurero, los cambios – incluso las pérdidas inevitables, ya que todo en este mundo se transforma – pueden causarte algún dolor, pero pronto te empujarán hacia delante, obligándote a reaccionar.
En muchas tradiciones orales, la sabiduría está representada por un templo, con dos columnas en la puerta.
Estas dos columnas siempre tienen nombre de cosas opuestas entre sí, pero para ejemplificar lo que quiero decir, llamaremos a una Miedo y a otra Deseo.
Cuando el hombre está delante de esta puerta, mira a la columna del Miedo y piensa: “¡Dios mío, que será lo que encontraré aquí?”.
Acto seguido, mira hacia la columna del Deseo y piensa: “¡Dios mío, ya estoy tan acostumbrado con lo que tengo que deseo continuar viviendo como siempre viví”.
Y se queda allí detenido.
A eso llamamos tedio.

– El tedio es…
– El movimiento que cesa.
Instintivamente, sabemos que está mal y nos rebelamos.
Nos quejamos con nuestros maridos, esposas, hijos, vecinos.
Pero, por otro lado, sabemos que el tedio y la rutina son puertos seguros.

– ¿Una persona puede pasar toda su vida en esta situación?
Ella puede recibir el empujón de la vida, pero resistirlo y continuar allí, siempre protestando.
Y su sufrimiento habrá sido inútil, no le habrá enseñado nada.
Sí, una persona puede continuar el resto de sus días parada frente a una de las puertas que debe atravesar, pero necesita entender que solo vivió realmente hasta ese punto.
Puede continuar respirando, andando, durmiendo, comiendo – pero cada vez con menos placer, porque ya está muerta espiritualmente y no lo sabe.
Hasta que un día, además de la muerte espiritual, aparece la muerte física; en ese momento, Dios le preguntará “qué es lo que hiciste con tu vida?”.
Todos nosotros tenemos que responder a esta pregunta, y ¡ay! de quien diga “me quedé parado frente a una puerta”.

...Y vos que Columna Eliges?...
...El Miedo...la repeticion...la muerte...
...o...
....El Deseo...La Magia....La Vida...
...La Decision es de Uno...de cada Uno...De Uno en Uno...
...Ser una hoja al viento o Ser el Viento?...
...Te Decidiste?...
...Lo que decidas es importante...pero más importante es...
... QUE DECIDAS!...

El engaño de la mente


Estaba leyendo sobre un piloto que volaba sobre California con un amigo. Le dijo al amigo: "Mira abajo a este hermoso lago. Yo nací cerca de él; ese es mi pueblo". Señaló un pequeño pueblecito colgado de las colinas cerca del lago y le dijo: "Nací allí. Cuando niño solía sentarme en la orilla del lago a pescar; el pescar era mi hobby. Pero en esa época, cuan¬do era niño y paseaba en el lago, siempre los aviones solían surcar el cielo sobre mi cabeza, y soñaba que un día sería piloto, soñaba que pilotaría un aeroplano. Ese era mi único sueño. Ahora se ha realizado y ¡qué desgracia! Ahora estoy continuamente mirando abajo hacia el lago y pensando cuando podré retirarme y pescar de nuevo. El lago es tan hermoso...".

Así es cómo ocurre todo. Así es cómo te suceden las cosas. En la infancia, ansiabas volverte mayor porque los mayores eran más poderosos. Un chico desea crecer inmediatamente. Los mayores son más sabios, y el niño siente que haga lo que haga siempre estará mal. Y pregúntale entonces al viejo, él siempre creerá que cuando se fue la infancia todo se perdió; el paraíso estaba allí en la niñez. Y todos los ancianos mueren pensando en la niñez, la inocencia, la belleza, la tierra de ensueño.

Tengas lo que tengas parece inútil, todo lo que no tienes parece útil. Recuérdalo, sino la meditación no puede suceder, porque meditación significa entender la mente, el funcionamiento de la mente, el mismo proceso de la mente.

La mente es dialéctica, hace que te muevas una y otra vez hacia el opuesto. Y este es un proceso infinito, nunca acaba a menos que te desprendas repentinamente de él, a menos que en un instante te des cuenta de todo el juego, a menos que de repente percibas el engaño de la mente, y te pares en el medio. El pararse en el medio es meditación.

Osho