domingo, 2 de junio de 2013

Este mes no olvides

1. Ejercer tu voluntad
Cuando te encuentres involucrado en un comportamiento que no te reporta ningún beneficio y que solamente te desgasta y consume energía, recuerda que puedes elegir dejar de hacerlo.

Pregúntate: ¿Por qué estoy haciendo esto?, ¿a quién beneficio con esta actitud? Seguramente descubrirás que puedes cambiar de actitud y dejar de repetir ese hábito o esa actuación que te causa tanto daño.

2. Bajarle la velocidad a tus días
Proponte hacer las cosas con más calma y atención. Reduce tu lista de tareas pendientes y ajústala en relación a la prioridad que tiene cada una, a tu capacidad para cumplir con ellas. Vive cada día como si fuese el último, el más importante y el más especial, tomando y resaltando lo mejor de cada momento. Bajar la velocidad te permitirá observar lo que sucede a tu alrededor con más detalle.

3. Evitar pensar en lo que pudiste hacer
Lo primero que viene a nuestra mente después de cometer un error es todo lo que hubiéramos podido hacer para evitarlo. A veces te quedas ahí, dándole vueltas a todas las posibilidades, sintiéndote más culpable o buscando al culpable en otros, como si de esa manera pudiera borrarse todo lo sucedido. Ya sucedió y lo único que puedes hacer es aceptarlo. Pregúntate qué puedes hacer para solucionarlo de la manera más eficiente... ¡Y hazlo!

4. Mantenerte optimista
No te dejes desanimar, no permitas que los comentarios negativos o el comportamiento indolente, mediocre o irresponsable que tienen otras personas, te contagie y apague tus ganas y tu determinación de vivir cada día con alegría, esperanza y el deseo de compartir lo mejor de ti.

5. Canalizar las emociones negativas
Las emociones negativas se contagian fácilmente, por eso es importante que pongas un poco de distancia entre tú y las personas negativas y pesimistas que te rodean. Busca la relación con personas optimistas y entusiastas que puedan influir positivamente en tu estado de ánimo y aprende a salir de cualquier estado emocional negativo rápidamente. Recuerda que todo pasa.

6. Recuperar el sentido del humor
Vence la rigidez de tu pensamiento, aflójate un poco mentalmente y aprende a reír con espontaneidad. Es muy importante reír con ganas, pues nos ayuda a sanar emocionalmente, a liberar las tensiones y nos conecta con nuestro niño interior. Poder reírnos, inclusive hasta de las cosas que nos suceden a nosotros mismos, en muchos casos, es señal de madurez espiritual.

Maytte Sepulveda