Somos parte de la Totalidad y la Totalidad no es indiferente a nosotros, no puede serlo. Cómo va a ser una madre indiferente a su hijo? Es imposible. Cuando el niño crece, la madre también crece con él. Cuando el niño es feliz la madre también es feliz con él. Cuando el niño danza, algo danza también en la madre. Cuando el niño está enfermo, la madre está enferma. Cuando el niño es desdichado, la madre es desdichada. Porque no son dos, son uno. Sus corazones laten a un mismo ritmo.
La Totalidad es tu madre. La Totalidad no es indiferente a tí. Permite que esta verdad penetre en tu corazón tan profundamente como sea posible, porque incluso esta consciencia de que la Totalidad se siente feliz contigo, te cambiará. Entonces ya no estás alienado, ya no eres un extranjero aquí. Ya no eres un vagabundo, sin hogar,porque todo es un hogar.
Y la Totalidad es tu madre, te cuida, te ama. Así que es natural que cuando alguien se convierte en un Buda, y alcanza la cima suprema, toda la existencia danza, toda la existencia canta, toda la existencia lo celebra. Es literalmente verdad. No es una metáfora; recuerda. De otra forma errarás toda la cuestión.
Llueven flores, y continúan lloviendo -nunca se detienen.
Las flores que llovieron para Subhuti aún siguen lloviendo.Tu no las puedes ver, no porque no estén cayendo, sino porque no eres capaz de verlas.
La existencia continúa la celebración infinitamente, por todos los Budas que han sido, por todos los Budas que están siendo, y por todos los Budas que serán, porque para la Existencia no hay pasado, presente y futuro. Es una continuidad. Es eternidad. Sólo existe el ahora, el ahora infinito.
Aún llueven, pero no puedes verlas.
A no ser que caigan sobre tí, no puedes verlas; y cuando las veas cayendo para tí, verás que han estado lloviendo para todos los Budas, para todas las almas iluminadas.
La primera verdad es que a la Existencia le importa lo que te sucede. La Existencia está orando continuamente para que te suceda lo Supremo. De hecho, tu no eres otra cosa que una mano extendida por la Totalidad para alcanzar lo Supremo. No eres otra cosa que una ola que viene da la Totalidad para tocar la luna. No eres otra cosa que una flor abriéndose, para que la Totalidad se llene de fragancia a través tuyo.
Si puedes abandonarte a tí mismo, esas flores pueden llover esta misma mañana, en este mismo momento. Los Dioses siempre están dispuestos. Sus manos siempre están llenas de flores. Simplemente observan y esperan. Cuando alguien se vuelve un Subhuti -vacío; cuando alguien está ausente, de pronto empiezan a caer flores.
Este es uno de los hechos básicos. Sin darse cuenta de ello no hay posibilidad de confianza. Sin ello no hay posibilidad de que alguna vez alcances la Verdad. A no ser que la Totalidad te ayude, no hay posibilidad de que la alcances. Cómo vas a alcanzarla? Y ordinariamente nuestras mentes piensan justo lo contrario. pensamos en la Totalidad como en el enemigo, no como el amigo, nunca como la madre. Pensamos en la Totalidad como si la Totalidad estuviera tratando de destruirnos. Miramos a la Totalidad a través de la puerta de la muerte, no a través de la puerta del nacimiento. Pareciera como que la Totalidad está contra tí, luchando contigo, no permitiéndote alcanzar tus metas y propósitos, no permitiéndote tu plenitud. De aquí que continúas haciéndole la guerra continuamente. Y cuánto más luchas, más verdadera te parece tu falsa idea; porque si luchas, tu propia lucha te retorna reflejada en la Totalidad.
La Totalidad te apoya, recuerda. Incluso cuando luchas, la Totalidad te apoya. Incluso cuando luchas y estás equivocado, la Totalidad te apoya. Esta es la segunda verdad que hay que comprender bien. Si no lo comprendes te será difícil continuar. Incluso cuando luchas con la Totalidad, la Totalidad te apoya; porque la Totalidad no puede hacer otra cosa que apoyar. Si te descarrías aún la Totalidad te cuida. Incluso si te descarrías, la Totalidad va contigo.
Osho, del libro "...Y llovieron Flores"
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