En estos tiempos donde cuesta organizarse y dejar a un lado el trabajo y los quehaceres para detenerse y darle valor a los lazos afectivos, el comunicarse en profundidad, generando intimidad emocional con otro es una necesidad que cada vez empieza a cobrar más relevancia, pues sino nos vamos aislando, sintiendo solos, nos falta lo más importante: Amor… Necesitamos cuidado mutuo, apoyo, sentirnos contenidos, acogidos, escuchados, validados, mirados, entendidos, acompañados y no sólo recibir es algo que nos gratifica sino también poder entregar lo mismo y construir… por este motivo, el pensar cómo nos estamos comunicando con nuestra pareja y revisar nuestras formas más allá de los contenidos puede ser un punto de partida que aporte a ir fortaleciendo la relación y crecer juntos.
Algunos puntos que debemos poner atención y revisar para mejorar la comunicación con nuestra pareja pueden ser:
- Compartir lo cotidiano: Muchas parejas comienzan a cimentar una comunicación más fluida contando qué hicieron en el día. Cada evento, desde qué comiste, cómo te sentiste, a quién viste o qué temas conversaste hoy puede ayudar a saber cómo vive el otro, ir conociéndose más, saber a qué cosas le está dando más importancia, cuáles disfruta y cuáles lo tienen más agobiado, así se va dando paso también a entender mejor y aprender a leer los estados de ánimo del otro, pudiendo acompañarlo y hacerle sentir que estamos cerca, presentes en su día a día y que puede contarme cualquier cosa que suceda, pues sé bien a qué se dedica en su día, de qué se trata su trabajo y todo lo que lo rodea. Es sorprendente saber que pueden pasar años junto a alguien sin saber realmente a qué se dedica en detalle… todo parte por interesarse.
Es cierto que muchas personas no están acostumbradas a compartir su cotidiano y que pueden incluso sentirse interrogadas, creer que el otro quiere saber qué hicieron en un afán de celos, control o vigilancia, pueden sentirse invadidos, entre otros sentimientos poco gratos, pero la intención de compartir la vida y conversar sobre estas cosas no es ésta, lo importante es entender el trasfondo y que esto los acerque. De todos modos, algunas parejas prefieren mantenerse más reservadas en esto, mantener su privacidad y compartir cosas cuando las sientan relevantes, esto tampoco está mal. Cada pareja es distinta y podrá decidir cuál es la forma en que pueden sentirse más comunicados, lo cual no necesariamente implica contarse todo. Este sólo es un camino.
- Detenerse para escuchar: La siguiente escena puede ser recurrente en muchas parejas… “estoy contando algo importante y mi pareja sigue ordenando su ropa, cocinando o moviéndose de un lado a otro, de pronto me veo persiguiéndola para contarle esto, pues quiero su opinión, quiero que me acoja o al menos poder desahogar esto que estoy sintiendo, de pronto me dice entre gritos desde otra pieza “sigue contándome no más, si te escucho…” pero al oírla pasa por mi cabeza la pregunta ¿realmente me está escuchando? Y ahí es cuando me canso de contarle, desisto y le digo… ya, cuando te desocupes mejor hablamos…”.
Otro ejemplo… Acaso si estamos comiendo y mi pareja se pone a llorar o nos cuenta algo tremendamente importante y delicado, ¿no dejamos de comer por un segundo para mirar a los ojos, tomar su mano y tratar de escuchar lo más activamente que podamos? (bueno, si no es lo que sueles hacer, te cuento que podría ser una buena idea empezar a probar con algo así…), pero esto nos lleva a la pregunta ¿por qué sólo debemos detenernos a escuchar cuando nos cuentan algo grave o delicado? El darse un tiempo para detenerse a conversar, mirarse, contarse las cosas, escucharse activamente hace sentir al otro que de verdad me importa lo que le suceda, que estoy ahí para reírme de sus anécdotas y apoyarlo/a en lo más difícil, en darle ánimos cuando le falten, en compartir cada cosa buena, mala o neutra que le ocurra… Que soy su compañero/a.
- Volver al tema: Algo clave… si te cuentan algo puede ser una buena idea preguntar después por el tema, darle continuidad, mostrarle al otro que recuerdas lo que te cuenta, que te preocupas, que te interesa. ¿y cómo te fue en el curso que te iban a hacer hoy?, ¿hablaste con tu compañera?, ¿pediste el traslado?, ¿preguntaste si podías traer plantas a la oficina?, ¿te respondieron?, ¿y te juntaste a almorzar con tu hermano?… cosas simples… la vida está llena de pequeñas y bellas cosas simples…
- Confiar: Puede que tengan malas experiencias contándose cosas antes, que la comunicación se haya deteriorado, que sientas que no rescatarás nada de confiar en tu pareja y contarle tus cosas, incluso puedes tener temor a que se enoje si le expresas cómo te sientes o que tu pareja no sea muy contenedora y tienda a criticarte o retarte cuando le confiesas que aún estás agobiada por el mismo tema de siempre… pero la elección está entre: seguir así, alejándose cada día más, sintiendo que necesitas satisfacer tus necesidades de contención y comunicación a través de amistades u otras personas, o hacer un esfuerzo por intentarlo quizás de un modo en que no lo hayan intentado antes, conversar sobre lo que les está pasando, confiar en que pueden mejorar lo que tienen si se dedican ambos a dar lo mejor de sí.
La “metacomunicación” es necesaria, “hablar de cómo están hablando” entre ustedes y tratar de que esto mejore va a depender de que puedan expresar ambos qué necesitan y en vez de encontrar sólo problemas, se ocupen en buscar soluciones o caminos que ayuden…
- Ser claro y consistente: Muchas veces por no herir al otro o temor a que se enoje o nos rechace, encubrimos cierta información, no somos claros en expresar nuestras emociones o ideas ni en pedir lo que necesitamos… “no es que me pase algo, pero desde hace un tiempo hay algo que siento distinto, no sé cómo explicarlo, pero tampoco es para tanto, no sé si sea malo tampoco, yo creo que son puros rollos y no pasa nada en realidad, pero si a veces me sientes rara es por esto…” ufff… cuesta entender y desde ahí poder hacer algo al respecto para mejorar la situación. El miedo o la evasión claramente no ayuda en entregar un mensaje, si es algo difícil, intentemos usar respecto y cuidado, pero siempre con claridad, si lo que queremos de verdad es que nos entiendan o que se produzca un cambio.
Otro aspecto que causa confusión son las inconsistencias o contradicciones, los dobles mensajes o todo lo que al final nos deje atrapados, “pues si hago lo que creo que me pide está mal y si no lo hago también está mal, entonces me quedo sin saber que hacer”. Un ejemplo común: pedir un tiempo para estar tranquila, sin insistir tanto en tener relaciones sexuales, y luego quejarse porque el otro se distanció o nos sentimos poco deseadas (siendo que el otro hizo justo lo que le pedimos…) u otro en que puede verse una secuencia clásica es el siguiente: Claudia le pide a Pedro que se vista más formal pues su forma actual le parece descuidada… Pedro hace el intento, se esfuerza por hacer un cambio y complacer a Claudia, pero cuando ella lo ve le dice que ahora parece viejo y que tiene mal gusto para combinar, que le vendría mejor zapatos de otro color y que tiene que comprarse otro cinturón… Claudia se siente decepcionada de que él no entienda lo que ella quiere y que ella tenga que estar diciéndole todo… Pedro se siente poco valorado en su esfuerzo, que Claudia no reconoció ni valoró su intención de cambiar, se siente confundido pues no tiene claro entonces qué es lo que realmente quiere Claudia y si de verdad no está satisfecha con cómo lo hace él, quizás ella podría ser más clara, elegir la ropa con él u otra alternativa, pero ella está cansada de decirle las cosas y quiere que a él se le ocurra, que él sea independiente y así sucesivamente se entrampan una y otra vez….
- Lenguaje no verbal: Todo comunica, incluso los silencios, la indiferencia, todo, el hacer o no hacer, decir o no decir, no hay forma de que no comuniquemos algo, es por esto que es importante reconocer qué mensaje le estamos entregando al otro, revisar si realmente coincide con lo que queremos transmitirle y que si nuestra fortaleza no es la conversación, podemos entregar amor, apoyo, escucha y contención a través de muchos gestos, cariños o actos de preocupación que hagan sentir al otro acogido.
- Trampas que no ayudan y que hay que revisar: son tantas que acá enumeraré algunas para que las conversen y se replanteen en lo posible.
a) El echarse la culpa mutuamente cayendo en justificarse, defenderse o atacar al otro, en vez de reconocer la dificultad en ambos y tratar de salir de ella… Esperar que el otro se de cuenta, el otro pida perdón, el otro se acerque… y no hacer nada uno mismo.
b) Usar el siempre y el nunca, generalizando situaciones que invalidan las veces que el otro ha intentado hacer algo distinto. Desde ahí, el usar descalificaciones claramente tampoco ayuda a comunicarse mejor.
c) Caer en el “no pasa nada”, cuando en realidad si sucede algo. Si no queremos hablar en ese momento, es mejor ser sinceros y decir que se está dolido o incómodo o con algún malestar respecto a algo, pero prefiere hablarlo en otro momento, por ejemplo.
d) A veces, no queremos soluciones, sólo que nos escuchen y acompañen en algún dolor o dificultad. Es clave entender esto y ayudar al otro para que lo tenga claro y no se esfuerce en vano.
e) Desplazar el tema que se está discutiendo, aludiendo a conflictos pasados, o veces en que usted ha dejado pasar ciertas cosas. Aquí el “echar en cara” o abrir nuevos temas distintos desvían la atención del foco central y hace más difícil avanzar en su resolución.
Podemos seguir enumerando múltiples dificultades para comunicarnos, lo importante es tomar conciencia y pensar que si amamos a la otra persona, es clave fomentar la confianza, el diálogo con respeto, el compartir la vida, saber del otro, interesarnos por lo que hace, siente, piensa, cree y sueña, para eso debemos detenernos y dedicarnos a cultivar este tema que sin duda les ayudará a fortalecer mucho más su relación. ¡ Suerte en ese camino !
Fuente: