viernes, 8 de marzo de 2013

Cuento: Comparte tu maíz


En cierta ocasión, un reportero le preguntó a un agricultor si podía divulgar el secreto de su maíz, que ganaba el concurso al mejor producto, año tras año. El agricultor confesó que se debía a que compartía su semilla con los vecinos...

- "¿Por qué comparte su mejor semilla de maíz con sus vecinos, si usted también entra al mismo concurso año tras año?" preguntó el reportero.

- "Verá usted, señor," dijo el agricultor, "El viento lleva el polen del maíz maduro, de un sembradío a otro. Si mis vecinos cultivaran un maíz de calidad inferior, la polinización cruzada degradaría constantemente la calidad del mío. Si voy a sembrar buen maíz debo ayudar a que mi vecino también lo haga".
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Como nos muestra esta historia, debemos  conservar la pureza de nuestro conocimiento compartiendo nuestro aprendizaje, nuestra comprensión, nuestras habilidades… es la manera en que podremos realmente avanzar y disfrutar de nuestros logros. “Lo que das recibes”, “lo que enseñas aprendes”.

Literalmente: "Lo que das, te lo das"

Siria Grandet -Consultora de Feng Shui Clásico y Astrología China
Fuente: Armonizando tu vida

jueves, 7 de marzo de 2013

Cuento: "Las nueve vacas"


“Dos amigos marineros viajaban en un buque carguero por todo el mundo, y andaban todo el tiempo juntos. Así que, esperaban la llegada a cada puerto para bajar a tierra, encontrarse con mujeres, beber y divertirse. Un día llegan a una isla perdida en el Pacífico, desembarcan y se van al pueblo para aprovechar las pocas horas que iban a permanecer en tierra.

En el camino se cruzan con una mujer que está arrodillada en un pequeño río lavando ropa.
Uno de ellos se detiene y le dice al otro que lo espere, que quiere conocer y conversar con esa mujer. El amigo, al verla y notar que esa mujer no es nada del otro mundo, le dice que para qué, si en el pueblo seguramente iban a encontrar chicas más lindas, más dispuestas y divertidas.


Sin embargo, sin escucharlo, el primero se acerca a la mujer y comienza a hablarle y preguntarle sobre su vida y sus costumbres. Cómo se llama, qué es lo que hace, cuantos años tiene, si puede acompañarlo a caminar por la isla. La mujer escucha cada pregunta sin responder ni dejar de lavar la ropa, hasta que finalmente le dice al marinero que las costumbres del lugar le impiden hablar con un hombre, salvo que este manifieste la intención de casarse con ella, y en ese caso debe hablar primero con su padre, que es el jefe o patriarca del pueblo.
El hombre la mira y le dice: -"Está bien. LLévame ante tu padre. Quiero casarme contigo".

El amigo, cuando escucha esto, no lo puede creer. Piensa que es una broma, un truco de su amigo para entablar relación con esa mujer. Y le dice: -"Para qué tanto lío? Hay un montón de mujeres más lindas en el pueblo. Para qué tomarse tanto trabajo?".

El hombre le responde: -"No es una broma. Me quiero casar con ella. Quiero ver a su padre para pedir su mano".

Su amigo, más sorprendido aún, siguió insistiendo con argumentos tipo:- "Tu estás loco?", -"Qué le viste?", -"Qué te pasó?",- "Seguro que no tomaste nada?" y cosas por el estilo.

Pero el hombre, como si no escuchase a su amigo, siguió a la mujer hasta el encuentro con el patriarca de la aldea.

El hombre le explica que habían llegado recién a esa isla, y que le venía a manifestar su interés de casarse con una de sus hijas. El jefe de la tribu lo escucha y le dice que en esa aldea la costumbre era pagar una dote por la mujer que se elegía para casarse.

Le explica que tiene varias hijas, y que el valor de la dote varía según las bondades de cada una de ellas, por las más hermosas y más jóvenes se debía pagar 9 vacas, las había no tan hermosas y jóvenes, pero que eran excelentes cuidando los niños, que costaban 8 vacas, y así disminuía el valor de la dote al tener menos virtudes.
El marino le explica que entre las mujeres de la tribu había elegido a una que vio lavando ropa en un arroyo, y el jefe le dice que esa mujer, por no ser tan agraciada, le podría costar 3 vacas.
-Está bien" respondió el hombre, -"me quedo con la mujer que elegí y pago por ella nueve vacas".

El padre de la mujer, al escucharlo, le dijo: -"Ud. no entiende. La mujer que eligió cuesta tres vacas, mis otras hijas, más jóvenes, cuestan nueve vacas".
-"Entiendo muy bien", respondió nuevamente el hombre, "me quedo con la mujer que elegí y pago por ella nueve vacas".

Ante la insistencia del hombre, el padre, pensando que siempre aparece un loco, aceptó y de inmediato comenzaron los preparativos para la boda, que iba a realizarse lo antes posible.

El marinero amigo no lo podía creer. Pensó que el hombre había enloquecido de repente, que se había enfermado, que se había contagiado una rara fiebre tropical. No aceptaba que una amistad de tantos años se iba a terminar en unas pocas horas. Que él partiría y su mejor amigo se quedaría en una perdida islita del Pacífico.

Finalmente, la ceremonia se realizó, el hombre se casó con la mujer nativa, su amigo fue testigo de la boda y a la mañana siguiente, partió en el barco, dejando en esa isla a su amigo de toda la vida.

El tiempo pasó, el marinero siguió recorriendo mares y puertos a bordo de los barcos cargueros más diversos y siempre recordaba a su amigo y se preguntaba: qué estaría haciendo?, cómo sería su vida?, viviría aún?.
Un día, el itinerario de un viaje lo llevó al mismo puerto donde años atrás se había despedido de su amigo. Estaba ansioso por saber de él, por verlo, abrazarlo, conversar y saber de su vida.
Así es que, en cuanto el barco amarró, saltó al muelle y comenzó a caminar apurado hacia el pueblo.
Donde estaría su amigo?, Seguiría en la isla?, Se habría acostumbrado a esa vida o tal vez se habría ido en otro barco?.

De camino al pueblo, se cruzó con un grupo de gente que venía caminando por la playa, en un espectáculo magnífico.
Entre todos, llevaban en alto y sentada en una silla a una mujer bellísima. Todos cantaban hermosas canciones y obsequiaban flores a la mujer y esta los retribuía con pétalos y guirnaldas.
El marinero se quedó quieto, parado en el camino hasta que el cortejo se perdió de su vista. Luego, retomó su senda en busca de su amigo.
Al poco tiempo, lo encontró. Se saludaron y abrazaron como lo hacen dos buenos amigos que no se ven durante mucho tiempo.
El marinero no paraba de preguntar: -Y cómo te fue?, -Te acostumbraste a vivir aquí?, -Te gusta esta vida?, -No querés volver?. Finalmente se anima a preguntarle: -Y como está tu esposa?.
Al escuchar esa pregunta, su amigo le respondió: -"Muy bien, espléndida. Es más, creo que la viste llevada en andas por un grupo de gente en la playa que festejaba su cumpleaños".
El marinero, al escuchar esto y recordando a la mujer insulsa que años atrás encontraron lavando ropa, pregunto: -"Entonces, te separaste?, No es misma mujer que yo conocí, no es cierto?.
-"Si" dijo su amigo, "es la misma mujer que encontramos lavando ropa hace años atrás".
-"Pero, es muchísimo más hermosa, femenina y agradable. cómo puede ser?", preguntó el marinero.
-"Muy sencillo" respondió su amigo. -"Me pidieron de dote 3 vacas por ella, y ella creía que valía 3 vacas. Pero yo pagué por ella nueve vacas, la traté y consideré siempre como una mujer de nueve vacas. La amé como a una mujer de nueve vacas. -Y ella se transformó en una mujer de nueve vacas".

 
Con tan solo una sonrisa, una palabra amable, una palabra de aliento... un “tu puedes”, "eres especial"...  podemos aportar nuestro granito de arena para que las personas se den cuenta de su verdadero valor…

Siria Grandet –Consultora de Feng Shui Clásico y Astrología China
Fuente: Armonizando tu vida

Enseñanza de Buda: "Ni tu ni yo, somos ya los mismos"



El Buda fue el hombre más despierto de su época. Nadie como él comprendió el sufrimiento humano y desarrolló la benevolencia y la compasión. Entre sus primos, se encontraba el perverso Devadatta, siempre celoso del maestro y empeñado en desacreditarlo e incluso dispuesto a matarlo.

Cierto día que el Buda estaba paseando tranquilamente, Devadatta, a su paso, le arrojó una pesada roca desde la cima de una colina, con la intención de acabar con su vida. Sin embargo, la roca sólo cayó al lado del Buda y Devadatta no pudo conseguir su objetivo. El Buda se dio cuenta de lo sucedido permaneció impasible, sin perder la sonrisa de los labios.

Días después, el Buda se cruzó con su primo y lo saludó afectuosamente.

Muy sorprendido, Devadatta preguntó:
--¿No estás enfadado, señor?
--No, claro que no.
Sin salir de su asombro, inquirió:
--¿Por qué?

Y el Buda dijo:
--Porque ni tú eres ya el que arrojó la roca, ni yo soy ya el que estaba allí cuando me fue arrojada.
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Todo está en constante cambio, incluso las células de nuestro cuerpo se encuentran en constante renovación…
 
Siempre estamos en constante aprendizaje. Nosotros ya no somos los mismos que hace dos años por ejemplo; hemos cambiado nuestra forma de pensar, de sentir y de ver el mundo… Ni siquiera somos los mismos de ayer… nuestra comprensión de las cosas es ahora totalmente distinta, por lo tanto ya no somos los del pasado, ¡Cada día tenemos la oportunidad de escribir  una nueva página en nuestra vida!...
 
No debemos identificarnos a nosotros mismos o a las personas que nos rodean con lo que fuimos, sino con lo que ahora somos.

Siria Grandet- Consultora de Feng Shui Clásico y Astrología China (BAZI)
Fuente: Armonizando tu vida

miércoles, 6 de marzo de 2013

Cuento Sufí: Chiles picantes... (la necedad)


El célebre y contradictorio personaje sufí Mulla Nasrudín visitó la India.
Llegó a Calcuta y comenzó a pasear por una de sus abigarradas calles. De repente vio a un hombre que estaba en cuclillas vendiendo lo que Nasrudín creyó que eran dulces, aunque en realidad se trataba de chiles picantes. Nasrudín era muy goloso y compró una gran cantidad de los supuestos dulces, dispuesto a darse un gran atracón.

Estaba muy contento, se sentó en un parque y comenzó a comer chiles a dos carrillos. Nada más morder el primero de los chiles sintió fuego en el paladar. Eran tan picantes aquellos “dulces” que se le puso roja la punta de la nariz y comenzó a soltar lágrimas hasta los pies. No obstante, Nasrudín continuaba llevándose sin parar los chiles a la boca. Estornudaba, lloraba, hacía muecas de malestar, pero seguía devorando los chiles.
Asombrado, un paseante se aproximó a él y le dijo:
- Amigo, ¿no sabe que los chiles sólo se comen en pequeñas cantidades?

Casi sin poder hablar, Nasrudín comento:
– Buen hombre, créeme, yo pensaba que estaba comprando dulces.

Pero Nasrudín seguía comiendo chiles. El paseante dijo:
– Bueno, está bien, pero ahora ya sabes que no son dulces.
- ¿Por qué sigues comiéndolos?

Entre toses y sollozos, Nasrudín dijo:
– Ya que he invertido en ellos mi dinero, no los voy a tirar!

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A veces, en algunas situaciones de nuestra vida, actuamos con la misma necedad que narra este cuento... aún a sabiendas de que lo que estamos haciendo es incorrecto, no es lo que esperábamos o nos está causando daño,  nos aferramos a ello porque  no queremos aceptar que nos equivocamos y/o que el esfuerzo empleado a sido en vano…  nos da miedo tener que volver a empezar y preferimos seguir auto-engañándonos; en la aparente comodidad de lo conocido… esto lejos de arreglar las cosas, las empeora. Es mejor una retirada a tiempo…

No importa cuánto tiempo, dinero y esfuerzo te haya costado; si no te da felicidad,  toma las riendas de la situación… quédate con lo bueno que te pueda aportar y desecha lo que ya no te sirve para tu crecimiento y bienestar.

"Una retirada a tiempo vale más que mil victorias" Napoleón
"Si puedes ganar la batalla, lucha; si no, retírate". Mao Tse Tung

Siria Grandet –Consultora de Feng Shui Clásico y Astrología China (Ba Zi)
Fuente: Armonizando tu vida

Enseñanza Zen: "La cascada"... La naturaleza de la vida.



Confucio y sus estudiantes fueron a una excursión fuera de la ciudad. Su intención era aprovechar la ocasión para entablar una conversación entre ellos acerca del Tao, estaba pensando en eso cuando uno de los estudiantes se acercó a él y le preguntó: “¿Maestro, ha estado alguna vez en Liu Liang? ¡No está lejos de aquí!”

Confucio respondió: “He oído mucho acerca de ella, pero nunca la he visto con mis ojos. Se dice que es un lugar de una gran belleza natural”

“¡Es bellísimo!”, dijo el estudiante. “Liu Liang es conocido por sus majestuosas cascadas. Está a 2 ó 3 horas de camino y el día es joven aún Maestro, si usted desea ir allá, yo estaré honrado de servir de guía”

Confucio pensó que era una espléndida idea así que, todo el grupo se dirigió a Liu Liang, caminando y platicando. Un estudiante comentó: “Yo crecí cerca de una cascada y en verano iba siempre a nadar con otros niños del lugar”.

El primer estudiante explicó: “Estas cascadas que veremos no son así, el agua viene desde muy alto, así que trae muchísima fuerza cuando cae. Definitivamente no te gustaría nadar ahí”

Confucio dijo: “Cuando el agua trae tanta fuerza no se pueden encontrar ni peces ni tortugas cerca de ella. Esto es interesante porque sabemos que el agua es su elemento natural”

Después de un rato pudieron distinguir a lo lejos, entre la bruma, a la cascada. A pesar de estar aún muy lejos, pudieron apreciar su majestuosidad, justo como el primer alumno la había descrito.

Otra hora de caminata los acercó aún más y ahora podían escuchar claramente su profundo y vibrante sonido.

Los alumnos subieron a un risco para lograr verla completa. Todos exclamaron al ver a un hombre entre los feroces remolinos del agua girando locamente en todas direcciones de la aterrorizante corriente.

“¡Rápido a la cascada!” ordenó Confucio. “El hombre debe haber caído ahí por accidente o tal vez es un suicida, de cualquier manera, si podemos, debemos salvarlo”

Se apresuraron tanto como pudieron. “Es inútil Maestro”, replicó un estudiante. “Cuando lleguemos allá, el se habrá ido tan lejos que será imposible hacer algo por él”


“Tal vez tengas razón” respondió Confucio, “sin embargo, cuando la vida de un hombre está comprometida debemos hacer todo el esfuerzo posible por ayudarlo”.

A medida que iban descendiendo iban perdiendo la imagen del hombre en la corriente. Momentos más tarde entraron en un bosque antes de poder llegar a la orilla. Una corta distancia río abajo, hacia la cascada. Ellos esperaban ver el cuerpo sin vida del hombre flotando. En vez de eso, lo vieron nadando tranquilamente lejos de la caída de la cascada con su largo cabello flotando y cantando a viva voz, evidentemente disfrutando. Todos estaban atónitos.

Cuando salió del agua, Confucio se dirigió para hablar con él:

-“Señor, pensé que era usted un ser sobrenatural, pero después de una cercana observación, veo que es una persona común y corriente, en nada es diferente a nosotros. Nos disponíamos a salvarlo, pero veo que no es necesario”.

-El hombre le respondió a Confucio: “Siento mucho si les causé una seria preocupación. Esto es solo una actividad trivial y recreativa de la cual disfruto de vez en cuando”.

-“Usted dice que es trivial pero a mí me parece increíble. ¿Cómo es posible que usted no haya sido dañado por la corriente? ¿Tiene usted algún entrenamiento especial?”

-“No, no tengo ningún entrenamiento ni nada parecido, simplemente sigo la naturaleza del agua, así es como inicié con esto, he desarrollado un hábito y lo he convertido en algo de lo que he disfrutado muchísimo a lo largo de toda mi vida”

-“¿Seguir la naturaleza del agua?, ¿Podría hablarnos de ello con más detalle?, ¿Como exactamente se puede seguir la naturaleza del agua?”

-“Bueno…no pienso mucho en ello. Si tengo que describirlo, le diré que cuando el torrente de agua se arremolina a mi cuerpo yo giro con ella. Si una fuerte corriente me lleva hacia abajo yo nado hacia abajo y así es como lo hago. Estoy muy atento en cuanto a que, llegando a la rivera, la corriente se invierte, se levanta y regresa hacia adentro. Cuando esto ocurre yo ya lo estoy anticipando así que yo también me levanto y nado por ella.”

-“¿Así que usted trabaja con la corriente y no solamente se deja llevar por ella?”

-“Es correcto, a pesar de que el agua es extremadamente fuerte, es también una amiga que he llegado a conocer a través de los años, de tal manera que, puedo sentir lo que ella desea, así que yo hago lo que percibo que ella quiere, sin tratar de manipularla o de imponerle mi voluntad.”

-“¿Cuánto tiempo le ha tomado el que todo esto sea parte de su vida?”

-“No podría decirlo, nací aquí, así que, la cascada es algo muy familiar para mí. Crecí jugando con estas poderosas corrientes, así que siempre me he sentido confortable con ella, de tal manera que el que pueda hacer esto es simplemente el resultado natural de un hábito de toda la vida. Para serle totalmente franco no entiendo porque puedo hacerlo tan bien, para mí es solamente una manera de disfrutar”.

-Confucio le agradeció y regresó con sus alumnos, el sonreía porque sabía exactamente cuál sería el tema de conversación durante el viaje de regreso a casa.


Esta historia contiene toda la esencia de la Filosofía China; es hora de que tomemos el control de nuestra vida, de ser proactivos y no solo dejarse llevar por la corriente… fluir sin resistencias, sin calificar las cosas o circunstancias como buenas o malas; tomando cada suceso  en tu vida como un aprendizaje.

Siria Grandet –Consultora de Feng Shui Clásico y Astrología China (4 Pilares del Destino)
Fuente: Armonizando tu vida

Feng Shui: La casa es un organismo viviente.



Nuestra casa es una extensión del maravilloso ser viviente que es la Tierra.Desde el punto de vista del Feng Shui Clásico, la casa es un organismo viviente con su propia energía; la cual influye en nosotros y a su vez nosotros influimos en ella.

De hecho usted no elige su casa… sino que ella lo elige a usted, de acuerdo con las experiencias que en base a su destino, le toca vivir. Una vez aprendida-transmutada la lección o experiencia que nos brinda la vida, llega la ayuda para mantener nuestra casa en armonía; y en el momento adecuado se presenta la oportunidad para que nos mudemos de casa o local, a un inmueble  acorde con nuestra nueva comprensión.

El considerar a la Tierra como un ser viviente, a quien se le debe respetar y tratar como una madre que nos protege, nos da alimento y cobijo, es común en muchas culturas y tribus a lo largo de nuestras historia. Además de existir una teoría científica que confirma esta creencia.

Chaman Don Juan Matus: 
“Solamente si uno ama esta tierra con pasión inflexible puede uno librarse de la tristeza –dijo don Juan -un guerrero siempre está alegre porque su amor es inalterable y su ser amado, la tierra, lo abraza y le regala cosas inconcebibles. La tristeza pertenece sólo a esos que odian al mismo ser que les da asilo.
Don Juan volvió a acariciar el suelo con ternura.
-Este ser hermoso, que está vivo hasta sus últimos resquicios y comprende cada sentimiento, me dio cariño, me curo de mis dolores, y finalmente, cuando entendí todo mi cariño por él, me enseño lo que es la libertad” Fragmento del libro: Relatos de Poder (Carlos Castaneda).


Teoría de Gaia: La Tierra es un ser vivo
En el año 1969, el científico James Lovelock causo revuelo en la comunidad científica al proponer una teoría que corroboraba las creencias de nuestros ancestros. Lovelock lo llamo GAIA por la antigua diosa de la tierra. este científico fue quien diseño los instrumentos de algunos de los experimentos para buscar vida que la nave Viking había llevado a cabo en la superficie de Marte. Así que sus credenciales como científico eran muy solidas.

Aún cuando el concepto desagrado a la comunidad científica, por parecerles místico, él presento sus argumentos con un método científico ortodoxo. Según su teoría, las pruebas demostraban que toda la biosfera del planeta tierra (osea hasta el último ser viviente que habita en nuestro hermoso planeta, desde las bacterias a los elefantes, las ballenas, las plantas, los minerales, tú y yo) podía ser considerada como un único organismo a escala planetaria en el que todas sus partes estaban casi tan relacionadas y eran tan independientes como las células de nuestro cuerpo.

Según el cientifico James Lovelock, “Gaia (el conjunto de toda la vida en la tierra) es un sistema homeostático. Este sistema que se conserva a sí mismo, no sólo se adapta a los cambios, sino que incluso hace sus propios cambios alterando su medio ambiente siempre que sea necesario para su bienestar”

Las tres suertes:

De acuerdo con la Filosofía China existen Tres Suertes que afectan al ser humano: la Suerte de la Tierrala Suerte del Hombre y la Suerte del Cielo.
La Suerte de la Tierra: Es la energía (Qi) que recibimos de nuestra Madre Tierra.

El Feng Shui Clásico, es el estudio del Qi  (energía) de la Tierra: como corrientes de energía, ubicación, reacciones y efectos en el ser humano. Mediante el uso adecuado de la energía de los elementos de la naturaleza, se logra la armonía en nuestra casa o negocio.

Es por esto la importancia de equilibrar las energías de tu hogar (y/o negocio) con el Feng Shui Clásico. Nuestra casa es una extensión de nuestra Madre Tierra, por lo tanto debemos cuidarla, amarla y agradecerle el que nos de cobijo entre sus paredes.

Es de suma importancia mantenerla limpia y ordenada; con muebles acordes al tamaño de cada habitación, con los colores adecuados para la energía propia de la casa; las paredes bien pintadas, sin problemas de humedad; las ventanas y puertas en buen estado, ubicadas en los sectores correctos para que pueda fluir la energía de prosperidad y armonía en  nuestro hogar o empresa.

La puerta principal es la boca del Qi (energía) de nuestra propiedad;  debe estar en perfecto estado, sin obstrucciones, cuidando que al utilizarla estemos activando*energías favorables (Estrellas) que la fortalezcan y le den la fuerza para nutrirnos con su energía. Lea este artículo: La puerta principal en el Feng Shui Clásico (I)

*Para ello debemos conocer el Mapa Energético de nuestra propiedad.

Recuerde: Nuestra casa es nuestro fuerte, donde nos soltamos porque nos sentimos seguros, donde cargamos nuestras “pilas” y con esta energía salimos a interactuar con el “mundo”, por lo tanto deber ser un lugar lleno de paz, de armonía y felicidad. Siria Grandet

Utilizando la técnica del Feng Shui Clásico, podremos realmente cargar nuestra energía con vibraciones positivas y atraer con mayor facilidad a nuestra vida las situaciones que nos ayudaran a lograr la armonía y prosperidad, tanto en nuestro seno familiar como en lo económico.

Sabemos que nada es casualidad en esta vida, que todo está conectado; por lo tanto tampoco es casualidad que esta información haya llegado a sus manos:"Tanto el Feng Shui Clásico como la Astrología China, son unas maravillosas herramientas que nos ayudaran a tener una vida más plena"

Lea este artículo:¿Ley de la Atracción o Codigo del del Destino? (Las Tres Suertes)
Siria Grandet 
Consultora de Feng Shui Clásico 
y Astrología China (Ba Zi)
Fuente: Armonizando tu vida

Enseñanza de Buda: "Claridad mental"



Un día cuando caminaba por una región montañosa Gahutama Buda, bajo el sol del mediodía le dijo a su discípulo Ananda: cuando atravesamos las montañas pasamos un arroyo, puedes retroceder el camino y traerme un poco de agua.

Ananda deshaciendo el camino llegó al agua pero cuando estuvo allí se dio cuenta de que unas carretas acababan de atravesarlo embarrándolo todo. Las hojas muertas que antes yacían en el fondo, ahora flotaban sobre el agua y no era bebible, no podía llevársela a Buda, así que regresó, además sabía que más adelante corría otro río de aguas cristalinas.

Buda le dijo: Vuelve otra vez porque cuando pasamos ese agua era pura y cristalina.
Ananda protesto: Entiéndelo, entre que llegamos aquí pasaron unas carretas por el riachuelo y el agua ya no es bebible.

Buda le dijo: Lo sé, ve y siéntate en la orilla, lleve el tiempo que lleve. Siéntate y no te metas en la corriente porque si te metes en ella la ensuciaras de nuevo, solo observa y no hagas nada, el barro se asentará, entonces llena mi cuenco y regresa.


Ananda se sentó a esperar y esperando vio que el barro y las hojas se iban asentando despacito dejando el agua clara y pura tal cual es su naturaleza, lleno el cuenco y comprendió lo que Buda intentaba decirle.


"No te metas en el río, no sigas la corriente de tu mente, espera en la orilla y observa la naturaleza de tu mente; es esa claridad cristalina, ensuciada por pensamientos y emociones pasajeros".


Aún cuando las situaciones se vean turbias como el agua del rio en esta historia y sintamos desesperación, lo único que tenemos que hacer es detener el dialogo interior… mantenernos tranquilos y solo observar los pensamientos que llegan a nuestra mente, sin identificarnos con ellos, sin darles fuerza… solo observar.  Poco a poco la mente se aclarara y podremos ver-comprender las cosas como realmente son… de esta manera tomaremos las mejores decisiones y fluiremos armónicamente en cada situación que se nos presente.

Cuando tu mente se encuentra en silencio, puedes escuchar tu sonido interior… tu verdadera esencia.

Siria Grandet -Consultora de Feng Shui Clásico y Astrología China (Ba Zi)

Fuente: Armonizando tu vida