viernes, 31 de julio de 2015

Fracaso es sinónimo de no haberlo intentado.

Fracaso no es sinònimo de ser fracasado...
SIGNIFICA QUE TODAVÍA NO TUVISTE ÉXITO.

Fracaso no significa que no lograste nada...
SIGNIFICA QUE NO APRENDISTE ALGO.

Fracaso no significa que actuaste como un necio...
SIGNIFICA QUE NO TUVISTE MUCHA FE.

Fracaso no significa que sufriste descrèdito...
SIGNIFICA QUE ESTUVISTE DISPUESTO A PROBAR.

Fracaso no es sinònimo de falta de capacidad...
SIGNIFICA QUE DEBES HACER LAS COSAS DE DISTINTA MANERA.

Fracaso no significa que eres inferior...
SIGNIFICA QUE NO ERES PERFECTO.

Fracaso no significa que perdiste tu vida...
SIGNIFICA QUE TIENES BUENAS RAZONES PARA EMPEZAR DE NUEVO.

Fracaso no significa que tengas que echarte atràs...
SIGNIFICA QUE TIENES QUE LUCHAR CON MAYOR AHÍNCO.

Fracaso no significa que jamàs lograràs tus metas...
SIGNIFICA QUE TARDARÁS UN POCO MÁS EN ALCANZARLAS.

Fracaso no significa que Dios te haya abandonado.. .
SIGNIFICA QUE TIENE UNA IDEA MEJOR PARA TI.

FRACASO ES SINÓNIMO DE NO HABERLO INTENTADO.

Desconozco a su autor


viernes, 10 de julio de 2015

Optimismo

En el deporte y en otras áreas no ganan siempre los más dotados sino los más dedicados y los que más ganas ponen.

Ganan los que son entusiastas y perseverantes; los que aprenden de las caídas y son ricos en confianza.

Por eso yo necesito cada día fortalecer mi optimismo con buenas lecturas, y pensamientos positivos. Necesito un filtro para las malas noticias y una gran grabadora para todo lo que brinda ánimo y resolución.

Me conviene alejarme de aquellos que todo lo ven oscuro y que con su negativismo aumentan el mal que critican.

Me hace bien no ver el país o la ciudad con la óptica sombría de ciertos noticieros que jamás destacan todo lo bueno.

Necesito una fe firme y una esperanza sólida para ganar donde pierden los pesimistas y los temerosos.

Cada día tengo el reto y la misión de mirar el sol aunque lo tapen las nubes.

Desconozco a su autor


miércoles, 8 de julio de 2015

Autoestima (coherencia) I

Vivimos en la mentira. No sólo mentimos a los demás, sino que nos mentimos a nosotros mismos. Mentimos en lo que decimos y mentimos en lo que vivimos.

La autoestima requiere que seamos coherente entre lo que pensamos y sentimos y lo que manifestamos a los demás y a nosotros mismos.

Vivimos en la incoherencia y en la mentira cuando mostramos debilidad y en realidad estamos manipulando a los demás; cuando ponemos cara de satisfacción y en realidad estamos tristes; cuando nos relacionamos con personas a las que detestamos; cuando decimos que sabemos la verdad y en realidad estamos llenos de dudas; cuando tratamos bien a todo el mundo excepto a las personas a las que decimos que amamos; cuando nos reímos y necesitamos llorar; cuando expresamos ira y en realidad tenemos miedo; cuando moralizamos sobre los demás y estamos llenos de vicios propios; cuando renunciamos a nuestro valores para ser aceptados; cuando apreciamos las ideas de otros yendo en contra de nuestra propia experiencia que nos dice lo contrario.

R. Ros


viernes, 3 de julio de 2015

No juzgues anticipadamente

Una pareja de jóvenes tenía varios años de casada y nunca pudieron tener hijos. Para no sentirse solos, compraron un cachorro pastor alemán y lo amaron como si fuera su propio hijo.
El cachorro creció hasta convertirse en un grande y hermoso pastor alemán.

El perro salvó en más de una ocasión a la pareja de ser atacadas por ladrones, siempre fue muy fiel, quería y defendía a sus dueños contra cualquier peligro.

Luego de siete años de tener al perro, la pareja logró tener el hijo tan ansiado.

La pareja estaba muy contenta con su nuevo hijo y disminuyeron las atenciones que tenían con el perro, éste se sintió relegado y comenzó a sentir celos del bebé y ya no era tan cariñoso y fiel como demostró serlo durante siete años.

Un día la pareja dejó al bebé plácidamente durmiendo en la cuna y fueron a la terraza a preparar una carne asada. Cuál fue su sorpresa cuando se dirigían al cuarto del bebé y ven al perro en el pasillo con la boca ensangrentada, moviéndoles la cola.

El dueño del perro pensó lo peor, sacó un arma y en el acto mató al perro, corrió al cuarto del bebé y encuentró una gran serpiente degollada….

El dueño comienza a llorar y exclamar… ¡¡He matado a mi perro fiel!!

Cuantas veces no hemos juzgado a las personas; lo que es peor, las juzgamos y condenamos sin investigar a que se debe su comportamiento, cuales son sus pensamiento y sentimientos.

Muchas veces las cosas no son tan malas como parecen, sino todo lo contrario.

La próxima vez que nos sintamos tentados a juzgar y condenar a alguien, recordemos la historia del perro fiel…Así aprenderemos a no levantar falsos testimonios contra una persona hasta el punto de dañar su imagen ante los demás…

Debemos darnos cuenta que los sentimientos de las personas son frágiles y fáciles de dañar pero difícil de sanar.

Desconozco a su autor


jueves, 2 de julio de 2015

Los ojos del alma (II)

La costumbre decreta que no es correcto mirar fijamente a los demás, y si se nos sorprende haciéndolo cambiamos al instante la dirección de la mirada y procuramos dar a entender de algún modo que era otra la meta de nuestros ojos, para ocultar así nuestro embarazo. Es éste uno de los efectos de desplazamiento. A un hombre no debe sorprendérsele mirando muy seguido con fijeza a una mujer, como ella no le provoque coquetamente a hacerlo; y una dama tiene todavía menos libertad en este campo: si deja que sus ojos se encuentren por algunos momentos con los del varón, éste se sentirá autorizado a interpretarle las inclinaciones. Nuestros ojos son nuestra más íntima posesión y a nadie le consentimos asomarse por ellos sin permiso a las honduras de nuestros afectos.

Sería ingenuo suponer que la forma que tenemos de emplear nuestros ojos en las situaciones sociales es algo que está genéticamente determinado. Una explicación más aceptable es la que pone el origen de nuestras maneras de mirar en la costumbre y en los convencionalismos.

La función social de los ojos es estorbada en aquellos individuos que padecen graves afecciones de la vista. Muchos invidentes son propensos a evitar las aserciones, como si hubieran abdicado su derecho a autoafirmarse a cambio de que las demás personas, más afortunadas, les acepten y traten. La ceguera parcial es, a menudo, más dura de soportar que la total, porque mientras al paciente le queda alguna vista conserva la esperanza de ir mejorando, hasta el extremo de que se niega a admitir que su mal tenga causas importantes y las juzga todas de muy poca monta; tales esperanzas y convicciones le impiden adaptarse a su nueva situación y hacen que vaya difiriendo siempre el aprender a suplir con el uso de otros sentidos el de la vista que ya no le sirve. Los niños semi-invidentes tienden a usar sus ojos a la vez que los dedos cuando estudian el sistema Braille, y esto retrasa su adquisición de los hábitos y habilidades que les son tan necesarios.

Pierre Piveteau


miércoles, 1 de julio de 2015

Los ojos del alma (I)

A los ojos se les ha llamado «ventanas del alma», porque son las únicas partes del cuerpo que al observador le parecen psicológicamente transparentes. Así, esperamos que la persona honrada nos mire de frente y con franqueza, y hablamos de ojos inocentes y de miradas nobles o, también, de miradas torvas, ladinas o incluso criminales.

Hay quienes gustan de llevar gafas de sol aunque no les hagan ninguna falta y aun les estorben, como cuando van en el metro; es porque se imaginan que, con ellas, pueden ver sin ser vistos. El aspecto de los ojos cambia cuando somos presa de alguna emoción que nos excita; entonces brillan, centellean, lanzan pequeños destellos… y pueden «reflejar» nuestros sentimientos más íntimos. En realidad, lo que sucede es que la pupila se dilata y por eso parece refulgir

También a los gatos se les acusan las emociones en los ojos. Si vuestro minino se topa con un congénere de malas pulgas, o si le ofrecéis un bocado que le guste, veréis cómo se le dilatan las pupilas. Pero si el manjar le es extraño o se lo dais envuelto en un papel, sus ojos no se alterarán, a menos que logre olerlo. En un experimento que se hizo con seres humanos para estudiar esta clase de efectos, se mostró a un hombre y a una mujer la fotografía de un nene.

El tamaño de las pupilas de la mujer aumentó en casi una quinta parte, mientras que los ojos del hombre siguieron tal como estaban. Si a las mujeres se les muestra la fotografía de una madre con su nene en brazos, puede observarse cómo se les agrandan las pupilas en cerca de una cuarta parte, y aun las del hombre se agrandan también un poco al ver la misma fotografía.

Si se quiere penetrar «hasta el alma» de una persona no se la mira a la boca ni a la nariz, sino a los ojos y con la mayor concentración posible. Y cuando las miradas se encuentran, el resultado puede ser ya al primer vistazo amor (u odio). Pero la de la mirada mutua quizá sea una peligrosa indulgencia. Porque a nadie le podemos mirar a los ojos sin permitirle que, al mismo tiempo, nos mire él a nosotros. De suerte que el «coger» por los ojos ha de ser a la vez un «dar». El jovencito que mira extasiado a la beldad que se sienta frente por frente a él en un compartimiento del tren se expone a traicionar sus sentimientos como la joven decida mirarle también con insistencia.

Pierre Piveteau