¿Has observado cómo sientes miedo cada vez que estás en una relación amorosa o cada
vez que el amor permanece? De pronto te invade el miedo, porque siempre que amas a una persona te entregas a ella. Y entregarse a una persona es peligroso, porque el otro puede herirte. Has bajado tu protección. No tienes ninguna armadura. Siempre que amas estás abierto y vulnerable, ¿y quién sabe? ¿Cómo creer en el otro cuando el otro es un extraño? Puede que le hayas conocido durante muchos años, pero eso no cambia nada. Ni siquiera te conoces a ti mismo, ¿cómo vas a conocer al otro? El otro es un extraño. Y permitir que el otro entre en tu vida íntima significa permitirle que te hiera.
La gente se ha vuelto temerosa del amor; es mejor ir a una prostituta que tener una amada. Es mejor tener una esposa que tener una amada; porque la esposa es una institución. Tu esposa no puede herirte, porque nunca la amaste. Fue preparado: tu padre y tu madre y el astrólogo... todo el mundo estaba interesado menos tú. Es un arreglo, un arreglo social. No hay mucho de ti en ello. La cuidas, la provees de comida y cobijo. Ella se hace cargo; prepara la casa, la comida, cuida de los niños: es un arreglo, algo práctico. El amor es peligroso, no es un negocio, no es un trato. En el amor das poder a la otra persona, poder completo sobre ti. El otro es un extraño y, ¿quién sabe? Siempre que confías en alguien, el miedo se agarra.
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