No me refiero, a los casos en que demos una opinión “políticamente correcta” ó simplemente que decidamos no decir la verdad, por ejemplo: alguien nos cae mal y decimos que nos cae bien, ó no nos gusta realizar ciertas actividades y las hacemos para no herir a quien nos ha pedido que las realicemos; en estos casos, sabemos perfectamente que lo que decimos es mentira, ya que simplemente, no es lo que pensamos.
Me refiero a aquellos casos en que “conscientemente” decimos lo que pensamos, ¿en estos casos podemos asegurar que lo que pensamos es realmente lo que creemos...?
Supongamos, por ejemplo, que alguien nos pide nuestra opinión sobre la alimentación sana y equilibrada y sus efectos beneficiosos para nuestra salud, la gran mayoría pensaremos y diremos que estamos totalmente de acuerdo con ello, todos entendemos la importancia de una dieta sana para nuestra salud y para nuestra calidad de vida. Igualmente si nos preguntan sobre la importancia y beneficios de la actividad física en nuestra calidad de vida y en nuestra salud, seguramente todos pensaremos y diremos que también coincidimos con la importancia de la actividad física para nuestra salud.
Entonces, ¿por qué la gran mayoría de nosotros no lleva una dieta sana y equilibrada, ni tampoco realiza ejercicio físico de forma habitual?, si pensamos que algo es bueno para nosotros, ¿por qué no lo hacemos?, ¿será que no creemos que realmente sea tan bueno…? parece entonces, que hay diferencia entre lo que creemos y lo que pensamos.
Pues sí, es cierto, existen diferencias muy importantes entre lo que ”pensamos” y lo que “creemos”, esto se debe básicamente al modo en que utilizamos nuestros recursos, es decir, si mentalmente estamos en modo consciente o en modo subconsciente.
Cuando estamos en modo consciente, y analizamos la situación, nuestros pensamientos tienen en cuenta multitud de factores, haciéndonos preguntas como: ¿es lo que esperan que piense?, ¿me traerá problemas este pensamiento?, ¿mejor es pensar lo que piensan todos?, ¿mejor esto no sea que…?, etc.; así finalmente tomamos una decisión o pensamiento en firme. Este proceso se produce de forma automática en nuestro estado racional y en pocos segundos, por lo que prácticamente no nos damos cuenta de ello, “pero sucede”, así formamos “lo que pensamos”.
Sin embargo, cuando es nuestro subconsciente el que lleva la iniciativa de nuestra actividad mental, por ejemplo, cuando no nos dan tiempo para racionalizar la pregunta, y tenemos que responder rápidamente, entonces pensaremos y diremos “lo que realmente creemos”.
¿Sabemos realmente, cuándo decimos lo que creemos y cuándo no?, ¿sabemos realmente cómo somos?, reflexiona sobre ello, sin duda te ayudará mucho en tu desarrollo personal...
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