El Buda fue el hombre más despierto de su época. Nadie como él comprendió el sufrimiento humano y desarrolló la benevolencia y la compasión. Entre sus primos, se encontraba el perverso Devadatta, siempre celoso del maestro y empeñado en desacreditarlo e incluso dispuesto a matarlo.
Cierto día que el Buda estaba paseando tranquilamente, Devadatta, a su paso, le arrojó una pesada roca desde la cima de una colina, con la intención de acabar con su vida. Sin embargo, la roca sólo cayó al lado del Buda y Devadatta no pudo conseguir su objetivo. El Buda se dio cuenta de lo sucedido permaneció impasible, sin perder la sonrisa de los labios.
Días después, el Buda se cruzó con su primo y lo saludó afectuosamente.
Muy sorprendido, Devadatta preguntó:
--¿No estás enfadado, señor?
--No, claro que no.
Muy sorprendido, Devadatta preguntó:
--¿No estás enfadado, señor?
--No, claro que no.
Sin salir de su asombro, inquirió:
--¿Por qué?
--¿Por qué?
Y el Buda dijo:
--Porque ni tú eres ya el que arrojó la roca, ni yo soy ya el que estaba allí cuando me fue arrojada.
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Todo está en constante cambio, incluso las células de nuestro cuerpo se encuentran en constante renovación…
Siempre estamos en constante aprendizaje. Nosotros ya no somos los mismos que hace dos años por ejemplo; hemos cambiado nuestra forma de pensar, de sentir y de ver el mundo… Ni siquiera somos los mismos de ayer… nuestra comprensión de las cosas es ahora totalmente distinta, por lo tanto ya no somos los del pasado, ¡Cada día tenemos la oportunidad de escribir una nueva página en nuestra vida!...
No debemos identificarnos a nosotros mismos o a las personas que nos rodean con lo que fuimos, sino con lo que ahora somos.
Siria Grandet- Consultora de Feng Shui Clásico y Astrología China (BAZI)
Fuente: Armonizando tu vida
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