jueves, 1 de noviembre de 2012

Ordena tus prioridades


Hay aspectos claves en nuestra vida, como las prioridades, que son determinantes para que ésta vaya por un rumbo u otro, es decir, lo que alcancemos en nuestra vida, “nuestros resultados”, dependen directamente de nuestras acciones, de nuestros estados emocionales y sobre todo de nuestro sistema de creencias que es donde residen “nuestras prioridades”.

Por ello, me parece vital para nuestros resultados reconocer cuáles son nuestras prioridades, que es para nosotros poco importante, importante o muy importante en nuestra vida.
Para lograr reconocer esas prioridades, primero debemos hacer un ejercicio muy clarificador, se trata de comparar lo que hacemos habitualmente como importante “seguramente porque lo hacen todos” frente a las acciones que no hacemos habitualmente como importantes “seguramente porque no lo hacen todos”.
Es muy sencillo, ya veras, comienza contestando a las siguientes preguntas:
¿Qué es más importante para ti, ver un partido y que tu equipo preferido gane, o estar con tu pareja dedicándole un tiempo especial para conversar y escucharl@ activamente?

¿Qué es más importante para ti, ver un partido y que tu equipo preferido gane o abrazar y querer a tus hij@s ó padres, dedicándoles un tiempo especial sólo para ell@s?
¿Qué es más importante para ti, ver un partido y que tu equipo preferido gane, o ayudar a un amig@ y dedicarle 2 horas de tu tiempo cuando lo necesite, poniendo todos los sentidos para entender sus dificultades?

¿Qué es más importante para ti, ver un partido y que tu equipo preferido gane, o dedicarte un tiempo para estar a solas, para reflexionar y pensar sobre tu vida, sobre tus objetivos, sobre tus prioridades?

Parece que las respuestas son evidentes, ¿verdad? y seguro que no tienes ningún tipo de duda sobre lo que es realmente importante para ti, frente a lo que hacemos llevados por la “costumbre popular”. Y esto es así, básicamente porque como todos son de un equipo u otro, nosotros también… Sí, realmente sabemos lo que es más importante para nosotros, ¡estoy seguro que si¡

Entonces, ¿por qué cuando ese equipo gana, lo celebras como el acontecimiento más importante de tu vida?, y por el contrario, lo que es realmente importante para ti, no es que no lo celebres, sino que –probablemente- ni siquiera lo haces ¿?, te pido que reflexiones sobre ello…
En el caso de que seas de l@s que te dejas llevar por la costumbre popular, por lo que hacen todos, te diré algo que seguro te ayudará:
“SÉ EL PROTAGONISTA PRINCIPAL DE TU VIDA, TEN CLARAS TUS PRIORIDADES, ANTES DE HACER ALGO, DECIDE LO QUE ES MÁS IMPORTANTE PARA TI Y A CONTINUACIÓN: HAZLO”
No tengas dudas, no te dejes manipular, tu vida depende de ti, tu felicidad depende de ti, tus mejores momentos dependen de ti…, no dejes que otros ordenen tus prioridades…

Francisco Lutzardo
Personal Coaching
E-mail: flutzardo@gmail.com

Los 4 pilares de la Autoestima

¿Te gustaría aumentar tu autoestima y mejorar tu calidad de vida?

Reflexiona sobre estos cuatro puntos que te propongo. Te llevará un poco de tiempo, pero, si trabajas sobre ellos, conseguirás aumentar tu autoestima y llegar a ser la persona plena y feliz que deseas:

1. Autoconcepto: ¿Qué idea tienes de ti? ¿Te conoces bien? Uno se puede tratar peor a si mismo que a los demás "soy un idiota.., hago todo mal, etc.". ¿Te respetas o te maltratas?
2. Autoimagen: Gústate de acuerdo a tus propios criterios y no a los "expertos en belleza".
Lo importante no es el cuerpo, sino como lo llevas ;)
3. Autorrefuerzo: Rompe con el culto exagerado del ahorro.
Felicítate, date algún capricho, haz lo que desees hoy, prémiate, felicítate!!.
4. Autoeficacia: ¿Confías en que puedes hacer las cosas por mi mismo?¿Te sientes capaz de solucionar tus problemas, eres capaz de perseguir aquello que deseas? ¿Confías en tus capacidades?

Fuente:
Emociones Saludables

miércoles, 31 de octubre de 2012

Las personas, a menudo, no son lo que parecen

Hace unos días, tuve la oportunidad de recordar la historia de la profesora Thompson y de Jim, historia que me gustaría compartir en su totalidad con ustedes, deseando que les ayude a “crecer” y que se permitan emocionarse –como lo hice yo- al descubrirla…

“Al inicio del año escolar una maestra, la señora Thompson, se encontraba frente a sus alumnos de quinto grado. Como la mayoría de los maestros, ella miró a los chicos y les dijo que a todos los quería por igual. Pero era una gran mentira, porque en la fila de adelante se encontraba, hundido en su asiento, un niño llamado Jim Stoddard. La señora Thompson lo conocía desde el año anterior, cuando había observado que no jugaba con sus compañeros, que sus ropas estaban desaliñadas y que parecía siempre necesitar un baño. Con el paso del tiempo, la relación de la señora Thompson con Jim se volvió desagradable, hasta el punto que ella sentía gusto al marcar las tareas del niño con grandes tachones rojos y ponerle cero. Un día, la escuela le pidió a la señora Thompson revisar los expedientes anteriores de los niños de su clase, y ella dejó el de Jim de último. Cuando lo revisó, se llevó una gran sorpresa.

La maestra de Jim en el primer grado había escrito: “Es un niño brillante, con una sonrisa espontánea. Hace sus deberes limpiamente y tiene buenos modales; es un deleite estar cerca de él”.

La maestra de segundo grado puso en su reporte: “Jim es un excelente alumno, apreciado por sus compañeros, pero tiene problemas debido a que su madre sufre una enfermedad incurable y su vida en casa debe ser una constante lucha”.

La maestra de tercer grado señaló: “La muerte de su madre ha sido dura para él. Trata de hacer su máximo esfuerzo pero su padre no muestra mucho interés, y su vida en casa le afectará pronto si no se toman algunas acciones”.

La maestra de cuarto escribió: “Jim es descuidado y no muestra interés en la escuela. No tiene muchos amigos y en ocasiones se duerme en clase”.

La señora Thompson se dio cuenta del problema y se sintió apenada consigo misma. Se sintió aún peor cuando, al llegar la Navidad, todos los alumnos le llevaron sus regalos envueltos en papeles brillantes y con preciosos listones, excepto Jim: el suyo estaba torpemente envuelto en el tosco papel marrón de las bolsas de supermercado. Algunos niños comenzaron a reír cuando ella sacó de esa envoltura un brazalete de piedras al que le faltaban algunas, y la cuarta parte de un frasco de perfume. Pero ella minimizó las risas al exclamar:

“¡Qué brazalete tan bonito!”, mientras se lo ponía y rociaba un poco de perfume en su muñeca. Jim Stoddard se quedó ese día después de clases sólo para decir:

“Señora Thompson, hoy usted olió como mi mamá olía”.

Después de que los niños se fueron, ella lloró por largo tiempo. Desde ese día renunció a enseñar sólo lectura, escritura y aritmética, y comenzó a enseñar valores, sentimientos y principios. Le dedicó especial atención a Jim. A medida que trabajaba con él, la mente del niño parecía volver a la vida; mientras más lo motivaba, mejor respondía. Al final del año, se había convertido en uno de los más listos de la clase.

A pesar de su mentira de que los quería a todos por igual, la señora Thompson apreciaba especialmente a Jim.

Un año después, ella encontró debajo de la puerta del salón una nota en la cual el niño le decía que era la mejor maestra que había tenido en su vida. Pasaron seis años antes de que recibiera otra nota de Jim; le contaba que había terminado la secundaria, obteniendo el tercer lugar en su clase, y que ella seguía siendo la mejor maestra que había tenido en su vida. Cuatro años después la señora Thompson recibió otra carta, donde Jim le decía que, aunque las cosas habían estado duras, pronto se graduaría de la universidad con los máximos honores. Y le aseguró que ella era aún la mejor maestra que había tenido en su vida. Pasaron cuatro años y llegó otra carta; esta vez Jim le contaba que, después de haber recibido su título universitario, había decidido ir un poco más allá. Le reiteró que ella era la mejor maestra que había tenido en su vida. Ahora su nombre era más largo; la carta estaba firmada por el doctor James F. Stoddard, M.B. El tiempo siguió su marcha. En una carta posterior, Jim le decía a la señora Thompson que había conocido a una chica y que se iba a casar. Le explicó que su padre había muerto hacía dos años y se preguntaba si ella accedería a sentarse en el lugar que normalmente está reservado para la mamá del novio. Por supuesto, ella aceptó. Para el día de la boda, usó aquel viejo brazalete con varias piedras faltantes, y se aseguró de comprar el mismo perfume que le recordaba a Jim a su mamá. Se abrazaron, y el doctor Stoddard susurró al oído de su antigua maestra:

—Gracias por creer en mí. Gracias por hacerme sentir importante y por enseñarme que yo podía hacer la diferencia.

La señora Thompson, con lágrimas en los ojos, le contestó:

—Estás equivocado, Jim: fuiste tú quien me enseñó que yo podía hacer la diferencia. No sabía enseñar hasta que te conocí.”

Las experiencias (gratas y desagradables) que tenemos a lo largo de nuestras vidas marcan lo que somos en la actualidad. No juzgues a las personas sin saber qué hay detrás de ellas; dales siempre una oportunidad de cambiar su vida…

(*) fuente: “La culpa es de la vaca”

Aportación de:
Francisco Lutzardo
Personal Coaching
E-mail: flutzardo@gmail.com

Me gusta


Me gusta la gente que mira a los ojos, los que se aproximan a los labios, sin miedos… que no muerden, tan solo besan los sueños. Me gusta la gente que te abraza, cuanto me gustan los abrazos…la gente que toca. Anda, toca, toca, que mis músculos están cargados de la adrenalina de la ternura. Me gusta la gente que canta en la ducha, la que tararea canciones por las esquinas, las que van sonriendo siempre en los arrabales del encanto…la risa y la sonrisa nos acercan a nuestro dios interno. Me gusta la gente que se quita la corbata para jugar, me gusta la gente que juega, y los que se quedan con la corbata…también siempre y cuando me dejen deshacer el nudo. Me gusta la gente sin complejos, los que aceptan su cuerpo, sus michelines , sus arrugas, su estado físico y se permite D-I-S-F-R-U-T-A-R del placer de tomar (con exceso) dulces de besos de miel, milhojas de felicidad, plum cake de sonrisas, Tartas de seducción. Me gustan la gente que se remanga la ropa y se mete en la piscina… las que ayudan sin esperar recompensa, las que te ofrecen su pecho como flotador, las que comparten el mapa del tesoro. Me gusta la gente que oye la radio de noche, la que sueña con imaginar y ponerle cuerpo a las voces que escucha, las que sueñan en color, las que compone a la vida, su propia banda sonora. Me gusta la gente atrevida, la emprendedora, la cooperante, la decisiva, la valiente…Valiente buena gente. Me gusta la gente bohemia, dicharachera, la esculpe_sueños, la enemiga del desencanto. Me gusta la gente que en estos momentos está creando acción para salir de la Crisis.
 Y me gustas tú. Y tú también.
Autor:
José Luis Fuentes Rodríguez
E-mail: joseluisfuentesrodriguez@gmail.com

Las dificultades nos enseñan


Las dificultades nos enseñan, así es, aunque no lo parezca,
nos hacen más fuertes y nos preparan para lo que venga,
pero lo hace en silencio, desde el dolor, desde la pena,
rogando y pidiendo que desaparezcan.

Las dificultades nos ayudan a reconocer a quienes no te aprecian,
aquellos que aparecen cuando todo va bien,
cuando nada necesitas, cuando das y no esperas,
pero desaparecen cuando pides, casi en silencio, una flor o un poema.

Las dificultades nos ahogan, pero no nos asfixian,
nos dejan sin aire, pero con la fe inquebrantable en que confiamos,
y cuando las superamos, sentimos una emoción inmensa,
que nunca más la olvidamos.

Las dificultades nos enseñan, el significado de palabras malditas,
malditas y duras como rabia, ira, irritación y pena,
cuanta pena he sentido al sufrir tantas dificultades,
sin ayuda y con tan pocos que me quieran.

Las dificultades nos hacen recordar, a aquellos que tanto querías y ya no están,
y desesperadamente pides que vuelvan, que los necesitas, que los anhelas,
que darías cualquier cosa, por que estuvieran junto a ti,
en estos momentos de tanto dolor y de mucha pena.

Las dificultades nos enseñan, a ser mejores personas,
a ser mejores padres, mejores hijos, a ser tú de veras,
a no ser esa persona simple, superficial y que no quiera,
las dificultades no son malas si nos ayudan a descubrir quién era.

Francisco Lutzardo
Personal Coaching
E-mail: flutzardo@gmail.com

martes, 30 de octubre de 2012

La verdadera riqueza


Les quiero hacer partícipes de una bonita y enriquecedora historia, que espero les ayude a reflexionar sobre las diferencias, las que cada uno entiende que existen, entre la riqueza y la pobreza…

“Cierta vez un acaudalado padre de familia llevó a su hijo a un viaje por el campo con el firme propósito de que éste viera cuán pobres eran ciertas personas y comprendiera el valor de las cosas y lo afortunados que eran ellos. Estuvieron un día y una noche en la granja de una familia campesina muy humilde. Al concluir el viaje, ya de regreso en casa, le preguntó a su hijo:

— ¿Qué te pareció el viaje?
— ¡Muy bonito, papá!
— ¿Viste qué tan pobre y necesitada puede ser la gente?
—Sí.
— ¿Y qué aprendiste?
—Vi que nosotros tenemos un perro en casa, ellos tienen cuatro. Nosotros tenemos una piscina de veinticinco metros, ellos un riachuelo sin fin. Nosotros tenemos lámparas importadas en el patio, ellos tienen las estrellas. Nuestro patio llega hasta el muro de la casa, el de ellos hasta el horizonte. Especialmente, papá, vi que ellos tienen tiempo para conversar y convivir en familia. Tú y mamá deben trabajar todo el tiempo y casi nunca los veo.

El padre se quedó mudo y el niño agregó:
—Gracias, papá, por enseñarme lo ricos que podríamos llegar a ser.”

El niño de nuestra historia, no entiende la riqueza por las posesiones materiales, sino más bien por todo lo contrario. Quizás nosotros también deberíamos cuestionarnos lo que entendemos por riqueza y a continuación redefinir aquello que nos hace más ricos y sobre todo más felices…

La verdadera riqueza no está en lo material, está en nuestra felicidad…

Creemos que si somos ricos, seremos más felices ¿verdad?, y probablemente lo correcto sería lo contrario ¿?

“Cuanto más feliz eres, más rico serás”, me quedo con este mensaje, y tú ¿con qué mensaje te quedas…?

Francisco Lutzardo
Personal Coaching
E-mail: flutzardo@gmail.com

Mis razones para ser feliz.



Tengo tantas razones para ser feliz que me impido pensar en acontecimientos barrocos que me impidan avanzar…Por eso cuando las fuerzas flaquean me acuerdo de mis poderosas razones:
He nacido entre dos siglos, el siglo de la razón y el siglo de la emoción. Estoy viviendo  un nuevo milenio donde el despertar de la conciencia va  a ser fundamental para la supervivencia de los valores humanos
He nacido en el sur donde el sol huele a madreselva y las noches son largas para poder abrazar con risas y cantos la música de la amistad.
He nacido con el   poder de modificar mis hábitos, mis creencias y valores. Mi vida es el fruto de mis acciones, pensamientos y emociones y cuanto más me conozco más afino en mi mapa del mundo.
He nacido con la capacidad de soñar. Porque sueño, estoy vivo. Ahora, sé que los sueños son deseos, y esos deseos se pueden convertir con entrenamiento en tangibles realidades.Cuestión de actitud, disciplina, potencial y enfoque.
He nacido envuelto en un cuerpo, que es el mío, el que acepto, respeto y trato de cuidarlo para que tenga calidad a la hora de subir a las montañas, cruzar los ríos de la esperanza y correr la maratón de la vida.
He nacido distinto, diferente, único e irrepetible. Esta diferencia me hace humilde, grande en la diversidad, soy el centro de mi universo pero no el ombligo del mundo… He nacido para compartir para cooperar, para conocer, para transformar, para disfrutar, Conozco mi mundo, y sé que hay muchas personas sufriendo la intolerancia y la demagogia del Ego que aniquila la  belleza del ser humano.
He nacido con dignidad, como dijo Víctor Frankl, la que “nada ni nadie nos puede arrebatar”. Consciente de ello, lucho en las barricadas de las emociones para contribuir a que la positividad, la proactividad, la tolerancia y la compasión (empatía en acción) creen un mundo mejor, lleno de luces y colores que nos hagan avanzar.
He nacido con la capacidad de amar…Amar la vida, amar  a mis semejantes, amarme a mi mismo. Por eso practico el agradecimiento y el perdón como fórmula inexorable de inteligencia humana. No cabe el odio en mi corazón: El rencor, es el cáncer del alma.
Y he nacido para acompañar a personas en el proceso de convertir sus sueños en metas alcanzables. Esto  me aporta felicidad y poder vivir libremente mis competencias emocional.
Autor:
José Luis Fuentes Rodríguez
E-mail: joseluisfuentesrodriguez@gmail.com