martes, 11 de diciembre de 2012

El hombre total


El hombre que vive plenamente pierde la ambición, porque es tan feliz en este preciso instante que no puede concebir que algo mejor sea posible. La locura común de la mente humana -el deseo de tener más y más- se debe a que no estás viviendo plenamente. Siempre hay una brecha; falta algo. Sabes que las cosas podrían haber sido mejor. Todas las ambiciones son el resultado de vivir parcialmente, y aparece entonces todo el juego social: la gente quiere enriquecerse, ser famosa, ser un político, llegar a presidente o a primer ministro.

Hasta ahora la humanidad ha prosperado a base de no permitir al hombre vivir plenamente, creándole toda clase de impedimentos, porque el hombre total destruiría los intereses creados. El hombre total es el hombre más peligroso para los intereses creados. Es imposible esclavizar a un hombre que está disfrutando de su vida plenamente, totalmente. No puedes obligarlo a formar parte de un ejército, a matar y a morir. Con el hombre total toda la estructura social se colapsaría. La estructura de la sociedad sería diferente: no sería ambiciosa sino inmensamente alegre, sin hombres extraordinarios. Tal vez nunca hayas pensado en ello: pueden existir grandes hombres solamente porque millones de personas no son extraordinarias. De lo contrario, ¿quién recordaría a Gautama Buda? Si hubiera millones de Gautamas Budas, millones de Mahavires, millones de Jesucristos, ¿a quién le interesaría esa gente? Esos pocos fueron extraordinarios porque a millones de personas no se les ha permitido vivir totalmente. Un hombre que vive cada momento con tal intensidad que la vida se ha vuelto un paraíso, que la propia vida se ha vuelto divina, no necesita adorar estatuas, escrituras muertas, ideologías necias, supersticiones estúpidas.

El hombre total es el mayor peligro para el poder dominante de este mundo.

Osho

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