lunes, 7 de enero de 2013

Aún le quedaba una gema...


Una mañana temprano, antes de la salida del sol, un pescador fue al río. Cerca de la orilla sintió algo debajo de sus pies, y descubrió que era una pequeña bolsa de piedras. Recogió la bolsa y echando la red a un lado, se acuclilló a la orilla del agua, esperando la salida del sol.

Estaba esperando la luz del día para iniciar su trabajo diario. Perezosamente cogió una piedra de la bolsa y la lanzó al agua. "Plop", se oyó en el agua. Entretenido con el sonido lanzó otra piedra. Al no tener otra cosa que hacer, siguió lanzando las piedras, una por una... Poco a poco el sol se levantó. Llegó la luz.

Ya para entonces había lanzado todas las piedras, excepto una. La última piedra estaba en su palma. Su corazón casi le falló cuando, a la luz del día, vio lo que tenía en la mano. ¡Era una piedra preciosa! En la oscuridad, había arrojado muchas de ellas. ¡Cuánto había perdido sin darse cuenta!

Lleno de remordimientos, se maldijo a sí mismo, sollozó, lloró y casi enloqueció de pesar. Por accidente, se había encontrado con una gran riqueza que podría haberle proporcionado un extraordinario bienestar en su vida. Pero sin darse cuenta, la había perdido en medio de la oscuridad. Y sin embargo, era afortunado, pues aún le quedaba una gema: la luz había llegado antes que arrojara la última "piedra".

En general, la mayoría no es ni siquiera tan afortunada. La oscuridad te rodea por todos lados, el tiempo se va consumiendo, el sol no se levanta y ya hemos desperdiciado todas las gemas de la vida.

La vida es un gigantesco tesoro, y el hombre no hace otra cosa que desperdiciarla. Cuando llegamos a damos cuenta de la importancia de la vida, ya se nos ha escurrido entre los dedos. Los secretos, los misterios, la felicidad, la liberación, el paraíso: todo lo hemos perdido. Hemos malgastado la vida.

En los próximos tres días, tengo la intención de hablar acerca de los Tesoros de la Vida. Es difícil instruir a la gente que trata la vida como a una bolsa de piedras. Esta gente se irritará si les señalas el hecho de que lo que están arrojando no son piedras, sino joyas. Se enfurecerán. No debido a que lo que se les dice sea falso, sino porque se les demuestra su insensatez. Se les recuerda lo que han perdido. El ego hace su aparición.

Sin embargo, sin importar lo que se haya perdido hasta ahora, si aún queda un poco de vida, si sólo queda una "piedra", aún puede ser salvada. Nunca es demasiado tarde para aprender. Incluso uno podría beneficiarse. Y especialmente en la búsqueda de la Verdad de la Vida, nunca es tarde; no hay motivo para apocarse.

Osho

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