He encontrado un gran número de personas sensiblemente distintas entre sí. He escuchado sus más profundos secretos. Pero nunca he encontrado a nadie a quien le hubiera tocado “la lotería”, “el premio gordo”, de la pura y perfecta felicidad. Cada uno, de alguna forma, tenía algo que le contrariaba. Los creyentes llaman a este algo “la propia cruz”. Los indiferentes y los ateos lo llaman “no tener suerte”. Había incluso personas que, a pesar del sufrimiento y la desgracia, seguían contentas bajo el peso de las dificultades y contrariedades. Otras estaban abatidas, asqueadas y disgustadas.
A menudo, unas y otras, habían vivido la misma realidad, pero, ¡¡cuán distintos eran los resultados!! La vida es como una lotería. Sin embargo, cada uno puede poner mucho de sí.
P. Phil Bosmans